Intento de magnicidio: las claves para desactivar los discursos de odio

María Laura de Arriba y Andrés Stisman hablan de cómo operan estos mecanismos y de algunos modos de desactivarlos

“Los discursos de odio tienen un espectro muy amplio, desde una simple intolerancia hasta llegar al exterminio del otro cuando nos parece que es diferente. Por eso ha habido genocidios, nazismo, estalinismo, las políticas de exterminio que conocemos en la historia”, dijo a LA GACETA María Laura de Arriba, Doctora en Letras.

“Creo que hay que apelar a un ejercicio de convivencia de los dos sectores, de todos. Hay que convivir, nos guste o no nos guste porque tenemos que tener una vida más tranquila, más sosegada. Por eso me pareció bien que antenoche las dos Cámaras, de Diputados y Senadores, se hayan expresado condenando el atentado, tanto opositores como oficialistas. Eso implica una madurez política frente a un hecho extremo. Hay que actuar unidos, pidiendo que paremos todos la mano, sacar un mensaje de unión. Antenoche los legisladores estuvieron a la altura de las circunstancias, algo que no fue así en los últimos días, cuando se dijeron muchas cosas. Se necesita consenso y comprensión en un marco de racionalidad. Creo que un discurso de odio se puede desactivar si los intelectuales, artistas y pensadores de la sociedad bajan un mensaje de consenso junto a los políticos”, analizó De Arriba, reconocida especialistas en análisis del discurso.

“Es más fácil desactivar una bomba que los efectos que producen los discursos que promueven el odio, una vez que estos han hecho efecto en el tejido social. De todas formas, para desarmar los discursos de odio se requiere de mucha conciencia y responsabilidad por parte de quienes tienen la función de informar y formar a la opinión pública. Por otra parte, si los discursos que promueven el odio van dirigidos contra colectivos históricamente vulnerables y están orientados a denigrar la dignidad humana inherente a todas las personas, deben ser objeto de sanción penal”, sostiene por su parte Andrés Stisman, Doctor en Filosofía.

“Muchos medios de comunicación y una parte de la dirigencia política se dedican desde hace años a poner a Cristina Fernández de Kirchner en el papel que en nuestra cultura representa el diablo: el mal mismo. Con ello se anula toda posibilidad de discusión y disenso político realizado en base a ideas. El mal es algo que debe ser odiado absolutamente, combatido hasta el extremo y anulado. Cuando esto ocurre no es de extrañar que se puedan producir hechos como los que se han vivido el jueves en Buenos Aires. Lo que pretendo decir es que quien intentó asesinar a la vicepresidenta no es un ‘loquito suelto’, sino alguien que ha puesto el cuerpo a un conjunto de ideas y sentimientos promovidos explícitamente y con unas intenciones políticas claras. Los discursos que promueven el odio siempre son invitaciones a pasar a la acción y una forma de legitimar actos violentos”, agregó Stisman, quien es docente e investigador de la UNT.

En el universo digital

“En las redes sociales hay de todo: gente que descree lo sucedido y asegura que esto estaba armado, gente que repudia lo sucedido y defiende la democracia. Todo esto nos hace pensar hasta qué punto las redes tienen que tomar decisiones sobre contenido que circula”, reflexionó Desiree Jaimovich, periodista especializada en redes sociales. “Por un lado las redes sociales se basan en la libertad de expresión, pero por otro hay discursos de odio por los cuales todas (Facebook, Twitter, Instagram, TikTok) tomaron medidas con políticas que están vigentes y son similares”, agregó en su columna en Radio Con Vos, durante el programa “Pasaron Cosas” de ayer.

En las diferentes redes sociales se pueden reportar mensajes de odios -denunciar- y, con un trabajo de inteligencia artificial y de humanos -en Facebook hay más de 15.000 empleados que trabajan en esto- se remueve el contenido luego de un chequeo sobre la publicación o comentario. “Cada tres meses la empresa Meta, que tiene a Facebook e Instagram, reporta cuáles fueron las acciones que se tomaron. Durante el primer trimestre, por intimidad y acoso en Facebook medidas sobre 8,2 millones de piezas. Con respecto a temas de odio, 15,1 millones. En Instagram las medidas tomadas son menos, 6 millones de piezas referidas al odio pero esto es porque todavía Facebook tiene más usuarios”, explicó Jaimovich.

“Es el momento para dialogar”: Ana Correa y las respuestas que se esperan de la clase política

“Acá hablamos de que es una de las máximas autoridades del país y, además, en su persona representa a muchos militantes y votantes. Hay un odio encarnizado contra ella que es una líder y seguramente hay componentes de género, pero esto trasciende la figura femenina porque tiene más que ver con el sector político al cual representa, que está conformado por varones y mujeres”, dijo Ana Correa, militante feminista y autora de “Somos Belén” (Ed. Planeta).

“Fue impactante para mí ver la imagen del revólver en la cabeza de la Vicepresidenta. Ese nivel de violencia en el cual las personas que estaban alrededor no pudieron casi reaccionar. Esa imagen quedará grabada en nuestras retinas porque es un atentado contra la democracia, más allá de la persona de Cristina Fernández -con quien nos solidarizamos- pero esa figura representa a un sector popular y esto fue un atentado a la democracia misma”, expresó Correa a LA GACETA. Y agregó: “es un gran momento para que los expresidentes y líderes políticos se junten y paren la pelota, para tratar de bajar el nivel de violencia y poder construir, dialogar y trabajar para quienes más lo necesitan. No es un problema de la dirigencia política sino que nos atañe a todos. Recuerdo que en los momentos más difíciles del gobierno de Raúl Alfonsín todos los partidos salían a apoyarlo cuando era necesario, porque había que defender la democracia que tanto nos costó construir y consolidar”.

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