Una pelea por el dominio de un barrio terminó en homicidio

Un transa mató a balazos a un hombre que vendía drogas en Banda del Río Salí. Un femicidio de 2021 había agravado la disputa.

EN LA ESCENA DEL CRIMEN. Los peritos buscan prueba en el lugar donde se registró el homicidio de Pedro Antonio Figueroa en Banda del Río Salí.  EN LA ESCENA DEL CRIMEN. Los peritos buscan prueba en el lugar donde se registró el homicidio de Pedro Antonio Figueroa en Banda del Río Salí.

El cuerpo de Infantería de la Unidad Regional Este custodiaba el lugar para que los peritos pudieran realizar su trabajo. El fiscal Carlos Sale y su auxiliar Alejandro López Islas dirigían las tareas con chalecos antibalas por temor de un nuevo ataque. Jóvenes adictos a los gritos reclamaban por las dosis de pasta base que necesitaban consumir antes de sufrir un cuadro de abstinencia. Vecinos y familiares con caras de pocos amigos se reunían y organizaban una venganza que concretarían horas después. Esa fue la escena que dejó un crimen que se registró el sábado por la mañana en el asentamiento 4 de Mayo ( Banda del Río Salí), por el dominio territorial de la venta de droga. Este fue el homicidio número 15 donde está presente el consumo problemático o la violencia que genera la venta de sustancias en la provincia. Representa casi el 40% de las 39 muertes violentas que se registraron en lo que va del año en Tucumán.

El caso está prácticamente resuelto. El hecho, según la investigación, ocurrió pasadas las 9. Franco “Cococho” Ocaranza, a bordo de una moto que habría sido conducida por su cuñado, llegó hasta el domicilio de Pedro Antonio Figueroa, que estaba consumiendo bebidas y posiblemente drogas en la puerta de su casa. Le disparó en la rodilla y luego gatilló otras tres veces su arma, impactando todos los proyectiles en el cuerpo de la víctima. El agresor, al observar que el hombre no había fallecido, se bajó del rodado y comenzó a golpearle la cabeza con la culata del arma y después le aplicó varias patadas en la cara. Ante la desesperación y gritos de los vecinos, el agresor y su cómplice huyeron.

PROTEGIDO. El fiscal Carlos Sale con un chaleco antibalas.  PROTEGIDO. El fiscal Carlos Sale con un chaleco antibalas.

Sólo falta la detención de los atacantes, que son intensamente buscados, para intentar poner paños fríos a la escalada de violencia que se vive en ese humilde barrio. Horas después del hecho, los familiares del hombre fallecido y otros habitantes del lugar, quemaron la casa del señalado como autor del hecho. La Policía detuvo a dos parientes de Figueroa para avanzar con la causa.

Lo ocurrido muestra lo que ocurre en las calles cuando hay una disputa territorial por el dominio de la venta de droga. Figueroa es el padrastro de Daiana Juárez, la víctima de un femicidio registrado el 10 de mayo en el barrio bandeño 23 de abril. Ese día, la mujer fue asesinada de un disparo de una tumbera en la cabeza. Por el hecho, fue condenado a prisión perpetua su pareja, Braian Joel Ignacio, que responsabilizó a su hijo de tres años de ser el autor del homicidio.

En el debate por ese caso se ventilaron numerosas situaciones. Pero la más importante fue que se probó que Ignacio era un transa de la zona. Incluso, varios familiares de la víctima indicaron que él obligaba a su pareja a comercializar sustancias prohibidas. Las juezas que integraron el tribunal Juana Juárez, Isabel Méndez y Carolina Ballesteros, por pedido de la auxiliar fiscal Luz Becerra, enviaron las copias de todo lo escuchado en el juicio para que se inicie una causa por narcomenudeo en la Justicia Federal.

Hipótesis

Sale, según confiaron fuentes judiciales, habría establecido que Ocaranza e Ignacio disputaban el dominio territorial por la venta de drogas en esa zona de la vecina ciudad. Con el fallecimiento de Juárez y la detención de Ignacio, al frente del “negocio” habría quedado Figueroa, pero no pudo sostenerlo, ya que con la detención de su yerno y el fallecimiento de su hijastra, no habría podido rearmar una estructura y restablecer vínculos con los proveedores.

“Cococho” habría aprovechado esa situación para ir apoderándose de la zona. Figueroa, según la teoría del fiscal, no pudo resistir esa situación y se vio obligado a llegar a un acuerdo con su victimario. Ocaranza le habría entregado una importante cantidad de droga a “consignación” (le daba dosis para que vendiera y después le cobraba) que nunca pagó.

El acusado del homicidio, según los testimonios que recolectaron los investigadores, cada tanto se presentaba en la casa de Figueroa y, a los tiros, le exigía que saldara la deuda. Después fue más allá. Atacó a una de sus hijas provocándole lesiones en el rostro. La mujer hizo la denuncia policial no sólo por las lesiones que sufrió, sino que lo señaló como uno de los vendedores de drogas más fuerte del barrio. También logró que la justicia ordinaria dictara una medida de protección a su favor impidiendo que “Cococho” se le acercara.

Ocaranza, de acuerdo a fuentes policiales y judiciales, es considero peligroso. Estuvo 10 meses detenido por una causa en la que se investigaba el homicidio de un policía federal. También aparece en otro expediente de tentativa de homicidio. No trascendieron las razones por las que no llegó a juicio. Los investigadores los están buscando en diferentes casas que tiene en barrios bandeños y una en Ciudad Oculta, de Yerba Buena. Descubrieron que la mayoría de las viviendas fueron usurpadas por la fuerza y que podrían haber sido utilizadas para instalar “quioscos” de venta de drogas.

“Este crimen se podría haber evitado si se realizaba una investigación sobre la venta de drogas”, explicó el fiscal Sale en una entrevista con LA GACETA. “Lamentablemente todos los homicidios registrados en los últimos tiempos la sustancia prohibida aparece en todos los homicidios que se han registrado. Urge la luchar contra el narcomenudeo”, finalizó el investigador.

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