Guillermo Jaim Etcheverry: “Hoy creen que la escuela es YouTube y no enseñan bien las cosas básicas”

El académico criticó el actual estado de la educación argentina.

 MUY CRÍTICO. Etcheverry es autor del libro “La tragedia educativa”, que tiene una notable actualidad. LA GACETA / FOTOS DE INÉS QUINTEROS ORIO (archivo) MUY CRÍTICO. Etcheverry es autor del libro “La tragedia educativa”, que tiene una notable actualidad. LA GACETA / FOTOS DE INÉS QUINTEROS ORIO (archivo)

Guillermo Jaim Etcheverry publicó “La tragedia educativa”, una de sus obras fundamentales, en 1999. Y tal como sucede con muchos clásicos, releerlo hoy nos pone en contexto de la actual situación educativa. En palabras suyas, no cambió mucho desde ese momento hasta hoy y, para peor, la pandemia exacerbó las diferencias y los resultados no tardarán en demostrar que la tragedia se mantiene. Recibido con Diploma de Honor en la Facultad de Medicina de la UBA, donde obtuvo el título de Doctor en Medicina, se dedicó a la docencia y a la investigación en neurobiología. 

Fue investigador del Conicet hasta 2012 y profesor de Biología Celular e Histología en la Facultad de Medicina de la UBA hasta 2008. Entre 1986 y 1990 fue decano de esa Facultad. De 2002 a 2006 fue rector de la UBA. Y en 2018 fue elegido presidente de la Academia Nacional de Educación. Desde su casa en Buenos Aires, Etcheverry habló con LA GACETA sin demasiado optimismo sobre el futuro educativo de Argentina. “Hoy se cree que la escuela es como YouTube y eso está lejos de ser cierto”, remarca. Este fue el diálogo:

¿Qué nos deja la pandemia en materia educativa?

- La pandemia dejó cosas buenas y cosas malas en la educación. Creo que la exclusión de tanta gente que no tuvo acceso a los conocimientos, por la imposibilidad de conexión que sufrieron. Esa fue una de las cosas más graves, muestra la verdadera desigualdad que sufre nuestro país ya que derivó en una pérdida enorme de aprendizajes. La gente más necesitada tuvo menores posibilidades de acceso y eso va a redundar en malos resultados en el corto plazo. Dentro de lo bueno, hubo un mayor compromiso de los padres con la educación, en el que muchos advirtieron la real importancia de la educación y al ver las dificultades con la educación de los hijos debieron acompañar el aprendizaje. Todo esto quedó concretado en los movimientos que iniciaron muchos padres por la escolaridad presencial. Ahora, con mayores libertades, los padres deberían extender ese compromiso para lograr una mayor calidad de la educación, deben pedir una enseñanza de calidad. Y la segunda cosa positiva es haber llegado a un cierto desengaño con la idea de que la tecnología reemplazaría a la enseñanza presencial. Con todo esto quedaron de manifiesto los límites de la tecnología, tanto en primaria como en secundaria. La tecnología es perniciosa al lado de la presencialidad, no es que adelantamos conocimiento abusando de ella, y así se demostraron los límites.

- ¿La tecnología disminuye nuestra capacidad de atención?

- Ahora hay atención fugaz. Pretender que alguien escuche 40 minutos una clase es no visto. Todos es en cinco minutos, un minuto. ¿Qué cosa importante se puede decir en 140 caracteres como pasa en Twitter? Hoy hay muy poca gente educada, mucha desigualdad en la distribución de la educación y una calidad evidentemente cuestionada. Lo mejor que pueden hacer los padres y los docentes es precisamente exigirles a los chicos.

- ¿No siente que a la vez la pandemia agigantó aún más las diferencias sociales?

- Lo que es importante es que la escuela debe centrarse en la enseñanza de las cosas fundamentales. Hoy en la escuela se hacen muchas cosas y no lo que se debe hacer. A los chicos hay que darles herramientas para hacer. Más de la mitad de los alumnos tiene dificultades para comprender lo que leen, no saben hacer cálculos matemáticos, y la escuela pretende enseñar de todo. Hoy se convirtió en YouTube. Ya de por sí es difícil aprender a leer y escribir correctamente y con contenidos, lo mismo a hacer cuentas, a desarrollar la capacidad de abstracción de las personas. No se tienen que hacer tantas cosas en las escuelas. Hacen teatro, radio, pintura, pero las cosas básicas no las aprenden. Se pretende que la educación sea siempre divertida y entretenida, y no siempre es así. El saber es divertido, pero para llegar a eso hay que hacer un esfuerzo, un deportista debe entrenarse todos los días, el que toca el piano lo mismo, y las cualidades intelectuales se desarrollan con esfuerzo. Hoy se cree que se debe privilegiar la emoción por sobre la razón, pero más que nada porque la razón requiere un esfuerzo que a los chicos “los aburre”. Para aprender hay que esforzarse. No todo debe ser tan “divertido”.

