Ladran Sancho, señal de que no llegamos

Ladran Sancho, señal de que no llegamos

Me verás caer

Jueves 12 de agosto de 2021. Fría mañana de invierno. Se recordaban las PASO de 2019. Los operadores locales sentían un cierto dolor de estómago. Recordaban cómo los activos financieros argentinos habían experimentado una de las mayores pérdidas de la historia.

“Ese viernes previo a las elecciones me fui a dormir ‘comprado’. Mis bonos valían U$S 102. El lunes siguiente, 12 de agosto de 2019, cerraron a U$S 70. No pararon de caer. Ni en ese entonces, ni hoy”, señalaba un inversor nostálgico.

Al mercado de acciones no le fue mucho mejor. El índice líder perdió en una sola rueda un 46% medido en dólares. Tampoco dejó de caer. La baja acumulada alcanza un 60% en moneda dura.

Dos años después, entre la melancolía de inversores que entre anécdotas se lamían viejas heridas, la jornada transcurría tranquila. El dólar libre había aflojado gracias al ingreso masivo del exterior producto del vencimiento de bienes personales. Al achicarse la diferencia entre el dólar CCL “libre” y el “subsidiado” por el BCRA, el “rulo” había perdido atractivo. Por ende, las intervenciones por parte de la Autoridad Monetaria, habían mermado.

Ese jueves parecía un día calmo, calmo como el mar cuando se retira de la costa y anticipa un tsunami. Era un jueves, y como todos los jueves, se reunía el Directorio del BCRA.

Restringen la compra de dólares “legales”

“La operación no podrá realizarse. Estamos adecuándonos a la nueva normativa. Por favor contactarse con su asesor” se leía en cualquier plataforma de inversiones online. El mercado ya había arrancado, pero no podían concertarse operaciones de venta de títulos en moneda extranjera.

“Cortaron el rulo. No podés vender contra cable si no tenés cuenta bancaria off shore a tu nombre. Pero siempre queda la clásica opción del CCL tradicional: comprar la especie, transferirla al exterior y recién vender en la cuenta off shore” se leía en un chat caliente de mercado.

En un nuevo intento de deprimir el apetito por el dólar, el BCRA inauguró nuevas restricciones que imposibilitan a un inversor a dolarizar sus ahorros a través de la compra-venta de bonos si es que no cuenta con una cuenta bancaria en dólares local (dólar mep) o cuenta bancaria en dólares off shore (dólar CCL).

El inconveniente atenta principalmente contra los pequeños inversores, que mayormente no tienen cuentas bancarias en el exterior y por ende dejaban sus dólares en custodia del ALyC donde operaban.

“El problema es que los ALyCS se convirtieron en casas de cambio. Esto no sucedería si pudieras comprar libremente dólares en el banco. Pero ponen más trabas a un dólar que es completamente legal y blanco”, renegaba un trader de bonos.

La restricción a la compra de dólares en el mercado formal no cesará la demanda. La trasladará al mercado informal que ya acusó recibo. El dólar blue opera por arriba de los $180.

La política económica a merced de la campaña política

“En Argentina no te aburrís nunca. A esta altura perdimos la capacidad de asombro. Evidentemente el que hizo la norma en su vida operó en el mercado” se quejaban en uno de los múltiples zooms de la jornada.  

¿Qué pasa si cobras dividendos en dólares?  ¿Y si rescatas de un fondo común en dólares? ¿Si ya tenés dólares en cuenta comitente? ¿Y con las operaciones ya concertadas pendientes de liquidar? El desconcierto y enojo era importante.

En el sistema financiero formal, BCRA regula a bancos pero no a ALyCs. Los participantes del mercado de capitales estuvieron deshojando margaritas esperando algún tipo de aclaración de CNV, su regulador, que nunca llegó. Ante su silencio, cada uno hizo su propia interpretación. La falta de coordinación de ambas entidades produjo una suspensión masiva de la compra de dólares vía bonos. En Argentina limitar o prohibir la dolarización, es mala palabra.

“La excusa de la norma fue la de dar trazabilidad. Implica la confirmación de que no llegan a las elecciones. A este ritmo de intervención nos quedábamos sin dólares. Todo indica que hay que salir de pesos, irse a CER (inflación) y dólar linked (devaluación)”, remataba un analista económico.

Emisión, inflación y brecha

“Felicitaciones ministro Guzmán. Con la inflación del 3% de julio alcanzamos en 7 meses el 29% proyectado para todo el año. Es la única meta sobrecumplida en su gestión”, bromeaban economistas tras conocerse el dato del mes pasado.  

La pérdida de poder adquisitivo producto del aumento de precios llevó al anuncio de medidas con fines electorales. El total de la inyección adicional de pesos en la economía alcanzaría un 1% del PBI. El financiamiento de ese paquete se seguirá haciendo vía emisión monetaria.

Sólo en los últimos 45 días el BCRA le giró al Tesoro $430.000 millones. Tal inyección de dinero busca dinamizar el consumo y quizás lo haga por un tiempo. Pero en época de elecciones el argentino promedio buscará dolarizarse a cualquier precio. Fomentar el ahorro en moneda doméstica no se logrará vía prohibición de la compra de moneda extranjera. Mientras más prohíban el dólar, mayor será su demanda.

Fue tanto el caos generado por las nuevas normas que opacó la verdadera gran noticia de la semana. La Fintech Ualá alcanzó una valuación de U$S 2.450 millones, superior a la de jugadores del sistema financiero tradicional como Grupo Galicia.

Aún hay talento en Argentina, y mucho. El mismo país capaz de destruir valor, también puede generarlo. Es la dicotomía argentina. La verdadera grieta a la que nos enfrentamos todos los días. Esa sensación de amor-odio tan bien reflejada por la eterna María Elena Walsh. Argentina es así. Me duele si me quedo. Pero me muero si me voy.

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