Volver a casa siempre tiene un gusto especial para aquellos deportistas que durante gran parte del año están alejados de sus seres queridos. Las vacaciones breves, que incluyen las Fiestas, sirven para ellos como una inyección anímica para lo que vendrá. Y Tomás Cuello no es ajeno a esta realidad.
El volante ofensivo de Bragantino arribó a Tucumán hace unos días para disfrutar de su Tucumán querido. A pesar de las vacaciones no pierde el ritmo y sigue entrenándose en la cancha del barrio Vial II. Sus horas de descanso transcurren en Villa Carmela, en la calle Juan B. Terán, que lo vio crecer jugando con los amigos del barrio. El lugar es testigo de la presencia, en este 2021, de un jugador más completo, maduro y en pleno crecimiento, muy distante de aquel que hace un año y medio se fue a probar suerte a la liga de Brasil.
“Estoy bien, me siento bien, no digo como un jugador afianzado, porque sé que me falta muchísimo, pero estoy en una etapa de evolución, sobre todo en este último año. En la cancha siempre me gusta aprender para crecer como jugador día a día. Creo que estoy en un proceso muy cómodo en el que puedo aportar algo de lo que soy para beneficio del club”, resume su momento deportivo el tucumano.
Tras alternar titularidad y banco en la primera parte de su préstamo el año pasado, 2021 para él fue algo similar a un sueño. Disputó 61 partidos de 76 posibles, lo que le dio la posibilidad de explotar sus cualidades. “Me costó un poco entender la forma de juego. Este año me sentí bien, allá hay menos roces, es más dinámico, por suerte me pude conseguir un lugarcito en el ‘11’, era lo que yo buscaba”, manifestó el jugador con pasado en la Selección argentina Sub 19.
El presente del jugador toma mayor relevancia cuando se dimensiona el año que tuvo su equipo, siendo finalista de la Copa Sudamericana (perdió 1-0 con Athletico Paranaense) y terminó sexto en el Brasileirao, consiguiendo clasificar a la fase de grupos de la Copa Libertadores. “Ahora quiero disfrutar de mi familia y de las Fiestas, Redbull tiene la opción de compra hasta el 31 de diciembre. Nosotros pusimos esa opción porque creíamos que podía ser importante a futuro para dar un salto en mi carrera. Veremos qué pasa”, señaló el jugador.
Que el equipo de Brasil, hace tiempo, haya puesto los ojos en él, no hace más que motivarlo a seguir dando todo por esos colores. “Quiero devolver la confianza que me dieron cuando me llevaron. Apostaron por mí, es difícil que se fijen en un jugador que no tenía muchos partidos jugados, me llevaron casi sin conocerme”, admitió el tucumano que, tras varios meses de lucharla, también sostiene que se lleva bien con el idioma y la ciudad.
“Costó un poco pero ya manejo bien al portugués, por el momento vivo solo allá. La pandemia sigue complicando algunas cuestiones”, reconoció el jugador de 21 años.
Dentro de las cosas que más extraña de la provincia, además de sus afectos, está la comida de mamá. “Ella hace todo rico. Allá no se consigue la comida de aquí, menos la casera. Cuando vengo, aprovecho”, señaló el volante ofensivo, quien también asumió que el desarraigo le costó, pero lo aceptó porque “es parte de la vida”. “Es nuestro trabajo. Allá me siento bien, trabajo para jugar, con la ilusión de poder vestir la camiseta de la Selección. Creo que estoy en una liga competitiva que me puede servir de vidriera”, argumentó.
Claro que también tuvo palabras para el club de sus amores. “Lo sigo a Atlético siempre, me puso triste como hincha estos últimos seis meses. Pero creo que eso no empaña todo lo bueno que se viene haciendo. Confío en que el año que viene volveremos a lo más alto, donde merecemos estar”, agregó antes de contar sus deseos para 2022. “Que venga un año mejor para todos, que mi familia esté bien y ojalá yo pueda seguir creciendo en el fútbol, consiguiendo los objetivos que me planteo”, finalizó.
Navidad “decana”
Desde las 10 hasta las 14, un Papá Noel celeste y blanco recibirá a los niños en el Monumental “José Fierro”. Aquellos que vayan a sacarse una foto o dejar la cartita, podrán también colaborar con un juguete para regalar sonrisas a otros niños. El ingreso será por calle Laprida.