Una lucha interna que está afectando la gobernabilidad

16 Abril 2022

Rosendo Fraga

Director del Centro de Estudios Nueva Mayoría

Las tensiones dentro del Ejecutivo entre el Presidente y la Vicepresidenta parecen intensificarse. Las críticas a la falta de una política anti inflacionaria planteadas por el Secretario de Comercio, Roberto Feletti -que en realidad es el ejecutor- la de los funcionarios del área energética que responden al kirchnerismo (Federico Basualdo y Federico Bernal) en relación al aumento de tarifas y los cuestionamientos al ministro de Economía, Martín Guzmán, son algunas de las manifestaciones. El Presidente ha adoptado una actitud defensiva, eludiendo la respuesta directa a las críticas que podría transformarse en una confrontación abierta. El “albertismo” realizó un acto en Rosario intentando mantener su cohesión. El organizador fue el ex ministro de Defensa, Agustín Rossi, el político que hoy parece estar más cerca del Presidente. En realidad, fue una suerte de catarsis de los militantes y funcionarios que responden a Alberto Fernández. Pero no participó ningún gobernador, intendente del conurbano o dirigente de la CGT. De los ministros del Poder Ejecutivo fueron pocos. Predominó un clima de no ruptura y un reclamo de acuerdo entre el Presidente y la Vicepresidenta, que en varias oportunidades fue vivada.

Más que un gesto para retomar la iniciativa política, pareció un intento de buscar la postergada “tregua frágil”, que es posible, pero hasta ahora se aleja. La posibilidad de un cambio de Gabinete es intensamente discutida en el círculo íntimo del Presidente, pero de concretarse, no sería una ruptura. Sería un gesto más en función de una tregua frágil, que para retomar la iniciativa política.

En el Congreso, Cristina Fernández ha tenido éxito en mostrar que sigue controlando la Cámara Alta, con la media sanción de su proyecto de reforma del Consejo de la Magistratura. La totalidad de los 35 senadores oficialistas, que lograron sumar a los dos independientes necesarios para sancionar el proyecto, lo demostró. Ahora volcará sus esfuerzos en lograr la media sanción de la iniciativa para detectar fortunas de argentinos sin declarar en el exterior y destinar lo que se recaude por esta vía al pago de la deuda con el FMI. En este caso se repetirían los 37 senadores necesarios para la aprobación. La Vicepresidenta ha tenido un éxito al enmarcar su proyecto en recomendaciones de la Unión Europea y una serie de ONGs del mundo occidental, que coinciden con el mismo. Pero ninguno de los dos proyectos tiene demasiadas chances de ser aprobado en Diputados si la oposición logra alinear con disciplina sus 116 legisladores y obtener los 13 independientes que le faltan. Pero hasta ahora sólo ha decidido no dar quórum. Por su parte, el Frente de Todos necesita 8 más para alcanzar los 129 necesarios para el quórum.

La percepción de que los intentos de “tregua frágil” en el oficialismo pueden derivar en una confrontación, ha llevado a un grupo de dirigentes políticos opositores a gestar un instrumento que pueda jugar un rol intermedio en esta crisis. Lo integran los gobernadores de Córdoba y Jujuy, Juan Schiaretti y Gerardo Morales; del Justicialismo participan también Juan Manuel Urtubey y Florencio Randazzo; del PRO lo hacen Rogelio Frigerio y Emilio Monzó.

Pero el discurso de la Vicepresidenta en la reunión de legisladores de la Unión Europea (UE) y de América Latina, en su discurso de apertura, realizó un discurso con un mensaje crítico hacia el Presidente. No sólo se diferenció en temas centrales como la política exterior, sino al decir “Tener la banda y el bastón no es tener el poder”, la comunidad creyó ver un mensaje directo al Presidente.

La cuestión es que esta lucha que se libra dentro del oficialismo, a veces encubierta y otras abierta, está afectando la gobernabilidad. Ninguno de los proyectos que envió el Ejecutivo a las sesiones ordinarias del Congreso ha sido sancionado y el proyecto de presupuesto presentado a fines del año pasado no tiene todavía fecha de tratamiento.

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