Atlético recibió el golpe letal, ¿para el DT?

El "Decano" volvió a perder y los dirigentes le pidieron la renuncia a Juan Manuel Azconzábal, quien aseguró tener fuerzas y confianza para revertir la situación; se vienen horas bien movidas

UNA MURALLA. Fabio Pereyra y Franco Sbuttoni le ganan en las alturas a Leonardo Heredia. Los centrales de Central Córdoba sacaron todo por arriba y por abajo.  UNA MURALLA. Fabio Pereyra y Franco Sbuttoni le ganan en las alturas a Leonardo Heredia. Los centrales de Central Córdoba sacaron todo por arriba y por abajo. LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ

Cuando Juan Manuel Azconzábal sostiene que el único refuerzo que llegó es Bruno Bianchi, no lo dice por subestimar al resto ni mucho menos. Se refiere a la jerarquía que tiene el plantel y a la que llegó en este mercado de pases. Está claro que a este grupo de jugadores le falta eso, jerarquía. Y eso no significaría que no estén capacitados para jugar en Primera, no. Significa que no pueden hacerle frente a este delicado presente deportivo.

Como actividad lúdica, creativa, dinámica y variable que es, el fútbol necesita de estabilidad emocional. Cada vez que un jugador recibe la pelota, debe pensar, sentir y resolver una situación particular; y esa determinación tiene una carga emocional inevitable. Ahí aparece la jerarquía para ayudar en las toma de decisiones en milésimas de segundos. Evidentemente, algunos en este plantel carecen de esa jerarquía necesaria y ahí se explican los cambios de Azconzábal anoche: ingresaron Cristian Menéndez, Federico Andrada y Ciro Rius, jugadores a los que no les debería temblar el pulso en los últimos metros, para buscar un empate que merecía. Pero para que aparezcan las opciones en el área rival, hay que generarlas y eso le falto al equipo en el segundo tiempo.

Hasta ese momento Atlético perdía sólo 1-0 por la “bendita” jerarquía. Porque en la única que tuvo, Claudio Riaño demostró por qué jugó en Boca e Independiente: la pelota le quedó servida en el borde del área y dejó parado a Nicolás Campisi. 1-0 y a aguantar.

Casi sin proponérselo, el equipo de Sergio Rondina encontró lo que vino a buscar: incomodar, molestar, defender y, si se puede, lastimar. Lo consiguió por un error en la salida de Gabriel Risso Patrón y un retroceso tardío de un “Decano” que hasta ese momento era dueño del partido.

Mientras el segundo tiempo transcurría, en el “José Fierro” y en las redes sociales el hashtag #Penalazo se convertía en tendencia, dándole la razón a Guillermo Acosta y a todo un estadio que pidió infracción de Fabio Pereyra sobre “Bebe” minutos antes del cierre de la primera etapa; pero que el único que no vio eso fue Fernando Espinoza, que otra vez, como es casi una costumbre, terminó perjudicando a Atlético.

Lo pidieron los hinchas en el estadio, lo pidieron en las redes sociales. Justo en el último partido sin VAR hubo una jugada polémica que podría haber cambiado el desarrollo del encuentro.

El segundo tiempo el partido fue chato, sin opciones. Atlético empujado por su gente intentó, pero no hubo juego asociado y mucho menos peligro. El “Decano” no pudo encontrar la llave para abrir una defensa férrea que se plantó bien en el campo de juego y no termino goleado, otra vez, solamente por la displicencia de los delanteros rivales en los últimos metros y por el sacrificado partido Bianchi, Nicolás Thaller y Campisi que sostuvieron al equipo en varios contragolpes.

Otra vez le costó el segundo tiempo; los cambios no generaron peligro, lo mismo que había sucedido contra Racing y Newell’s. Para colmo, muchos jugadores terminaron con molestias físicas. “Me voy con bronca, siento que hicimos las cosas bien. Los jugadores entregaron todo hasta el final”, dijo “Vasco”.

Los dirigentes ya le pidieron su renuncia. Pero él aseguró tener la fortaleza necesaria para seguir. Nadie puede asegurar qué pasará en las próximas horas. Lo cierto es que Atlético perdió otra vez y sumó sólo cuatro puntos sobre 21.

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