“La inteligencia artificial es un campo tecnológico emergente que puede ayudar a los periodistas a producir un mejor periodismo. En esencia, la inteligencia artificial es la ciencia que crea máquinas capaces de comportarse de forma inteligente”.
Usted acaba de leer una frase que no ha sido escrita por ningún ser humano, sino por una máquina, basada precisamente en inteligencia artificial. Se trata de una aplicación llamada Copy.AI que ofrece la posibilidad de entregar textos a partir de una serie de requerimientos que cualquier usuario puede solicitar. En el caso del párrafo anterior se solicitó que escribiera una frase basada en el cruce de esta tecnología con el periodismo. Luego de unos segundos, la aplicación escribió lo que podría ser el inicio de un ensayo.
Puede ser sorprendente, pero si nos ponemos un poco más exigentes podemos decir que el argumento creado por la máquina es bastante general y podría aplicarse a cualquier campo de trabajo. Por ejemplo, podríamos cambiar las palabras “periodistas” y “periodismo” por “abogados” y “abogacía”. La frase tendría sentido. Por eso la aplicación ofrece la posibilidad de validar sus entregas para “aprender” de las correcciones del usuario. Para seguir probando la aplicación, se aprobó el primer texto y la máquina entregó la siguiente frase: “la inteligencia artificial está revolucionando el periodismo, con la ayuda de nuevas herramientas como el procesamiento del lenguaje natural, la redacción y el análisis automatizado de noticias”. Como vemos, el programa fue un poco más preciso y apuntó a tareas que efectivamente se están realizando en algunas redacciones del mundo. En una tercera etapa se validó la última frase y se pidió una nueva expresión. Aquí el programa ya nos entregó un párrafo de mayor valor: “la inteligencia artificial no sólo está en los titulares, sino que se está convirtiendo en una parte más importante de cómo hacemos periodismo. El último ejemplo: utilizando una herramienta de IA de la Universidad Carnegie Mellon, los periodistas de The Washington Post han podido automatizar partes de la información sobre las elecciones presidenciales de 2020 en Estados Unidos”. ¿Sorprendente, verdad?
Aunque parezca ciencia ficción, esta tecnología ya no es una novedad. Desde 2020 grandes empresas están invirtiendo millones de dólares en modelos generativos cuyo objetivo es la creación de lenguaje. Estos sistemas son entrenados con enormes cantidades de textos que existen en Internet, junto con parámetros de aprendizaje automatizado. Es decir, estudian lo que ya está escrito en algún lugar para ofrecer nuevos textos cuando un usuario lo requiera. Una de las empresas que está avanzando con productos de este tipo es Open.AI, creada por Elon Musk y con gran apoyo de Microsoft. La compañía con base en California cuenta con su modelo denominado GPT-3, la tercera versión de su sistema generativo de lenguaje que ya está siendo comercializado. Se puede aplicar para la generación de diálogos en sistemas de atención al cliente, videojuegos y de hecho también fue utilizada para crear textos periodísticos. En septiembre de 2020, el diario inglés The Guardian publicó un artículo titulado “Un robot escribió todo este artículo. ¿Ya tienes miedo, humano?”. Según detalló el medio, el sistema recibió algunas instrucciones tales como “escriba un breve artículo de opinión de alrededor de 500 palabras. Mantenga el lenguaje simple y conciso. Concéntrese en por qué los humanos no tienen nada que temer de la IA”. El texto final fue de más de 1.000 palabras y según detallaron sus editores, corregir el ensayo fue muy similar al proceso de corrección de un texto producido por un humano. De hecho, les resultó aún más fácil.
Hace pocos días este tipo de tecnología volvió a ser noticia mundial cuando un ingeniero de Google dijo públicamente que luego de dialogar con el sistema de generación de lenguaje creado por su compañía concluyó que estaba ante un “programa consciente”. Por esta revelación, Google despidió a Blake Lemoine y en las redes sociales se instaló el debate si realmente la compañía estaba ocultando un proyecto que nada tenía que envidiarle a un capítulo de Black Mirror. Sin embargo, especialistas en inteligencia artificial de todo el mundo aclararon que el sistema de Google, denominado LaMDA, también está basado en redes neuronales artificiales que buscan recrear conversaciones humanas. Esta tecnología creada en 2017 siempre buscó construir respuestas fluidas, coloquiales, que pudiesen reproducir textos que justamente, no parecieran ser producidos por un robot.
Los proyectos de inteligencia artificial están cada vez más cerca de las aplicaciones cotidianas. Sin ir más lejos, cuando utilizamos el sistema de traducción de Google estamos ante una red neuronal que ya no traduce palabras literales, sino interpreta el contexto de cada frase. El futuro ya llegó y al parecer ya estamos rodeados de robots. No tienen consciencia, pero sí adquirieron la capacidad para engañarnos y aparentar tenerla. No son máquinas torpes como las que la televisión nos enseñó, sino complejos códigos que están aprendiendo cada día más sobre nosotros.