Un domingo para el olvido: Atlético Tucumán sufrió "dos derrotas"

El "Decano" no pudo aguantar la ventaja inicial y la derrota 2-1 en Paraná se sumó a la victoria de Boca sobre Vélez en una jornada para el olvido, porque también perdió la cima

NEUTRALIZADO. Pereyra se contagió del nerviosismo del equipo y no pudo adueñarse de la mitad de la cancha. Sin embargo, se mostró como opción de pase. NEUTRALIZADO. Pereyra se contagió del nerviosismo del equipo y no pudo adueñarse de la mitad de la cancha. Sin embargo, se mostró como opción de pase. Fotos de Javier Escobar - Especial para La Gaceta

Atlético vivió un domingo para el olvido, en el que todo lo que podía salirle mal, le salió ídem.

Es que el “Decano” encajó dos derrotas en apenas un par de horas: primero perdió 2-1 en Paraná con Patronato y luego resignó la punta a manos de Boca, vencedor 1-0 sobre Vélez.

Patronato terminó siendo, inopinadamente, el “Patrón del Mal” para el equipo de Lucas Pusineri.

Porque nada bueno sacó Atlético de una visita que, se intuía, podía resultar “engañosa”: bien mirado, el equipo que a la postre lo bajó del liderazgo de la Liga no es el que se encuentra seriamente amenazado por el descenso por causa de magras campañas anteriores, sino aquel que viene de eliminar a River en Copa Argentina y que realiza un torneo no solo decoroso, sino más que meritorio.

De todas formas, el tema no es tanto lo que el equipo de Facundo Sava hizo bien (varias cosas) en la estival tarde entrerriana, sino lo irreconocible del “Decano”, en particular en algunas facetas del juego en las que suele “nadar” cual pez dorado en el Río Paraná.

“Pusi”, eterno propiciador de la mirada del vaso medio lleno, no ocultó su bronca por la derrota en el “Presbítero Bartolomé Grella”.

“No pudimos sostener (la ventaja inicial) y en definitiva en el trámite, a mi entender, las situaciones más claras fueron nuestras… La calentura es por no poder concretar”, respondió a una consulta de LG Deportiva.

MADRUGADOR. Coronel abrió el marcador a los cinco minutos del partido. MADRUGADOR. Coronel abrió el marcador a los cinco minutos del partido. Fotos de Javier Escobar - Especial para La Gaceta

La rabia de “Pusi” tenía razón de ser. Sobre todo porque el gol de vestuario (cabezazo de Mateo Coronel) ante un equipo que podría haberse desesperado dada su situación con los promedios, no fue capitalizada. En realidad, en un eventual ping pong de jugadas de peligro, el fiel de la balanza arroja cierto equilibrio.

Esta vez en el “debe” de Atlético no hubo apenas unas cuantas definiciones malogradas, sino también otras cuestiones fallidas: la generación de juego a su estilo, simple y directo, solo se dio a cuentagotas. Además, su habitualmente sólida retaguardia concedió demasiadas facilidades.

Hubo razones para uno y otro déficit. La ausencia del lesionado Manuel Capasso pareció debilitar la usualmente granítica columna levantada por Bruno Bianchi (perdió por mucho a Marcelo Estigarribia en el cabezazo del empate).

Sobre todo, se extrañó al suspendido Guillermo Acosta. Las actuaciones de Gastón Gil Romero primero, y de Francisco Di Franco después, no hicieron sino potenciar la nostalgia por un “Bebé” muy maduro, frecuente garantía de corte (de intentos rivales) y de confección (de primer pase).

Sin ellos dos en cancha (y sumada la salida por lesión de Ramiro Carrera antes del intervalo), Atlético no se pareció tanto a Atlético.

Para colmo, cuando el entrenador optó por cambiar su pareja de ataque (quizá lo podría haber hecho en el entretiempo) y apostar a dos jugadores más veloces (Ramiro Ruiz Rodríguez y Augusto Lotti), el segundo de Patronato (media vuelta de Sebastián Molina) no tardó en llegar. Entonces, definitivamente, el partido ya no estuvo para la contra, sino para un ataque masivo, que no fructificó.

“El primer tiempo nos costó; nos descompensamos un poco, pero después empezamos a anticipar a sus delanteros, y corregimos algunas cosas que nos hicieron estar mejor en el segundo”, argumentó Sava ante una pregunta de LG Deportiva. La verdad sea dicha: en el Grella no se notó diferencia entre quien pretende el título y el que lucha por la permanencia. Y terminó festejando un Patronato que va por el milagro de descontar a Arsenal siete puntos en cinco fechas.

Atlético tendrá que ir por otro, más terrenal quizá, pero igualmente difícil. El gol del pibe Gonzalo Morales en La Bombonera hace que el “Deca” ya no dependa de sí mismo para gritar campeón. Ahora habrá que hacer (mejor) los deberes, mantener a Racing a raya –visita al “Cilindro” incluida- y esperar que Boca afloje y ceda puntos. Menuda tarea, aunque todavía posible.

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