¿Por qué Manzur seguirá en la Casa Rosada y qué hará Jaldo con la gestión?

La sintonía fina en el binomio que alguna vez se tiró con todo en las declaraciones previas a las PASO de 2021 es cada vez más sólida.

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El sillón siempre está disponible. Casi como un ritual, Osvaldo Jaldo no lo ocupa permanentemente. Sabe que su gobernación es interina y que, cada vez que llega a Tucumán, Juan Manzur debe ocuparlo. Lo mismo pasa con el sillón lateral del despacho privado. El vicegobernador ocupa la silla contigua y deja la poltrona al actual jefe de Gabinete de la Nación. La sintonía fina en el binomio que alguna vez se tiró con todo en las declaraciones previas a las PASO de 2021 es cada vez más sólida. Ambos se respetan y se miden. Hablan a solas y toman decisiones de gestión y también políticas. Jaldo mira aquel sillón con un gesto de ilusión. El tranqueño sabe que en el 14 de mayo de 2023 se le presentará tal vez la última oportunidad para ser elegido para el máximo cargo de la provincia. Los comicios del año que viene lo encontrarán con 65 años, casi una década más que Manzur. Éste, a su vez, ya estará de vuelta en Tucumán. El gobernador no gozará de la licencia; tampoco quiere tomarla en un cargo nacional si es que el presidente Alberto Fernández le llegara a pedir que vuelva por un tiempo a su tierra y regrese al despacho de la Casa Rosada. Nadie sabe cómo estará la Argentina a mediados de 2023; tampoco Manzur, que espera el pronunciamiento judicial para saber si puede ser candidato a vicegobernador por el Frente de Todos. Sin embargo, se consolida en la estructura de un gobierno debilitado.

Si bien las cuestiones económicas exponen al ministro del área Sergio Massa como la principal figura del staff oficialista, Manzur no ha cedido terreno político. Resulta gravitante para la subsistencia de Alberto en el cargo. Habla con Cristina Fernández de Kirchner y, en muchas ocasiones, hace de nexo para mantener la concordia interna. Goza de la estima de la comunidad internacional en una administración que no supo o no pudo abrirse al mundo. Contiene a los barones del conurbano bonaerense, para que el peronismo no ceda terreno en el principal territorio electoral. Tiene voz y voto dentro de una CGT que ha mostrado nuevamente sus diferencias, pero que no adopta una postura distante de la Casa Rosada, pese a la puja salarios-inflación y las demandas de sus representados. Convoca a los empresarios cada vez que surge alguna cuestión que puede resolverse por la vía diplomática y política. Y goza de la estima de los gobernadores justicialistas, muchos de los cuales han pedido expresamente que el tucumano se quede en la estructura y, si Alberto no lo permitan, sean ellos los que elijan al sucesor en ese cargo. Frente a este escenario, se abren dos interpretaciones que bien se pueden complementar. Manzur es necesario para que Alberto Fernández siga sosteniéndose en la Presidencia en medio de una fuga de funcionarios. Pero también cabe suponer que el mandatario nacional no tiene reemplazante. ¿Quién agarrará semejante cargo en medio de la tormenta política e institucional? De una u otra forma, Manzur capitaliza. Es probable que a mediados de noviembre el jefe de Gabinete traiga a Tucumán al Presidente; más segura es la llegada de la secretaria de Energía de la Nación, la salteña Flavia Royón, para inaugurar una o las dos Estaciones Transformadoras, ubicadas en El Manantial y en Los Nogales.

¿Por qué Manzur no adopta rápidas definiciones acerca de su futuro político e institucional? La respuesta lleva a innumerables hipótesis.

- Después de más de un año y 40 días al frente de la Jefatura de Gabinete, el gobernador en uso de licencia sabe que ese cargo es estratégico para consolidarse en el escenario nacional. Dar una fecha exacta acerca de su regreso a Tucumán implicaría una pérdida del poder construido a la luz del cargo. “Ni los mozos le servirán café si saben cuándo se irá”, comentan en el interior de la Casa Rosada. Prefiere mostrarse más como piloto de tormentas que como un soldado de una causa perdida.

- Manzur se escuda en la gestión para no dar precisiones acerca de su futuro político. Decir que competirá hoy por la vicegobernación en su provincia es como admitir un descenso directo, sin escalas, y dar la sensación de administración frustrada a nivel nacional.

- Aceptar hoy que se postulará como compañero de fórmula de Jaldo debilitará al propio candidato a gobernador. Las pujas internas en el PJ tucumano están más vivas que siempre. Esta semana, los conductores de la provincia analizaron los resultados de algunas encuestas. De ese análisis, ambos indican que ir juntos a las elecciones garantiza el triunfo al oficialista Frente de Todos. Manzur revalidaría el título de líder territorial y Jaldo cumpliría su sueño de cerrar su carrera política como gobernador electo, no interino. Pero aquellos sondeos evidencian otra grieta que se está abriendo en el oficialismo: una candidata que –según los consultores- resulta de la preferencia de cierta franja del electorado capitalino. Por eso, la diputada Rossana Chahla no sólo tiene buena ubicación en esas encuestas encargadas por los conductores oficialistas, sino también en los actos a los que asiste Manzur o Jaldo. No es coincidencia. Pero no todo es color de rosa para la ex ministra de Salud. El titular del Enohsa Norte Grande, Gerónimo Vargas Aignasse, empapeló la ciudad con su imagen, en una referencia indirecta a sus intenciones de pelear por la intendencia. Se lo dijo al propio jefe de Gabinete de la Nación, durante una charla en Buenos Aires, de la misma manera que se lo transmitió su prima, la ministra de Gobierno Carolina Vargas Aignasse, durante la reunión de trabajo del lunes en la Rosada. Por si esto fuera poco, Jaldo le pidió hoy al presidente del Concejo Deliberante, Fernando Juri (otro nombre en la carrera por la intendencia) que asista al acto de entrega del boleto a jubilados junto con los ediles capitalino. El vicegobernador a cargo del PE los quiere ver más cerca de la estructura oficialista que de la dependencia financiera de ese cuerpo (particularmente del bloque) a las decisiones del jefe municipal Germán Alfaro. Sólo la unidad en la cúpula puede garantizar la consolidación del espacio justicialista, más allá de las diferencias en la principal sección electoral tucumana.

- Manzur estirará lo más que pueda su estadía en la Casa Rosada. Se lo ha transmitido al propio Jaldo y de allí aquella frase que el jefe de Gabinete pronuncia en público: “aquí el gobernador se llama Osvaldo Jaldo y es el que toma las decisiones”, sentenció. Manzur sabe que no es correcto que pida licencia tras licencia, como pretende el propio Alberto Fernández. El impacto en la opinión pública de tal conducta sería demasiado negativo para un oficialismo que trata de sostenerse en medio de la crisis nacional. "Está trabajando con nosotros, lo que pasa es que él -y yo comparto- tiene que involucrarse en la política de Tucumán para garantizar un buen resultado. Veremos cómo lo manejamos en su momento", había dicho el Presidente durante una entrevista con El Destape. "Yo espero que me acompañe, pedirá licencia durante los meses de campaña. Veremos cómo lo arreglamos, que se yo", expresó. Tras los comicios provinciales, a Manzur le quedarían al menos seis meses hasta el turno de las presidenciales, previas PASO, en caso de querer instalarse en alguna fórmula. Hay varias posibilidades en ese sentido, que Alberto Fernández lo nomine o que Manzur acompañe a Eduardo “Wado” de Pedro si es que el cristinismo avala una propuesta propia.

Mientras tanto, ¿Qué hará Osvaldo Jaldo?

El vicegobernador en ejercicio del Poder Ejecutivo sigue consultando todo lo que hace con su compañero de fórmula, con el que mañana cumplirá siete años de un tránsito institucional de unidad. “Osvaldo, vos sos el gobernador y a vos te corresponde tomar las decisiones que correspondan para resolver las cuestiones de la provincia”, le dijo Manzur a Jaldo tras la conferencia de prensa. El vicegobernador a cargo del PE vino ajustando algunas tuercas en el gabinete, y los ministros respondieron al pedido de mayor planificación para mostrar aún más que la gestión le da respuestas a la sociedad. Un caso particular es la seguridad. El lunes, el gobernador interino presentará desde las escalinatas de la Casa de Gobierno a los 600 policías y a los 200 agentes del Servicio Penitenciario que se incorporarán a las fuerzas de seguridad. La primera dotación de uniformados tendrá como misión preservar el orden en zonas más alejadas del macrocentro; instalarse, paulatinamente, en los barrios, y así prevenir delitos. Los agentes penitenciarios, a su vez, cumplirán la tarea que hoy desempeñan los policías que custodian presos en las comisarías. La idea de Jaldo es, además, reforzar las guardias nocturnas, un horario en el que aún no pueden reducirse los índices delictivos. Este proceso no ha sido nada fácil ni para él ni para el ministro de Seguridad, Eugenio Agüero Gamboa. Hace dos semanas, en una cumbre matutina con la cúpula policial, el vicegobernador lanzó una arenga que conmovió a los jefes. “El que quiera jugársela y seguir el ritmo, puede acompañarnos. El que no, que deje su cargo y, si quiere, que vaya a cuidar nietos”, arengó el tranqueño. La respuesta ha sido unánime y no hubo bajas en la conducción de la Policía.

Jaldo saca a jugar también a todos los referentes oficialistas. Hoy lo hizo con los concejales capitalinos, pero también lo hará con los intendentes y con los comisionados rurales que se encargarán de distribuir en sus jurisdicciones el boleto gratuito para los jubilados. También proyecta una cumbre con los legisladores.

Así se está preparando el oficialista Frente de Todos para la próxima batalla: buscando la unidad desde arriba hacia abajo, pero colgando, hasta nuevo aviso, un enorme cartel que dice: “prohibido hablar de candidaturas”.

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