La Argentina pidió a Rusia que detenga a Rezai, pero se habría equivocado de funcionario

 Mohsen Rezai Mohsen Rezai
22 Enero 2022

Por segunda vez en menos de dos semanas, el Ministerio de Relaciones Exteriores de la Argentina se vio envuelto en un escándalo en torno de un mismo funcionario iraní, acusado de ser uno de los autores intelectuales del atentado contra este país que en 1994, mediante la voladura de la AMIA, terminó con la vida de 85 argentinos.

Según informan las ediciones digitales de los diarios porteños “Clarín” y la “Nación”, la embajada argentina en Teherán alertó que Mohsen Rezai (foto), actual vicepresidente de Asuntos Económicos de Irán, había viajado está semana a Moscú, acompañando al presidente de ese país, Ebrahim Raisi.

Ante esa noticia, la Unidad Fiscal de Investigación (UFI) a cargo de la causa por el ataque a la AMIA libró un pedido de detención, que la Interpol de Argentina comunicó de inmediato a la Interpol de Rusia. Sin embargo, la información era errónea.

Según consigna Clarín, las autoridades argentinas se habían confundido de persona. Quien había oficiado como vocero de la visita que Raisi le había hecho a su par ruso Vladimir Putin era Ebrahim Rezai, quien estuvo informando a la prensa de su país sobre los pormenores del encuentro.

Pero los equívocos de la diplomacia argentina no terminan ahí: Ebrahim Rezai, aparentemente, ni siquiera viajó a Moscú, sino se encargó de brindar información sobre la cumbre de los dos presidentes desde Teherán.

Para más detalles, el diario porteño consigna la respuesta de la Interpol de Rusia al pedido argentino de que se detenga a Mohsen Rezai. “Amablemente se informa que la persona mencionada es desconocida para nuestros registros policiales centralizados. En caso que recibamos información adicional, serán puestos en conocimiento”, consigna la contestación que fue entregada al santiagueño Eduardo Zuaín, actual embajador argentino en Moscú, quien confirmó ayer a la agencia Télam que el presidente Fernández visitará Rusia el próximo 3 de febrero.

Para mayores yerros, el diario La Nación da cuenta de que, según publicaron los medios internacionales, la visita de Raisi al Kremlin (la primera de un mandatario persa desde 2017) y su comitiva duró solamente dos días. Es decir que el pedido de detención que se activó desde la Argentina ocurrió cuando el presidente de la República Islámica de Irán y sus funcionarios ya estaban dejando el territorio ruso.

En cuando al buscado Mohsen Rezai, quien se desempeñaba en 1994 como jefe de la Guardia Revolucionaria de Irán, actualmente se desconoce su paradero. Si se sabía, en cambio, dónde estaba entre el 9 y el 13 pasados: en Nicaragua.

Precisamente, el escándalo anterior fue protagonizado por el embajador argentino en ese país centroamericano, Daniel Capitanich. El diplomático encabezó la comitiva argentina enviada por el presidente Alberto Fernández para participar de la ceremonia de reasunción de Daniel Ortega a la cabeza del régimen de Managua. Y Capitanich estuvo presente durante todo el acto del cual también participó Rezai como invitado especial de Ortega. Hasta el punto de que se tomó fotos, publicadas en todos los medios, junto con el mandatario nicaragüense y sus pares de Venezuela, Nicolás Maduro, y de Cuba, Miguel Díaz-Canel.

El hecho de que Capitanich no presentara una queja formal al Gobierno de Ortega y de que ni siquiera se retirara de la ceremonia en lugar de compartirla con Rezai, fue duramente cuestionado en la Argentina. Desde la oposición se alzaron voces que reclaman la interpelación del embajador y del canciller argentino, Santiago Cafiero.

La respuesta de Capitanich fue que nunca supo quién era él hombre que brindaba con los tres presidentes que participaban del acto del lunes 10, y que se enteró por la prensa de la presencia de Rezai en Nicaragua. Ello no fue considerado como un atenuante por los opositores, quienes consideraron inadmisible que el embajador ignorase que uno de los vicepresidentes de Irán, con pedido de captura internacional de la Argentina ante Interpol, estaría en Managua. Por caso, el 7 de enero, la esposa de Ortega y vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo, había anunciado que entre los invitados de honor se encontraría “el hermano Mohsen Rezai”.

El escándalo estalló el martes 11 en los medios argentinos y ese día el Gobierno argentino solicitó formalmente a la administración de Ortega que detuviera a Rezai. Pero no obtuvo respuesta. Por el contrario, el presidente nicaragüense y la primera dama volvieron a recibir oficialmente al iraní dos días después.

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