Reacciones ante los problemas del servicio ferroviario

El Gobierno provincial dispuso que haya un servicio de colectivos para trasladar desde Cevil Pozo a la capital a los usuarios del servicio ferroviario Buenos Aires-Tucumán, así como móviles policiales para dar seguridad a los pasajeros, puesto que el tren llega a la estación a la madrugada y el lugar es inhóspito. En estos días también se llevaron a cabo tareas de limpieza, desmalezamiento y nivelado del terreno y se repusieron lámparas para mejorar la iluminación. La mejora abarcará desde la estación hasta la entrada a Banda del Río Salí.

El operativo se llevó a cabo con premura por orden del gobernador interino, como positiva reacción a la producción de LA GACETA, en la que se mostraron las condiciones en las que llegan a nuestra provincia los viajeros, obligados a terminar el viaje en esa localidad, debido a que está clausurado un puente sobre el río Salí y eso impide que el servicio se complete en la estación Mitre, ubicada en la plaza Alberdi. Los pasajeros expresaron su desazón por culminar el trayecto en un sitio prácticamente desolado y oscuro, y sin posibilidades de traslado cómodo hasta la ciudad. En la nota se reveló, precisamente, que les salía más caro un viaje en taxi por los ocho kilómetros de distancia desde Cevil Pozo a la Capital que el trayecto en tren desde Buenos Aires. “Es (un servicio) privado, y a la provincia nunca se le comunicó ni se le pidió colaboración, ni permanente ni transitoria”, dijo el mandatario, que agregó que, no obstante, se ordenó que se acondicione el predio transitoriamente a través de los organismos de la provincia, y que se ponga el servicio de colectivos con las unidades que hagan falta (llegan unas 1.500 personas por viaje).

La razón de semejante problema es la avería del puente ferroviario, clausurado desde noviembre de 2019 debido a una fuerte tormenta que debilitó los cimientos de las columnas que sostienen la estructura. La empresa Trenes Argentinos, que brinda el servicio, acomodó la estación de Cevil Pozo para como terminal transitoria, mientras se esperaba que la Administración de Infraestructura Ferroviaria (ADIF) se ocupara de la reparación del puente, de 560 metros de extensión y con cinco pilares con signos de deterioro. Se anunció, en ese sentido, que la obra se encuentra en proceso licitatorio de un proyecto que se desarrollará en tres etapas.

Llama la atención que hayan transcurrido ya dos años desde la clausura y que aún se esté en etapa previa a las reparaciones, sin que se pueda estimar siquiera fecha de normalización del sistema. A lo largo de este tiempo en que estuvo cortado el puente, se publicaron en LA GACETA informaciones sobre las condiciones precarias del arribo a Tucumán, e incluso equipos de nuestro diario dieron a conocer imágenes de la rotura del puente, ubicado en un sector abandonado y de difícil acceso. No hubo comunicados precisos al respecto ni respuestas claras a la inquietud periodística, hasta que se difundió la información de la llegada de madrugada de los pasajeros, lo cual motivó la positiva reacción de las autoridades.

Es muy destacable que se hayan tomado medidas para morigerar las molestias que causa esta situación precaria del viaje, así como es importante que se hayan dado a conocer las medidas que se han tomado para resolver el problema. No obstante, sería necesario que se requiera a funcionarios que tienen que ver con el mantenimiento del sistema ferroviario mayor previsión y mejor reacción ante los problemas críticos como este. No sólo parece que dos años de espera para arreglar el puente es un período demasiado extenso, sino que aún no se sabe cuánto tiempo más habrá de mantenerse esta situación irregular.

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