Entre la euforia y el infarto, si San Martín no sufre no vale

CON TODO. Dematei se cruza ante Cano para que Sand controle un ataque de San Martín. CON TODO. Dematei se cruza ante Cano para que Sand controle un ataque de San Martín. LA GACETA / FOTO DE FRANCO VERA

Desde pasado el mediodía los colores rojos y blancos comenzaron a pupular por diferentes rincones de la ciudad. Había clima de fiesta en Ciudadela. El equipo debía ganar para subirse a la cima y, con más empuje que con fútbol, lo consiguió en el final del partido ante Agropecuario. Fue un 1 a 0 muy sufrido, que llevó a la multitud que acompañó al “Santo” a transitar por casi todos los estados de ánimo. De la euforia del comienzo al primer sofocón pasaron 21 minutos. El gol anulado por offside de Emanuel Dening anunciaba una tarde algo más que emocionante. Ni hablar cuando 10 minutos más tarde Lucas Cano definió apenas desviado al segundo palo del arquero visitante. Un sostenido “¡uuuuhhh!”, desde los cuatro costados, retumbó entre lamentos y maldiciones. No había llegado mucho el equipo de Pablo De Muner, pero esa fue la más clara del primer tiempo.

A medida que pasaban los minutos la tensión se fue apoderando de las tribunas. Ni hablar cuando otra vez Dening partió adelantado en el segundo gol anulado a la visita.

Sin una actuación lúcida y con la soga al cuello, San Martín salió a buscar la punta con lo que le quedaba. A tres minutos del final Matías Ballini se puso de nuevo el traje de salvador y con su gol sacó a flote un partido que mandará esta semana a muchos fanáticos al cardiólogo. Es que mientras ya se esbozaban las primeras estrofas del clásico “va a volver, el ‘Santo’ va a volver”, Ezequiel Parnisari puso el empate ¡a los 93! Pero otra vez un brazo en alto devolvió las almas a esos cuerpos que, empapados por la lluvia, ahora sueñan con otro baño de gloria.

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