Un grupo de tucumanos cambia pintadas políticas por arte

Varias personas hicieron una asociación civil destinada a recuperar el espacio público y revalorizar la estética de la ciudad. La importancia de la participación ciudadana

VOLUNTARIOS. Unos 150 tucumanos colaboran para quitar los mensajes políticos y la basura de las calles. VOLUNTARIOS. Unos 150 tucumanos colaboran para quitar los mensajes políticos y la basura de las calles.

Es sábado por la mañana y en la zona que une las calles José Colombres y Marco Avellaneda se respira un clima distinto. Sobre la vereda, un montón de brochas y tarritos se alinean a la espera de instrucciones.

Entre tantos peatones y autos frenéticos que van de acá para allá, la escena -de a poco- cambia por completo. Donde antes había puras pintadas políticas ahora aparecen murales cargados de limoneros, cañas de azúcar y postales verdes de Loma Bola o San Javier… La percepción resulta inmediata.

A partir de este momento, las coloridas paredes narran una historia que nos es propia, pero sobre todo representan una prueba del valor de los espacios públicos y lo mucho que necesitamos recuperarlos.

Aunque las edades de los participantes y sus pinturas son disimiles, hay algo que identifica a este grupo de “paisajistas por un día”. En sus remeras, se deja ver la inscripción “Meta Tucumán”.

Deshacernos de nuestros malos hábitos de higiene urbana es una tarea titánica. Sin embargo, lo bueno es que cada vez existen más movimientos interesados en intentarlo. Entre ellos se encuentra “Meta Tucumán”, una asociación civil que surgió en 2020 con un propósito: dar el ejemplo de cómo, mediante la participación ciudadana, podemos mejorar nuestros espacios públicos y resetear ideas.

A lo largo de la urbe, unos pequeños carteles con frases (“Te lo suplico, no ensucies”, “Volvamos a ser el Jardín de la República”, “¿Qué hiciste hoy por Tucumán?”) demuestran el trabajo y esfuerzo realizado; no solo al borrar pintadas políticas sino también con eventos para recolectar desechos o concientizar a ciclistas y motociclistas sobre las normas viales.

“Entre los proyectos, tuvimos una jornada en que fuimos a limpiar el parque Miguel Lillo en Lomas de Tafí. También, entre unas 40 personas, hubo un día en que limpiamos las sendas de los cerros (Yerba Buena). La cantidad de basura que había fue increíble; llegamos a recolectar más de 60 bolsas e incluso sacamos piezas de sanitarios y piletas”, comenta Lorena Sola, miembro de la ONG.

Otra de sus intervenciones representó la revalorización de Campo Norte (San Miguel de Tucumán). “Ahí la apuesta fue multidisciplinaria porque quitamos la basura, plantamos árboles y volvimos a demarcar las sendas peatonales y los cordones. Además, un vecino nos cedió una pared para eliminar los carteles políticos y que algunos artistas hagan encima un mural”, agrega.

En compañía de varios movimientos ecológicos y vecinales, una propuesta igual de importante fue limpiar (a bordo de kayaks) del dique El Cadillal.

“El objetivo final que perseguimos no es intervenir muros o recoger basura, sino que con cada una de estas acciones apuntamos a una comunicación para concientizar. El cambio cultural es un concepto abstracto que parte desde cómo la gente se posiciona internamente ante la sociedad. Estos pequeños actos son maneras de demostrar y fomentar el respeto hacia los demás y un involucramiento activo en la vida diaria urbana”, sostiene el integrante Luis Cecenarro.

Cómo surgió

Lo curioso es que “Meta Tucumán” partió de algo que nos sale maravillosamente bien a los seres humanos. Dígase, quejarnos. De hacer un recuento rápido sobre los factores que degradan la calidad de vida en Tucumán, podemos recalcar las inundaciones permanentes, la inseguridad y la falta de transparencia en la gestión de los recursos estatales.

“Ante estos hechos, la mayor parte del tiempo solíamos criticar lo que ocurría, apuntar contra los políticos o nos descargábamos opinando. Con el tiempo, nos dimos cuenta que no solamente ellos tenían la culpa del desmejoramiento general de la provincia. Al contrario, también fallaba la ciudadanía. Fue entonces que decidimos trabajar sobre ese punto”, comenta Francisco De Rosa, uno de los fundadores de esta asociación multidisciplinaria.

A partir de ahí, vino una extensa investigación sobre cómo actuaban el resto de destinos o países para revertir tal panorama. “La respuesta fue optar por la transformación cultural. Este concepto abraza a los ciudadanos y es de abajo hacia arriba. En lugar de echarle la culpa a las autoridades o la política, al pensar desde esta visión somos nosotros los que con nuestros valores e ideas marcamos la cancha”, describe.

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