Una revisión de los mitos que culpan a la mujer de todo mal

“Aire de salamanca” propone contar el lado oculto de tres leyendas norteñas. Desde la dirección, Lulú Torrens alienta la lucha femenina.

DESDE LA TIERRA A LA ALTURA. La puesta de “Aire de salamanca” reúne distintas disciplinas escénicas. DESDE LA TIERRA A LA ALTURA. La puesta de “Aire de salamanca” reúne distintas disciplinas escénicas.

Puede llamar a confusión, pero de entrada Lulú Torrens aclara que su espectáculo actual “Aire a salamanca” es distinto del que estrenó hace cuatro años con el mismo nombre. “Repito el título sólo porque a mí me gusta mucho y cerraba en la idea de puesta. No son los mismos mitos ni historias que encaramos en 2017; sólo se repite la Telesita, pero con mucha más profundidad en lo que contamos”, le dice a LA GACETA.

El espectáculo reúne distintas disciplinas escénicas en las interpretaciones de Luna Rael Quiroga, Daniela Fernández, Florencia Moris y Agostina Galantini, y se repondrá hoy a las 21 en La Gloriosa (San Luis 836). Torrens asume la dirección de la propuesta, con coreografías aéreas de Fernández y de piso de Luján Arroyo.

“En los relatos elegidos, la mujer es la protagonista, pero la construcción social proyecta una imagen terrorífica y absolutamente falsa de ella. Tomamos la Llorona, la Telesita y la Mulánima para contar la verdad que no queremos ver por miedo a descubrir nuestro lado oscuro”, afirma la directora.

- ¿La estética es distinta?

- Sí, hay una nueva estética de la obra porque en la versión homónima de 2017 que era solo teatro físico, y recién estábamos experimentando el teatro aéreo. En el proceso de estos años fuimos estudiando y me dí cuenta de que podía amalgamar las tres disciplinas que abordo: la danza, el teatro y el circo. Así encaré ahora un apuesta en escena que tiene que ver más con lo teatral, con el agregado de textos y acciones propias del teatro clásico, junto con las acrobacias y los bailes.

- ¿Sumar la palabra genera una dimensión distinta en la puesta?

- La palabra le da un peso al mensaje que quiero dejar en el espectador. Estos mitos hablan sobre la mujer, pero no cuentan las historias que hay detrás de ellas, que es lo que desarrollamos en la puesta. Lo que queremos es contar por qué ellas son mal llamadas brujas o vistas siempre como un demonio que incita a hacer el mal. Son el chivo expiatorio de la sociedad. Todavía no cambió y ya es hora de que lo haga.

- Apuestan a una relectura de los mitos desde lo femenino...

- Nuestro proceso de mostrar la otra cara que nadie expone es complejo. Ser mujer es una gran responsabilidad en los momentos que estamos atravesando a nivel social. Desde mi lugar, nos toca reivindicar y sacar a la luz las luchas femeninas de todas las que nos antecedieron, es el momento de decir “basta”, de decir “acá estamos”. Es una tarea muy grande, pero estoy muy orgullosa de encararla. Me toca ahora porque tengo el ímpetu para poder hacerlo.

- ¿La puesta tiene ribetes fantásticos?

- Buscamos crear la atmósfera de un bosque encantado, de la macumba, del hechizo, que responde a la idea de que la mujer siempre engatusa al hombre, pero dando vuelta la historia para mostrar lo que la sociedad no quiere ver. Buscamos presentar un manejo de emociones que los seres humanos no sabemos procesar. Siempre le huimos a la responsabilidad de nuestros actos y se los tratamos de endilgar a otra persona. No se asume lo que es la decisión individual de cada uno, sino que se culpa a la mujer de que bailaba o que usaba una falda corta.

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