La atroz conjunción de niños y droga

07 Septiembre 2022

Fuerte inquietud ha generado el caso de la intoxicación de un bebé de un año con cocaína en una vivienda del barrio El Palomar en la Banda del Río Salí. La emergencia, que ha desatado un debate tanto por la responsabilidad de los familiares de la criatura como por la circulación y venta de estupefacientes en los barrios vulnerables, ha visibilizado los alcances que está teniendo el narcomenudeo en la provincia, sobre todo en la periferia capítalina.

Después de conocida la intoxicación, los médicos han señalado que se trata de un caso único, que no tiene precedentes en cuanto a este accidente en que una criatura consume el estupefaciente que había quedado a su alcance, aunque hay profesionales que han referido, por un lado, historias de madres consumidoras que han intoxicado a sus hijos lactantes, así como el crecimiento problemático del consumo entre niños que se ha vuelto “algo cotidiano” en esos vecindarios, según señaló el psicólogo social Emilio Mustafá. Además, en opinión del toxicólogo Alfredo Córdoba, “los chicos crecen en un entorno en el cual naturalizan el uso de sustancias y luego pueden empezar a consumir a tempranas edades”. Esta circunstancia del consumo de infantes aparece como un emergente de ese entorno señalado constantemente por los vecinos, que marcan la actividad de los dealers que introducen la droga y esta se convierte en una actividad de subsistencia de muchas familias en esos vecindarios. También fue advertido en instituciones como el hospital Padilla, cuyo director ha dicho que el factor de consumo de droga aparece con frecuencia en las emergencias que se atienden, ya sea accidentes de tránsito, domésticos o heridas por querellas de distinto tipo.

Las autoridades, enfrascadas en la implementación de la Ley contra el narcomenudeo, dicen que ha crecido la venta en la periferia y destacan que es notorio cómo en la investigación de delitos de todo tipo aparecen cuestiones vinculadas con estupefacientes, por lo que están tratando de acelerar los tiempos para enfrentar el problema. El gobernador dijo que se está aplicando la Ley Nacional de Seguridad Interior para combatir ya el narcomenudeo, que se observa “en la Capital y en la mayoría de ciudades y pueblos del interior”. “Vamos a llegar a cada uno de los lugares donde se venden drogas. Donde se comercializan y utilizan a muchos de nuestros niños y jóvenes para conseguir estos objetivos ilegales. Les vamos a caer con todo el peso de la ley”, explicó.

Al mismo tiempo, aún se está discutiendo cómo armar equipos para el tratamiento de adicciones. En ese sentido, en junio pasado se ha dado comienzo a una tarea de coordinación de una red de instituciones públicas y ONGs para la ayuda de personas con adicciones. Sin embargo, la aparición de estos casos de niños de corta edad y hasta de bebés en cercanía de la droga deberían acelerar los tiempos para hacer eficiente la tarea de estas organizaciones. Hay centros de asistencia –Cepla- formados hace tiempo en barrios vulnerables; trabajo de equipos de asistencia, fundaciones y hospitales, así como áreas de Desarrollo Social y de Salud que ya deberían tener estadísticas de adicciones y estrategias de tratamiento multidisciplinarias. El mismo gobernador pidió saber el número de las personas en tratamiento y las que están fuera del tratamiento, con lo que quedó claro que la tarea todavía parece estar en ciernes.

Convendría buscar los elementos para acelerar los tiempos, antes de que, como señaló el psicólogo social mencionado, el fenómeno termine destruyendo todos los lazos familiares y los tejidos de una comunidad.

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