La responsabilidad de preservar el arbolado urbano

10 Noviembre 2022

Los árboles de San Miguel de Tucumán vienen siendo noticia en estas páginas por múltiples motivos y en la mayoría de los casos, no por buenas razones. Todos los artículos dejan la sensación de que el compromiso para la preservación y ampliación del arbolado de la ciudad es escaso o nulo, salvo contadas excepciones.

La novedad en las últimas horas fue un “arboricidio” nada menos que en el predio de la Legislatura, el poder del Estado que se encarga de reglar la vida de los ciudadanos de la provincia. De acuerdo con el informe, el viernes se taló una docena de ejemplares de más de 40 años en el área del estacionamiento para instalar un techo sobre el playón en el que autoridades y legisladores guardan sus vehículos.

Los vecinos de la zona hicieron la denuncia a la Sociedad Amigos del Árbol, uno de los organismos que viene luchando por la causa. “No queda más que la indignación. No tiene ninguna justificación”, lamentó el presidente de la organización, Pedro Buiatti, ante las huellas de los troncos cortados. La pérdida es irreparable, explicó, porque los ejemplares tardan varias décadas en llegar a su esplendor, si es que logran sortear el vandalismo, factores climáticos, malos cuidados u otras acciones del hombre. Recordó que el arbolado es un bien público y más si está en un terreno del Estado. Explicó que hace más de cinco años, la Cámara sancionó una ley de arbolado urbano pero que sigue sin reglamentarse.

El calentamiento global no es una novedad y tampoco el impacto que tiene sobre la temperatura de las urbes. En este contexto alarmante en todo el mundo, las sombras se vuelven un bien invaluable y cada vez más escaso. Debajo de un árbol hay hasta cinco grados menos que al sol o bajo un techo de chapa. Eso sin mencionar la importancia de estas plantas para la absorción de CO2 y la producción de oxígeno; la retención de partículas de contaminación y la absorción de los sonidos.

A fines de agosto se había firmado el pacto ciudadano en defensa del arbolado urbano. El convenio del que participaron instituciones públicas y privadas, como la FET y el Municipio capitalino, tiene como objetivo comprometer a todos para el cuidado de los ejemplares en el espacio público. La iniciativa evidentemente no fue escuchada. Hace 10 días, el viento había convertido a los árboles en noticia una vez más. Como cada vez que hay un vendaval, hay unidades que terminan caídas sobre el suelo o aplastando algún vehículo. El mantenimiento de las unidades vuelve a ponerse sobre la mesa, sin que haya mayores repercusiones que algún operativo para retirar ejemplares enfermos o dañados.

Más allá de que haya alguna repercusión institucional o de que se reconozca el error, los árboles derribados no se recuperarán. Este es un nuevo llamado de atención sobre la responsabilidad de considerar a los árboles como lo que son: tesoros escasos de las ciudades.

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