Celebramos la Fiesta de la Virgen María en su advocación de Lourdes, la Jornada del Enfermo y los 125 años de la Diócesis de Tucumán. La Virgen de Lourdes.
Hace 164 años la Santísima Virgen se le apareció a una niña creyente y muy pobre, Bernardita Soubirous y le reveló su nombre (“Yo soy la Inmaculada Concepción”), le pidió que rece el rosario, que ruegue por los pecadores, que haga penitencia, que se lave en la fuente de agua, que vaya a decirle a los sacerdotes que se construya una capilla…
Como hijos, siempre necesitados, nos acercamos a la Virgen María y Ella nos lleva hasta Jesús. Él es fuente de agua viva, Luz que ilumina a todo hombre, rostro de la misericordia del Padre que perdona, que ama, que sana, que salva y que da vida para siempre. María, con su ternura maternal, socorre a los enfermos que se acercan a esta fuente de bendición del Señor. Ella, también nos guía para que seamos testigos servidores de esperanza y consuelo ante el dolor de los hermanos enfermos.