Día 11: el momento que Vicky Sauze Valdez tanto soñó

  TÉLAM

Las jugadoras rotan bajo el calcinante sol japonés del mediodía y ella sigue ahí. Los relojes no pueden detenerse porque perdemos la noción del tiempo, y Victoria Sauze Valdez es el reloj que marca la hora de Las Leonas. Sin Vicky al equipo le falta el pistón que hace funcionar el motor. Por eso Carlos Retegui la mantiene todo lo posible en acción. El coach cierra los ojos cuando de la mitad de la cancha se trata. Vicky le proporciona una tranquilidad absoluta. A él y a sus compañeras. Todo eso representa la tucumana: el equilibrio, la jerarquía, el quite, el pase seguro, la ubicación ideal. En ese reparto de funciones que articula un equipo, a Sauze Valdez le toca ser la amalgama que une todas las piezas.

Con 30 años, Sauze Valdez está lista para jugar la semifinal olímpica. El momento justo de una carrera marcada por el sacrificio, que implicó dar el salto desde su lugar en el mundo -Tucumán Rugby- a River Plate, donde Sergio Vigil puso en marcha el proyecto hockey.  El ADN de Vicky es puro deporte: papá Ricardo y mamá Romy registran una vida en las canchas, el destino Leona parecía marcado desde siempre. Y en Tokio ella está siendo fiel a la tradición de un seleccionado que se mantiene en la elite de los mejores y mira con ansia lo que hasta aquí le fue esquivo: el oro en los Juegos.

Las Leonas jugaron el partido perfecto contra Alemania, en lo individual y en lo colectivo. Contra India necesitan repetir la receta. Ya no hay margen para esa clase de equivocaciones. Frente a las alemanas el equipo recuperó el gol (fue 3-0, pudieron ser más) y encontró rendimientos excepcionales en todas las líneas. Lo bueno es el convencimiento de las jugadoras: “todavía no ganamos nada”, repiten.

También fue perfecto el partido de Argentina contra Estados Unidos, una paliza (3-0) que tracciona al equipo en los durísimos cuartos de final del voley olímpico. Las tres victorias seguidas del seleccionado y el alza en la curva de rendimiento equilibran un poco las cosas frente a un equipo italiano poderoso pero no del todo regular en Tokio. De Cecco, Conte, Lima y compañía van por el pase a semifinales conscientes de que necesitan otra actuación perfecta.

Y perfecta tendrá que ser la tarea de la Selección de básquet contra la favorita Australia. Hará falta un deja vú de lo vivido en el Mundial de China, cuando Francia parecía el techo para las aspiraciones y Argentina lo perforó jugando un partido perfecto. Australia llegó a los Juegos con la misión de disputarle el oro al Dream Team, todo lo que aparece en el medio le suena a relleno. Eso favorece ampliamente a un equipo como que el capitanea Luis Scola, tan acostumbrado a la épica.

Agustín Vernice intentará mezclarse con los mejores del canotaje mundial. Pasó la primera serie con solvencia, en la semifinal la vara se eleva. Clasificarse a la final sería una victoria enorme para el deporte argentino, en el que Vernice brilla desde el título conseguido en el Mundial Sub-23. El dato subraya la calidad del viaje emprendido por Vernice hacia la cita olímpica: nada de lo que viene haciendo es casual. Quienes siguieron de cerca sus entrenamientos en Tafí del Valle pueden corroborarlo.

Y hablando de perfección, imposible no referirse a la neerlandesa Sifan Hassan. No sólo por haber ganado su serie de los 1.500 metros después de tropezarse con una rival y rodar por la pista; también por el triple objetivo que se fijó: el oro en los 1.500, los 5.000 (ya lo consiguió) y los 10.000 metros. Más histórico, imposible. El atletismo sigue emocionando gracias a portentosas actuaciones, como las entregadas por la boricua Jasmine Camacho-Quinn (oro en los 100 metros con vallas) y el griego Mitiadis Tentoglou (campeón de salto en largo tras una apasionante definición con el cubano Juan Miguel Echeverría).

Un último dato, siguiendo con la metáfora de la perfección: el cubano Mijaín López conquistó el cuarto oro olímpico consecutivo en la categoría de 130 kilos de lucha grecorromana. Los festejos en Beijing, Londres, Río y Tokio le permitieron superar el récord que compartía con el ruso Alexander Karelin. Queda por ver a Simone Biles, inscripta para competir en la prueba de viga. La gimnasta estadounidense le abrió su corazón al mundo y ahora esperamos verla haciendo magia. Tendrá la hinchada más grande que pudo haber imaginado.

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