Desafíos y prioridades para el ciclo lectivo 2022

27 Octubre 2021

El gravísimo impacto que tuvo la pandemia de coronavirus en la educación de los niños y niñas de la Argentina es irrefutable. Las cifras son elocuentes: alrededor de 1,5 millón de alumnos de todo el país abandonaron la escuela (25.000 en Tucumán) y se calcula que siete de cada 10 estudiantes tienen problemas para comprender un texto. Tras un 2020 bajo la modalidad remota y una primera mitad de 2021 con asistencia alternada y cierres intermitentes, el panorama parecía allanarse a partir de la vuelta del receso invernal. Sin embargo, más de la mitad de las escuelas públicas no pudieron garantizar clases 100% presenciales entre agosto y septiembre, según Flacso. Por ello, la reciente decisión del Consejo Federal de Educación de imponer más días de cursado durante 2022 es saludable.

Desde 2003, la ley 25.864 impone un objetivo de 180 días de clases. Luego, en 2011, el Consejo Federal de Educación aprobó la resolución 165, con la idea de avanzar en una meta de 190 días de clases. Por cuestiones sindicales, logísticas y hasta climáticas, ninguna provincia del país ha sostenido ese objetivo desde entonces. De ahí que el desafío planteado nuevamente suene ambicioso, más en un contexto en el que aún se desconoce cómo evolucionará la pandemia en los próximos meses.

La disposición, lógicamente, genera preguntas que, por ahora, carecen de respuestas. Ante una consulta de este diario, el ministro de Educación, Juan Pablo Lichtmajer, dijo que se escucharán todas las voces. “Hay tiempo de trabajar, como lo hacemos siempre, para llegar a decisiones consensuadas que, a la vez, nos permitan cumplir con lo que establece el Consejo Federal de Educación, siendo respetuosos de los tiempos y la idiosincrasia de cada jurisdicción”, respondió. Entre los gremios docentes no hay una postura unánime. “Nos parece bien que se sumen días en la medida en que se tienda a mejorar la calidad educativa y no se desconozcan las condiciones climatológicas con temperaturas que rondan los 40º en diciembre”, advirtió David Toledo, titular de ATEP.

Como en cada paso que se ha dado desde que las condiciones sanitarias lo permitieron, resulta trascendente que las autoridades y todos los sectores que integran la comunidad educativa dialoguen para encontrar el mejor modo de recuperar el tiempo perdido y aprovechar esos nuevos días de cursado. La falta de conectividad, con casi la mitad de los chicos del país sin acceso a computadoras hogareñas o a servicios de internet domiciliario, ha sido uno de los mayores obstáculos. Por eso es claro que la vuelta sostenida a la presencialidad escolar encierra no pocos desafíos, en particular por los cambios de hábitos que provocó la educación remota y por la disparidad de aprendizaje entre los alumnos.

Desde luego, recuperar a los alumnos que salieron del sistema y lograr un cursado ininterrumpido deben ser las prioridades de las autoridades para el ciclo lectivo 2022. Todo esto debe ir complementado con los cuidados ya aprendidos en este tiempo: testeos suficientes y continuidad de los protocolos que brinden seguridad a todas las familias. En España lograron de esa manera mantener abiertas 430.000 aulas durante toda la pandemia, con menos del 2% que debió entrar en cuarentena y con 175 días de clases presenciales en el ciclo lectivo que concluyó. Es en la escuela, como lugar físico, en donde los niños se igualan, sociabilizan, aprenden y, en especial, reciben ejemplos y modelos a seguir.

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