La desarticulación de una banda narco en el sur de la provincia ha dejado muchas aristas para analizar. El grupo que fue atrapado tenía la ciudad de Alberdi como centro de operaciones para distribuir sustancias en municipios cercanos, en Termas de Río Hondo y en Catamarca. Era una organización que tenía hasta un centro de venta en la misma cuadra donde vive la intendente de Juan Bautista Alberdi. Ese dato no complica de ninguna manera a la funcionaria, pero deja al descubierto la audacia del líder de este grupo que eligió ese lugar sin preocuparse de que allí viva una persona prominente de la ciudad.
Las investigaciones recientes han determinado que el sector sur de la provincia ha sido elegido para establecer centros de acopio. En 2018, en una finca de Monteagudo, se hallaron 275 kilos de marihuana que luego se probaría que era de un grupo que espera ser enjuiciado en Catamarca. También en ese año, en Monteagudo, desde una avioneta se arrojaron 273 kilos de la misma sustancia. Y al año siguiente, la División Antidrogas de Tucumán de la Policía Federal desarticuló una banda multiprovincial que tenía como centro de operaciones la localidad de Arcadia.
En una nota publicada por nuestro diario, el obispo José Antonio Díaz había advertido sobre el avance del narcomenudeo en el sur tucumano. Ya lo habían hecho, en junio de 2019, el juez federal catamarqueño Alejandro Contreras, que informó que las localidades del sur tucumano siempre aparecían en las investigaciones contra grupos de narcotraficantes. En junio, el crimen del arquitecto Sergio “Checho” Juárez movilizó a toda Concepción. En una reunión que contó con los representantes de los tres poderes de esa ciudad, la jueza Elena Grellet fue contundente: “Antes, detrás de una acción delictual estaba el consumo del alcohol; ahora lo está el de las drogas o estupefacientes”.
El Gobierno provincial está atento a la situación. En menos de cuatro años, invirtió dinero para que se instalaran dos bases de Gendarmería Nacional para que la zona pueda contar con mayor vigilancia. Primero fue la base de Capitán Cáceres y ahora la de Aguilares, inaugurada por el presidente Alberto Fernández. Pero hasta el momento los resultados no han sido los esperados. No sólo está a la vista que los grupos narcotraficantes se van adueñando de la zona, sino que además ninguna de las investigaciones o secuestros fue realizada por esa fuerza federal.
En lo que se refiere a la persecución penal, el operativo que desarrolló la Digedrop en Alberdi es el primero de importancia que se desarrolla en los últimos dos años. La pandemia castigó aún más a la Justicia Federal de nuestra provincia que no tiene ni los recursos humanos ni tecnológicos para hacer frente al narcotráfico. Mientras tanto, la frontera sigue avanzando. El miércoles, en Rosario de La Frontera se detuvo a personas que tenían instalada una cocina de cocaína en esa ciudad cercana a Tucumán.
Monseñor Díaz también se había quejado abiertamente que no había lugares en la provincia para rehabilitar a jóvenes adictos. La falta de lugares de asistencia es un problema que se viene discutiendo desde hace varios años. Es cierto que se abrieron espacios, pero son insuficientes, especialmente para los habitantes del interior y mujeres, ya que el único centro de internación público es para hombres. Se trata de un problema complejo, con varias aristas, que requieren atención urgente.