¿De qué hablamos cuando hablamos de mercado?

¿De qué hablamos cuando hablamos de mercado?

¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas? Poesía... eres tú.

Gustavo Adolfo Bécquer

Sábado 2 de julio de 2022. 17.45. Mi mamá celebraba sus 80 años. En medio de la fiesta, y al compás de música brasilera, busco inmortalizar el momento a través de una foto en mi teléfono celular. ¡Tilín! Recibo una notificación: “renunció el ministro de Economía Martín Guzmán”. Fin de Fiesta. Al menos para mí.

A lo largo de estas dos primeras semanas los rumores fueron infinitos. ¿Quién sería su sucesor? ¿Habría nuevos cambios? ¿Giraría el rumbo de la política económica? ¿Se profundizaría el actual modelo? Sin embargo, lo más demandando fue (y seguirá siendo), ¿cómo reaccionarán los mercados?

¿Qué son los Mercados?

En términos de la Ciencia Económica se define como mercado al punto de encuentro entre compradores y vendedores. De acordar un precio común, las partes intervinientes generan un intercambio.

Tradicionalmente, se asocia este concepto a los mercados de valores, financieros o capitales. Y por ende se considera que sólo grandes jugadores o lo que muchas veces se denomina “especuladores” participan de este tipo de transacciones. De esta creencia se desprenden dos mitos.

El primero es que el sistema financiero es un medio de especulación. Sin embargo, es el responsable de canalizar el ahorro hacia la inversión. A través de la inversión una economía crece, generando riqueza y empleo. Sin acceso al crédito, una empresa (o el Estado) no puede financiar sus proyectos productivos. Por ello, en un sistema capitalista, el acceso al capital es determinante. Según la vicepresidenta CFK, el capitalismo “se ha demostrado como el sistema más eficiente y eficaz para la producción de bienes y servicios que necesita la humanidad” (14/04/22, sesión EuroLat).

El segundo mito es la convicción de la ciudadanía de no formar parte de los mercados identificándose como un mero espectador. Cualquier agente económico que tome decisiones de compra y venta actúa en un mercado de bienes y servicios. La disparada de compras en los shoppings, supermercados y casa de electrodomésticos como reacción ante los acontecimientos ocurridos en términos de política económica implicó una “corrida” contra el peso. Las expectativas de inflación y devaluación en una Argentina con tan malos antecedentes, lo explica. Por supuesto, no se trata de un individuo operando de manera aislada, sino del agregado de agentes económicos cuyo actuar ejerce presión sobre la demanda generando un alza en los precios.

Gráficamente podríamos ejemplificarlo con la famosa “Escena de la Red” en la película “Buscando a Nemo”. Un banco de peces queda atrapado en una enorme red de pescadores. En ese momento el pequeño pez Nemo sugiere: “debemos decirles a todos los peces que bajen juntos. Sé que esto funciona”. La presión ejercida por el cardumen al grito de “Nadaremos” logra romper la red y liberar a los peces de sus captores.

Usted, mi querido especulador, cuando corre a stockearse de latas de atún al supermercado esperando un alza de precios, dispara un comportamiento similar al cardumen. Acelera la velocidad de circulación del dinero desprendiéndose de esos pesos anticipándose a que cada vez valdrán menos. En un comportamiento muy racional busca defenderse frente a la inflación esperada.

Es ampliamente conocido que los activos reales son los mejores instrumentos de cobertura de cara a contextos inflacionarios. Un gran inversor se cubrirá comprando commodities o invirtiendo en inmuebles; un pequeño inversor lo hará comprando dólares blue; un ciudadano común yendo al súper en búsqueda de bienes no perecederos. El principio detrás es el mismo: resguardar el poder de compra de los pesos.

Por ello, ante la pregunta de cómo reaccionan los mercados, yo respondería al estilo de Bécquer: ¿qué es el Mercado? ¿Y tú me lo preguntas? ¡El mercado … eres tú!

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