13 Febrero 2022

Nuestro vecino nazi

La vida de Adolf Eichmann en Tucumán

Querido Eichmann, la nueva novela de Marcos Rosenzvaig nos hace sentir la incomodidad desde la lectura misma del título, desde la asociación entre un adjetivo que remite al afecto y un nombre propio que no podemos dejar de aborrecer. Se trata de una ficción sobre el tiempo que Adolf Eichmann vivió en Tucumán. La voz narradora es la del mismo jerarca nazi, quien fuera ideólogo del asesinato de millones de personas y un eficiente organizador de campos de exterminio.

La novela empieza por el final: una celda de geometría asfixiante, el calor que se percibe en los movimientos de una lagartija, los pasos de un guardia que llegan al condenado como último signo vivo del afuera, un castigo casi final (todavía espera la horca) para un ser atormentado por persecuciones reales e imaginarias. Rosenzvaig tiene un talento especial para hacernos sentir la solemnidad, la densidad, la ironía de ese momento último. Nos transporta al punto espacial del personaje, a esa corriente de aire donde flota un sentido trascendente, individual y universal al mismo tiempo.

Luego hay un salto hacia atrás. Ya en Tucumán, ocultando su identidad bajo un nombre falso, Eichmann trabaja en la construcción de una represa, mientras sueña con recrear el nazismo conquistando la Argentina como territorio para el IV Reich. La mayoría de sus movimientos bordean el ridículo y la novela se despliega sobre un lenguaje irónico que por momentos se corta por la emergencia de situaciones violentas y las nefastas reflexiones que hace el personaje sobre su propio rol en la historia.

Javier Marín

© LA GACETA

Agudas observaciones e ironías sobre nuestra época

Del autor de un célebre blog de crítica cultural

Salió este año el tercer volumen de K-Punk, que recoge los escritos de Mark Fisher en su blog. Contiene agudísimas observaciones e ironías sobre nuestra época, donde analiza la música actual, las series como Breaking Bad o películas con  Justin Timberlake o comics como Batman. Imperdible lectura que hace que uno no se dé cuenta de cuánto se puede extrañar a alguien que no conoció. Quizás el hilo de su pensamiento sea la idea de la lenta cancelación del futuro.

Para Mark Fisher, un gran hermano perfecto es aquel que no deja tiempo para el aburrimiento, un régimen de entretenimiento obligatorio. El sistema actual, que Fisher llama “capitalismo real”  es un genio perverso que nos cumple deseos,  pero con la condición de que no pensemos  solamente tres. Es un genio compulsivo que aturde hasta que no hace falta pedirle nada. Todo es ya, ergo no hay después. No hay nada que no esté procesado por el genio compulsivo para su fácil digestión. Recuerdo al Profesor Ricardo Gómez cuando señalaba en clases que lo difícil de la enseñanza de la filosofía era lograr que los alumnos se enamoren de la dificultad. Suscribiría a la tesis de Fisher y su apología del aburrimiento:

Estar aburrido significa simplemente quedar privado por un rato de la matrix comunicacional de sensaciones y estímulos que forman los mensajes instantáneos. A algunos alumnos les gustaría que Nietzsche fuera como una hamburguesa; no logran darse cuenta (y el sistema de consumo en la actualidad alienta este malentendido) de que la indigestibilidad, la dificultad, eso es precisamente Nietzsche.  

Santiago Garmendia

© LA GACETA

Los rostros de la mujer en un viaje cultural intenso

Mirada sobre una era en la que parece no haber diferencia entre ver y ser visto

El libro de Nora Domínguez sorprende con una escritura fluida y un fascinante corpus. Nos habla del imaginario nacional desde una mirada de género.

Parte de la existencia de “políticas del rostro” que “dirimen las alternativas simbólicas y políticas”. Libros, diarios, fotos, pinturas, videos le permiten a la autora enfrentarnos a la problemática de la presentación / representación justamente en este tiempo “donde parece haberse perdido la diferencia entre ver y ser visto”.  Domínguez hilvana teorías y representaciones en una cartografía que nos interpela. Recorre algunos de los nudos que tejen estas “figuras de la exterioridad”, femeninas. A partir de la lectura de rostros de mujeres, el trabajo piensa la relación entre la emergencia de diferentes propuestas estéticas y el contexto general de reflexión crítica sobre femicidios. Se concentra en el funcionamiento de exhibición y ocultamiento del rostro. En “Desfile de rostros” señala la relación entre la historia del rostro y la historia de los espejos. Analiza la obra de Nicola Costantino- que atraviesa todo el libro- partiendo del video Vanity Tocador. Avanza con la construcción de Nicola Artefacta, el doble de la artista embarazada. En el relato de Costantino se encuentra con el mito de Medusa. La travesía incluye curiosas fotos de autoras como Juana de Ibarbourou y Silvina Ocampo. 

