Liga Tucumana: el “Juliano” brindó con la Copa

El conjunto de Villa 9 de Julio venció por penales a Graneros tras igualar 0-0 en cancha de Ñuñorco y conquistó el cuarto título liguista de su historia

LOCURA ROJA Y BLANCA. Los jugadores de Sportivo celebran con el trofeo del Anual “Malvinas Argentinas”. Fue un triunfo merecido para los de Villa 9 de Julio, que habían tenido las oportunidades más claras. LOCURA ROJA Y BLANCA. Los jugadores de Sportivo celebran con el trofeo del Anual “Malvinas Argentinas”. Fue un triunfo merecido para los de Villa 9 de Julio, que habían tenido las oportunidades más claras. LA GACETA / FOTOS DE OSVALDO RIPOLL

Cuando se levantó de la cama ayer por la mañana, Walter Perea tuvo la seguridad de que iba a ser un día especial. Primero por la razón más obvia: desde la medianoche llevaba acumulando salutaciones en su celular porque era el día de su cumpleaños número 40. Y qué mejor marco para un cambio de década que el de una final de Liga Tucumana, con ese aire cargado de expectativa, de humo de bengala y de percusiones metálicas acompañando el cántico de las hinchadas. Al caer la tarde, su querido Sportivo Guzmán, ese con el que había conquistado dos veces el título liguista como jugador, le daba el mejor regalo posible: su primer título como entrenador, con apenas siete meses de rodaje en esa función. “Debuté como DT y fui campeón. No sé si alguien lo habrá hecho antes en el club, pero eso le da un toque particular”, reconoció el entrenador de los “Julianos”, que embolsaron su cuarto título liguista al vencer 5-3 por penales a Graneros tras igualar 0-0 en la definición que tuvo lugar en cancha de Ñuñorco.

Al campeón le tocó enfrentar la angustia de los penales al cabo de un partido que pudo haber resuelto en los 90 minutos, por haber generado varias ocasiones claras de convertir, sobre todo en el primer tiempo. Y si no lo hizo, fue en gran parte mérito de Gustavo Aún: el imponente y elástico arquero de Graneros tuvo algunas intervenciones espectaculares, como ese tiro libre bajo y esquinado que le desvió a Mauricio Miranda o ese cabezazo bombeado al ángulo que le desactivó a Julián Caldez. Ambos hubieran sido golazos.

Como a lo largo del torneo, Sportivo hizo de la pelota parada su arma principal: por esa vía convirtió 15 goles en el campeonato, y ayer generó no menos de seis situaciones concretas de gol. “Creo que si este equipo es campeón, es porque trabaja para ganar todos los partidos, analizando los errores del rival. Pero futbolísticamente, nuestra mejor virtud es la pelota parada, claramente. Nos decían que Graneros ya nos conocía y que iba a tratar de contrarrestar eso, pero por más que el rival sepa, si ejecutás bien el trabajo te tiene que salir bien. Y nosotros lo hicimos”, resaltó Perea, responsable de esa filosofía.

La segunda parte fue más deslucida y escasa de emociones fuertes, aunque Graneros tuvo la más clara en el inicio, con una chilena de Héctor Collantes que encontró bien parado a Nahuel Abregú bajo los tres palos. Sería el primero de los duelos que el arquero “juliano” le ganó al buen 9 del sur, ya que también le contuvo su disparo en la tanda de penales. Atajada que sería decisiva para la consagración del equipo de Villa 9 de Julio.

Graneros tuvo destellos de lucidez, sobre todo cuando la pelota pasó por los pies de Alejandro Medina, pero se terminaba deshilachando a partir de tres cuartos de cancha, bien controlado por la firme defensa de Sportivo.

Hubo una clave extra, de carácter esotérico: el estricto cumplimiento de la cábala por parte del DT. “Usé esta misma remera gris durante todo el campeonato. El mismo pantalón, el mismo boxer, las mismas medias y las mismas zapatillas. Yo no era cabulero, pero por los jugadores me acostumbré a usarla”, aseguró. Y dejó un mensaje final: “es el mejor cumpleaños que podía esperar. Por supuesto que esperaba este regalo. Yo sabía que los jugadores eran capaces de demostrar que podíamos ganar esta final. Siempre buscamos ganarlo al partido”.

Guantes salvadores y un botín definidor

La primera alegría fuerte de la tarde para Sportivo fue la atajada de Nahuel Abregú en la tanda de penales, que terminaría siendo determinante. Héctor Collantes eligió la izquierda del arquero, pero este adivinó la intención. “Fue pura intuición. Pensé que iba a patear ahí. Después, los chicos fueron muy efectivos. Esto es mérito de un grupo humanos que, después de un momento malo del torneo, supo enderezar el rumbo”, destacó el guardavallas. “Salir campeón con el club del que sos hincha, en el que naciste, es la frutilla del postre. No tiene precio. Es un sueño cumplido, y pude hacerlo como titular”, destacó Abregú.

Si Abregú tuvo el mérito de atajar, Franco Barrera tuvo el de convertir el último penal. Una gran responsabilidad, porque un fallo le hubiera dado otra chance a Graneros. “Siempre que voy a patear un penal, ya tengo decidido dónde le voy a pegar. Por más que el arquero se tire hacia ahí, trato de asegurar con un remate fuerte. Ya lo había visto al arquero que se tiraba más hacia la izquierda, así que elegí la derecha”, contó Barrera, tras su primer título liguista con Sportivo: “es una alegría que no se puede explicar con palabras”.

APUNTES DE LA FINAL

Cortó una sequía liguista de más de una década

Habían pasado casi 11 años desde la última consagración de Sportivo Guzmán en el Torneo Anual. El 11 de diciembre del 2011, el “Juliano” -por entonces dirigido por Salvador Monaco- le ganó 2-1 a Deportivo Aguilares en cancha de San Martín, con goles de Sebastián Luna y Juan Pablo Villafañe.

Tetracampeón

Con 101 años de vida (nació el 15 de abril de 1921), Sportivo Guzmán logró su cuarto título en la Liga Tucumana, que se disputa desde 1977. Así, igualó la marca de Atlético Concepción y Ñuñorco. Los anteriores títulos fueron en 1990, 2006 y 2011.

Campaña de menor a mayor

La temporada para los dirigidos por Walter Perea fue dibujando una curva ascendente de rendimiento, lo que le permitió ganar varios partidos seguidos en la fase regular y clasificarse en la última fecha a la segunda etapa de la zona campeonato, en la que fueron protagonistas. En cuartos de final y en semifinales se impusieron sobre Jorge Newbery y San Antonio respectivamente, en ambas oportunidades por 2-1.

Despedida

Fue el último partido para el árbitro Santiago de la Rosa, quien cerró una etapa de 15 años de referato. Lo festejó con su señora Cecilia y sus hijos Nicolás, Paula y María Esperanza.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios