Derecho internacional público: la más transgredida de todas las normativas

31 Octubre 2022

Carlos Duguech

Analista internacional

El Derecho Internacional Público (DIP) es uno de los ordenamientos jurídico-convencionales que ha transformado las relaciones interestatales y humanas en el planeta. Y, a la vez con menos potencia a la hora de su efectiva aplicación en algunos casos en los que se involucran las grandes potencias aunque lo suscriban cientos de países y hasta en el marco de la ONU. En reiteradas ocasiones se interpone -a la hora de su imperio- la “conveniencia circunstancial” que esgrimen como salvoconducto para no someterse a su rigor algunos estado que se obligaron. Alberdi introduce en “El crimen de la guerra” el concepto de “Pueblo-mundo”: “La gran faz de la democracia moderna (lo escribe circa 1870) es la democracia internacional, el advenimiento del mundo al gobierno del mundo, la soberanía del pueblo-mundo como garantía de la soberanía nacional”.

Leer al jurisconsulto tucumano depara sorpresa al lector. Sorpresa en tanto este advierte que ese pensador -inmortalizado en mármol por su comprovinciana Lola Mora- precisa conceptos que se corporizan en la segunda mitad del Siglo XX después de la “Declaración Universal de los Derechos Humanos (París, ONU, 10/12/1948).

Vale citarlo, un adelantado: “Así cuando uno o muchos individuos de un Estado son atropellados en sus derechos internacionales, es decir de miembros de la sociedad de la humanidad, aunque sea por el gobierno de su país, ellos pueden, invocando el derecho internacional, pedir al mundo que lo haga respetar en sus personas, aunque sea contra del gobierno de su país”. Densidad de conceptos y precisión expositiva, propios de un Alberdi humanista y respetuoso del derecho y la justicia. No es ocioso destacar lo singular de su concepto al escribir “aunque sea por el gobierno de su país”.

Propuesta de Alberdi

“Para que exista un gobierno internacional o común de todos los pueblos de la humanidad, ¿qué se necesita? Que  la masa de las naciones que pueblan la tierra formen una misma y sola sociedad, y se constituya bajo una especie de federación como los Estados Unidos de la Humanidad”

A la medida del pensamiento alberdiano y cuando la IIGM mostraba signos de la casi inmediatez de su final, con Alemania cercada, Italia sin defensas y un Japón incendiado, aun antes del bombardeo atómico, surge la ONU. Fue en la conferencia de San Francisco que emergió la organización internacional por excelencia. En al capítulo de la Carta sobre el Consejo de Seguridad (CS) muta el sistema de votación de la Asamblea General (un país un voto). Una cuestión sobre cualquier asunto que le es sometido al CS para una resolución que no incluya los votos afirmativos  de los cinco miembros permanentes (Rusia, EEUU, Gran Bretaña, Francia y China) no tiene valor. Un sólo país de los cinco que decida no suscribir la votación es balde de agua helada para el escrito de carácter resolutivo por asuntos ligados a la “paz y la seguridad internacionales”. Dos palabras que se repiten siempre juntas. En el texto de la carta, ¡32 veces! Ese no voto afirmativo de cualquiera de los cinco es el tan mentado “veto”, palabra que no está en la carta.  Tal vez  un cuidado de los redactores para no ser tan brutales con ese irritante privilegio intacto ¡desde hace 77 años!

Pobre Señor Guterrez

Al frente de una organización de 193 países, y a 77 años desde su creación para velar por la paz y la seguridad internacionales, no sabe qué más hacer ni qué decir. Aunque no le cuesta mostrarse abatido y todo lo que dice conlleva una carga de dramatismo y penosa claudicación a la vez. La Asamblea General logró  consolidar una sesión extraordinaria en marzo, a días de la invasión armada rusa. No podía hacer otra que una resolución humanitaria. Casi con la candidez de los niños establecía una serie de “exigencias a Rusia” como la de no atacar a civiles ni a sus propiedades; permitir el acceso de personal para llevar ayuda humanitaria y sobre todo marcarle bien que se atenga al derecho internacional y al cumplimiento de los Protocolos de Ginebra (1949). ¡Pobre Señor Guterrez, que con devoción pretende concretar -dentro de  su abatimiento- las funciones de Secretario General de la ONU!

Atada de pies y manos

Poderosa ONU, en los papeles. Basta leer en su Carta el Capítulo VII, artículo 42: “Si el Consejo de Seguridad estimare que las medidas  de que trata el Art. 41 pueden ser inadecuadas o han demostrado serlo,  podrá ejercer, por medio de fuerzas aéreas, navales o terrestres la acción que sea necesaria para mantener la paz y la seguridad internacionales. Tal acción podrá comprender demostraciones, bloqueos y otras operaciones ejecutadas por fuerzas aéreas, navales o terrestres de Miembros de las Naciones Unidas”. En el año 1950, cuando Corea del Norte (comunista) invadió más allá del emblemático paralelo 38 a Surcorea, la ONU dictó a través del CS la resolución 82. La ONU ponía en ejecución el art. 42 algo maquillado. La intervención fue liderada por los EEUU. Para el caso de Ucrania -y pese a los datos de las consecuencias del ataque ruso- la ONU está atada de pies y manos. Los datos: 5.614  muertos y 7.946 heridos, víctimas civiles verificadas, incluyendo niños. Infraestructura destruida, y emigrados forzosos, sin nada para llevar: seis millones. Informe de la Oficina del Alto Comisionado de ONU para los Derechos Humanos (ACNUDH). Equivalente ¡a las poblaciones de Tucumán, Salta, Jujuy, La Rioja, Santiago del Estero, Catamarca, Chaco y Formosa!

Marketing de toda guerra

Comienza con las “hipótesis de conflicto”, diseñadas para un objetivo económico. En palabras del general Dwight Eisenhower, de larga actuación en la IIGM, en su discurso de despedida como presidente (enero, 1961) instaló una expresión que daría pie a múltiples interpretaciones. Plasmaban una realidad. “Complejo militar-industrial”. Ese enorme sector de la “economía de los EEUU”. Huelga decir que esa economía estaba trenzada con el “mercado”. Y que no se podía prescindir del marketing que le permitiera crecer, abarcar, y dominar. A contrapelo del pacifismo, sea de Gandhi  o de quien fuere. Esta antesala de la I

IIGM -tan temerosa y dramáticamente mencionada a partir de Ucrania- ya está proporcionando los beneficios esperados por los que se empeñan en producir para la guerra.

Amo de Europa

Europa no es la Unión Europea (UE) ni el conjunto de sus naciones soberanas. Es como una prolongación agradecida por el Plan Marshall (post IIGM) que obliga al continente, todavía, a rendir pleitesía a EEUU. Desaparecida la URSS (1991) y su “Pacto de Varsovia” (La “OTAN” comunista) los EEUU, señores del “Mercado” instalaron “sucursal” en casi todos los territorios europeos de la IIGM.

La ONU: ver y no ver

¿Acaso los 188 estados miembros (además de los cinco del CS) no ignoran las fallas y los obsoletos mecanismos del famoso CS frente a un acto de brutal agresión como el Rusia? Es hora de la rebelión para que ONU sea lo que debe ser y no la guarida de cinco países con poderes extraordinarios. Cada uno de ellos tiene un prontuario de invasiones, ocupaciones militares, coloniaje, etc. contra países a los que sometieron de diversos modos.

¿Y la diplomacia creativa?

Cuando en 1962 descubren desde los EEUU que en Cuba había una base de lanzamiento de misiles con cabeza nuclear instalada por la ex URSS, Kennedy se pone en contacto telefónico con Kruschev. Pese al peligro inminente, todo se soluciona en un pacto. John Biden irá a Bali (Indonesia) a mediados de noviembre para la cumbre G20. Se cruzará con Putin. Ojala cambie el presidente de EEUU y decida hablar con el líder ruso. Hasta ahora dijo que ¡no tiene interés! Increíble desperdicio.

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