Carmen Perilli

© LA GACETA

La lenta degradación de la vida

El orbe intimo que se dibuja en la interrelación de los personajes

El centro del libro está vinculado con el deterioro inexorable de la vida. Delphine De Vigan introduce hábilmente el corazón del relato, un corazón sepia, conmovedor, tirano: la desfiguración no buscada y natural. Dice Jérôme: “¿Esto es realmente lo que nos espera a todos, sin excepción? ¿No hay desvío, una bifurcación, un itinerario paralelo que nos permita evitar el desastre?” Quizás por eso resulta subyugante el libro: la autora encara de forma directa y tenue uno de nuestros problemas originales (arcaicos -de arché-, dirían los filósofos): la vejez y la muerte. ¿Qué hacer frente a la evidente degradación de la vida? ¿Cómo reaccionar frente a la caída? De eso se trata: a través de la mirada de dos personajes (similares en un punto) la autora francesa brinda una perspectiva tierna y demoledora de la desintegración de Michka (y de todos los lectores).

La anciana padece una enfermedad ligada a la pérdida de la memoria. Se trata de una pérdida particular: a medida que avanzamos en los capítulos captamos que Michka transforma las palabras, las mezcla, las olvida. Dice Marie: “En ocasiones Michka se detenía en mitad del salón, desorientada, como si ya no supiera por dónde tirar, como si hubiera olvidado de pronto aquel ritual tan repentino. Otras veces se detenía en mitad de una frase, tropezando literalmente con algo invisible”. Lo tremendo es que Marie (desde su punto de vista como narradora-personaje) pone en boca de la propia Michka la autoconciencia de la demolición: “El fin del cuerpo no sé cuándo llegará, claro, pero el fin de la mente ya ha empezado…”

Fabián Soberón

© LA GACETA

Restos reunidos de excelente literatura

Muestrario de un periodismo cultural atractivo y ágil

Casi todos los textos de este libro fueron publicados en este suplemento. Muchos de ellos merecerían un lugar en una antología de la última década de LA GACETA Literaria. Editado en formato digital por La Papa y con una inminente edición en papel, Sedimentos reúne entrevistas agudas a autores de la talla de Abelardo Castillo, Antonio Dal Masetto, Gabriel Bañez, María Teresa Andruetto y el recientemente fallecido Juan Forn. Abordajes inteligentes a las obras de escritores como Ricardo Piglia o Paul Auster. Y artículos con excelentes ganchos, que son ejemplos perfectos de un periodismo cultural moderno, desprovisto de los viejos vicios del género, con temas y una prosa atractivos, ágiles y, a la vez, profundos y trabajados. Encontramos, así, un magnífico perfil de un narrador fantasma, la historia de un libro que nunca podremos leer -el Necronomicón-, testimonios de narradores que escriben en el interior, fascinantes biografías de impostores (como la de Jean-Claude Romand en El adversario de Carrere) y notas con ingeniosos cruces -Borges y los Simpson, alcohol y libros, música y letras-.

Su nuevo libro es una fiesta para lectores entrenados y también una colección de amables puertas para entrar por primera vez en grandes obras.

Daniel Dessein

© LA GACETA

Un final que abre un despertar

Impregnación de lo divino

El final de tu mundo trata del final de ese mundo egoico que impide nuestro despertar espiritual, una iluminación que está ya inscripta en la naturaleza humana, aunque velada por la ignorancia y los condicionamientos culturales y propios.

“Pero cuando despertamos -afirma Adyashanti- ya no alimentamos el trance de la separación; ya no bombeamos energía hacia él.” Su libro es una suerte de guía, pero no al estilo de la autoayuda; es una experiencia personal que se irradia, un verdadero “darshan”, es decir, una impregnación de lo divino.

“Y en esto -afirma el autor- la existencia misma es tu mayor aliado. Como he dicho, la vida de cada día es lo que nos pone a prueba. Estar alineado con la vida y con los demás nos muestra dónde aún podemos quedarnos colgados. Si tenemos verdadera honestidad no vamos a escondernos de la realización de lo absoluto. Vamos a salir del escondite”.

El final de tu mundo es la respuesta esperanzada a una creciente necesidad de indicaciones fundadas y creíbles en un mundo que de todas maneras parece haber llegado al final de una etapa, a un colapso, querido o no, percibido o no, de los paradigmas dominantes, como lo demuestran las crisis actuales y de toda índole alrededor del planeta y hasta la pandemia que nos toca atravesar. Y clama por una nueva “residencia en la tierra”, para decirlo con el gran Pablo Neruda.

Fernando Sánchez Sorondo

© LA GACETA

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