Guillermo Jaim Etcheverry: “Hoy creen que la escuela es YouTube y no enseñan bien las cosas básicas”

- ¿Cómo se puede ayudar a los chicos entonces en este contexto?

- Todo esto que hoy vivimos es como una crisis de lo contemporáneo. La pedagogía debe ir acompañada por un movimiento cultural. Hay quienes creen que los chicos son víctimas a la hora de estudiar. Pero realmente liberarlos es que aprendan a estudiar con esfuerzo. Hay que enseñarles. Deben hacerse acreedores de una herencia que les pertenece, pero a eso hay que mostrárselo con altura. Si todo lo que les mostramos son cosas simples, groseras, si no leen, si no enriquecen su vocabulario, y se quedan limitados a las 20 palabras que dicen en las cumbias es imposible que haya un crecimiento. Por eso la importancia de la lectura y la comprensión de los textos son fundamentales para el desarrollo.

- ¿Qué deficiencias ve en el ámbito educativo que sean más notables?

- Hoy la escuela no está cumpliendo con una función elemental, que es aprender a leer. La lectura estimula la imaginación, el pensamiento, la introducción al tiempo lento de lo humano, que es el tiempo de la reflexión. Y eso es fundamental. La escuela no tiene que mostrar todo, no todo es solo una simple ilustración visual, Debe estimular la idea de la concentración, del análisis. Hoy la atención está perdida. Cuando los padres no pueden educar, ahí está la escuela. Pero debería haber un intento de igualdad social. El mejor predictor del nivel académico es el nivel socio económico de las familias. Hoy el más rico tiene más educación y eso está mal. No debería ser así, se deberían borrar esas diferencias. Es el fracaso de la escuela. En todo esto el rol de los padres es fundamental. Ellos deben leerles a sus hijos, estimular la educación. Un secretario de Educación de Estados Unidos les pidió a los padres que les lean a sus hijos media hora por día, ya que así se ve el valor que tiene eso en el desarrollo educacional. Hoy perdemos mucho tiempo en cosas banales. Hay responsabilidad de los dirigentes sindicales, de los docentes, de los que participamos en las conducciones de instituciones educativas, y hasta de los padres que no exigen mejores contenidos.

- ¿Cómo se puede planificar en un país tan grande y tan desigual?

- El Estado tiene una enorme responsabilidad en la educación. Deben establecer líneas básicas. Hoy la educación es un fracaso. La idea de pretender abarcar tanto no tiene sentido. Uno lee las currículas y son elementos complejos, con léxicos incomprensibles. Los docentes están formados en el análisis teórico más que en la práctica. Para que un docente sea bueno debe tener concepto y saber lo que sabe, no hay que enseñar sin contenido y el docente debe dominar ese contenido. Todos los argentinos consideramos que debe estar en el tope de la agenda, aunque cierta dirigencia y muchos funcionarios, la mayoría lamentablemente, no parecen encarnar esa urgencia.

- Hace unos días se publicó una solicitada con críticas al actual sistema educativo, con firmas de distintos intelectuales, incluida la suya. ¿Qué los motivó a esto?

- Es una crítica a una tendencia social, que se manifiesta de distintas maneras en distintos gobiernos. La desvalorización de la tarea que se realiza en las escuelas es absoluta. Los chicos atraviesan distintas etapas sin tener conocimientos completos. Es una estafa, si no entienden lo que leen es una estafa. Hoy el objetivo central parece ser el viaje de egresados, y todo esto es muy pernicioso. Con la crisis que tuvimos en la pandemia no tuvieron conocimientos, pero se insiste en que sí los tuvieron, pero no están. Y lo vemos en cada evaluación que se realiza. Se dejó de lado la función esencial de la escuela que es el acceso al conocimiento. Como decía Hesíodo: “educar a una persona es ayudarla a aprender a ser lo que es capaz de ser”. Hay que mostrárles sus posibilidades. Y eso se hace a través de la puesta en posesión de la herencia cultural, del conocimiento, que les corresponde por el solo hecho de ser seres humanos.

- ¿Qué se necesita en procura de un futuro mejor?

- Hay que volver a enfatizar los conocimientos básicos, que los chicos tengan habilidades fundamentales, que con el conocimiento puedan hacer cualquier cosa. La tecnología ayuda, pero el problema educativo es un problema de las personas. Hay que poner énfasis en la capacitación docente, hay que lograr que los mejores estudiantes se dediquen a la docencia, que sea una actividad valorada y que sea bien redituada. Hoy ganan poco porque a nadie le interesa lo que hacen. Va a llevar mucho tiempo corregir el actual fracaso educativo.

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