Filosofía fuera de los templos académicos

Propuesta unida a las circunstancias y los problemas concretos.

12 Septiembre 2021

DIVULGACIÓN

FILOSOFÍA DE SENTIDO COMÚN 

JAVIER VILANOVA ARIAS 

(Guillermo Escolar editor - Madrid)

Los términos “filosofía“ y “sentido común”, juntos en el título, parecen ser una contradicción. O una tautología. Puede verse como el imperialismo filosófico más puro: la filosofía toma la calle; o bien puede considerarse como la capitulación de la madre yerma de las ciencias ante el refranero de las abuelas.

El autor tiene la destreza de combinar las operaciones: la filosofía sale de los templos académicos, pero al atravesar esos muros pierde la inocencia -o la culpa- de su sectarismo.

El doctor Vilanova cuenta que es parte de una estirpe de encargados de estación ferroviaria, que su abuelo se cansó de ver a la gente tomar decisiones apresuradas, perdiendo el carro o subiéndose al tren equivocado. “Hai que pensar coa cabeciña“, les repetía el abuelo.

Esa es su idea de sentido común, no es el acervo conservador de modelos que se nos suele recordar con el dedo índice apuntando al cielo. Se busca una filosofía real, directa, unida a las circunstancias y los problemas concretos.

Un problema de la ola divulgadora de la filosofía es precisamente que suele hacer piruetas para que los legos entiendan difíciles nociones de la disciplina, pero en el mejor de los casos la bajada a la realidad se basa en la última película de Batman, o en Matrix. La tendencia es ilustrar nociones para que la mayor cantidad de gente posible pueda deletrear “universabilizabilidad“.

Al contrario de este profesor de la Universidad Complutense que, para dar una idea, en las primeras páginas trata sobre la libertad, los deseos y el freno y el desenfreno. Es el texto de una charla que el ferroviario-filósofo diera en el Centro Penitenciario de alicante, frente a reclusos y funcionarios penales.

© LA GACETA

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