Barbijos en escuelas: qué dicen los médicos y qué piden desde la Red de Padres

"El tapabocas en las aulas sí es útil", argumenta el infectólogo Costilla Campero. Sigue el debate. En qué provincias ha dejado de ser obligatorio.

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"El uso del barbijo sigue siendo una medida útil para disminuir el riesgo de exposición a los virus respiratorios que se transmiten en ambientes cerrados". Con esa introducción, el doctor Gustavo Costilla Campero manifiesta su postura sobre el empleo de los tapabocas en las escuelas, otra vez en la mira: ¿hasta cuándo serán obligatorios? ¿Realmente resultan efectivos si hay un montón de chicos que los usan e igual están resfriados por estos días?

"Sí. Se los recomienda. Si bien los contagios de coronavirus han disminuido enormemente y estamos dejando atrás la tercera ola, ahora está presente el virus de la gripe A. Lamentablemente, el riesgo que implican las influenzas se encuentra latente", prosigue el jefe del servicio de Infectología del hospital Padilla.

"Los niños y adolescentes suelen representar la primera etapa de la diseminación viral en sus familias, en las que puede haber personas inmunocomprometidas y adultos mayores. Por lo tanto, se debería usar el barbijo en los ámbitos educativos, al menos hasta que avance la campaña de vacunación contra la gripe", apunta el médico.

Pero si la covid-19 se encuentra en retirada y nunca antes se empleó barbijos por las gripes, ¿es necesario? En primer lugar, la variante ómicron es muy contagiosa; ha desarrollado mutaciones que le permiten adherirse más fácilmente a las células humanas, explica el infectólogo. En segundo lugar, estamos viendo un escape de inmunidad, prosigue; es decir, las personas pueden reinfectarse aunque antes hayan tenido la enfermedad o se hayan vacunado. Y tercero, ómicron se replica en el tracto respiratorio superior, por lo que es más fácil que se esparza el virus, a diferencia de sus antecesoras, que se replican mayormente en los pulmones. "Además, el barbijo nos protege de la gripe y de muchos virus que comenzarán a circular ahora. Esta época del año, con el ingreso de los días fríos, no es la adecuada para dejar de lado las medidas preventivas", reitera.

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Desde la red tucumana de Familias y Padres Organizados por la Educación, en cambio, la postura es otra: "queremos hacer explícito nuestro descontento", dice Carina Mondino, vocera de esta agrupación con ramificaciones en todo el país y el mundo y surgida tras el cierre de los establecimientos educativos durante las cuarentenas de 2020.

"El barbijo no solo representa un obstáculo para la comunicación verbal y no verbal, sino que dificulta el proceso de aprendizaje", razona esta mamá. Además, considera que después de dos años de uso prolongado y sostenido, ha generado efectos perjudiciales que exceden su potencial beneficio. "Significa un recordatorio constante de la amenaza de una enfermedad y una sobrecarga en una etapa clave del desarrollo emocional", prosigue Natalia Rezzonico, otra integrante de la agrupación.

A su turno, las madres Florencia Frías Silva y María José Galindo apuntan directamente contra el argumento esgrimido por las autoridades nacionales y provinciales, quienes han explicado que aunque los contagios por coronavirus han descendido, los ocasionados por otros virus respiratorios han aumentado. "Eso carece de fundamento. Históricamente, ¿cuándo se utilizó el barbijo para evitar una gripe? ¿No bastaría con chequear la experiencia de otros países donde los niños lo han abandonado?", se preguntan.

Y ejemplifican con un estudio catalán realizado entre 600.000 estudiantes que ha demostrado que estos instrumentos en los ámbitos educativos no se asocian con una menor incidencia de covid.

Una arista todavía más peliaguda que plantean las integrantes de la organización se refiere a las diferencias entre el mundo adulto y el de los niños: "a los chicos les exigimos el cumplimiento obligatorio de esta medida cuando los grandes hemos recuperado una vida casi sin restricciones; es incomprensible que tengan que seguir yendo a la escuela con la cara tapada". De acuerdo a la mirada de la psicóloga de la red Florencia Delgado, las medidas restrictivas asociadas a la pandemia han dejado marcas. Entre ellas, en muchos casos y aunque sin generalizar, el lazo social se ha visto dañado.

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Desde el lunes de la semana pasada, cada una de las 24 jurisdicciones de la Argentina puede decidir si en sus aulas el tapabocas será de uso obligatorio u optativo. Ushuaia, Ciudad de Buenos Aires, La Plata y Mendoza anunciaron que no iba a ser una exigencia.

En paralelo, los gobernantes de nuestra provincia y de Córdoba, San Luis y Santa Fe dijeron que prefieren no anticiparse en las medidas de flexibilización hasta que finalice el invierno.

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"Básicamente, esto es una decisión política. Desde la ciencia y la medicina, nadie tiene la bola de cristal y nadie sabe qué va a ocurrir en los próximos meses. Obviamente, los casos de covid-19 han disminuido y la vacunación ha progresado. Pero es difícil determinar cuándo podremos dejar de usar el barbijo y si, tras dejarlo, deberemos volver a indicarlo más adelante", contesta la médica pediatra Gabriela Salomón, consultada por LA GACETA.

Con sus más de 25 años de experiencia y sus 15 años en el colegio privado Santa Rosa, la docente Sandra Izquierdo, expresa: "si bien bajaron los casos de coronavirus, tenemos muchos de gripe A. Creo que deberíamos seguir con barbijo unos meses más, hasta que pase el invierno". También Isabel Ruiz, secretaria general de la Agremiación del Personal de Enseñanza Media y Superior (APEMYS), entiende que, aunque muchos docentes tienen hasta tres dosis de vacunas contra el SARS-CoV-2 y los estudiantes también se encuentran inoculados, en esta etapa de transición, con circulación de otros virus respiratorios e incertidumbre acerca del comportamiento del coronavirus, los barbijos deberían permanecer puestos. "Sería lo mejor", concluye.


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