Cómo llegó a conquistar Córdoba el clásico sánguche de milanesa tucumano

Hace 15 años que el tucumano Nadim Richa vive en la provincia mediterránea, donde creó Bullanga Milanga, una sanguchería con un concepto estético muy particular.

Cómo llegó a conquistar Córdoba el clásico sánguche de milanesa tucumano

En una de las tantas esquinas de la zona conocida como Nueva Córdoba, las ganas de comer, los acentos y el desarraigo quedan entreverados...

Nadim Richa es tucumano, pero desde hace 15 años vive en la capital cordobesa. En esa tierra “extranjera” se convirtió en un profeta; un soldado con una misión justa y necesaria: transmitir las bondades del chegusán al resto de los mortales.

El joven es el creador de Bullanga Milanga (@bullanga.milanga); una sanguchería que apunta a revalorizar este tradicional plato tucumano y lograr que se vuelva popular en otras latitudes.

“Cuando empecé a estudiar en Córdoba, constantemente deseaba volver probar los sánguches de milanesa que comía en Tucumán. Creo que a la mayoría le pasa; cuando estás lejos de casa siempre se extraña la gastronomía y otras cosas que eran habituales o dabas por sentado”, relata el licenciado en publicidad, que estuvo en Tucumán el fin de semana pasado para participar en la Primera Fiesta Nacional del Sánguche de Milanesa.

En una provincia en la que los lomitos y los choripanes mandan, Richa se percató de que faltaba un sitio donde nuestra comida pudiera recuperar su rol de vedette. La idea se cocinó a fuego lento en su cabeza hasta que, hace cuatro años, Bullanga Milanga vio la luz.

Bienvenidos

Desde ese pequeño refugio (de apenas 70 metros cuadrados y 15 banquetas) la alegría de lo simple se comparte con cualquier visitante que busque disfrutar de un sanguchito de calidad.

Con una estética inspirada en un bodegón y varios carteles de neón que sacan a relucir nuestro lado más patriótico (- ¡qué viva la milanesa! - ¡Viva!), el local ofrece una experiencia descontracturada en la que, dos bocaditos después, todos nos volvemos creyentes. La magia existe para quien sabe mirar el plato correcto.

CÓRDOBA CAPITAL. Nadim Richa (centro) posa en la puerta de su local, ubicado en calle Caseros 308. CÓRDOBA CAPITAL. Nadim Richa (centro) posa en la puerta de su local, ubicado en calle Caseros 308.

Mientras los “mmm” se repiten en la escena, de fondo, la permanente música de tango o folclore es otro de los sellos distintivos del negocio. Cada tanto, incluso aparecen bailarines que se enganchan en algún dos por cuatro o caminata.

Su clientela se compone principalmente de familias, personas mayores y bastantes turistas en pleno city tour. También acuden a ellos gente nostálgica del NOA que desea sentirse nuevamente como en casa.

“Obvio, ellos son los más críticos. Jamás decimos frases como que nuestros productos son los mejores ni nos comparamos tampoco con las sangucherías abiertas desde hace décadas en Tucumán. Junto a Diego Assaf (socio comercial) el propósito que perseguimos pasa por honrar la receta original del chegusán y transmitir su elaboración tradición”, destaca Richa.

La carta

“Como la querí?...” El menú de Bullanga Milanga es apto tanto para los comensales clasistas como para aquellos que desean innovar. Hay opciones simples, completas y especiales con milanesas de ternera o pollo.

Sumado a dos alternativas vegetarianas (hechas con milanesas de berenjena o zucchini) y una vegana (con una mila de lenteja y arroz yamaní). A cambio de esa carta, en cualquier revolución estamos dentro.

“Desde el comienzo, apunté a crear una marca festiva; que representara parte de la cultura popular que acompaña al sánguche de milanesa. Bullanga significa eso: alboroto, desacato, bulla, oposición a la autoridad. En una provincia donde gobiernan otras comidas, había que rebelarse y dejar de estar entre las sombras”, explica Richa.

El año pasado, sus esfuerzos a favor de la tucumanidad hicieron que el establecimiento ganara un reconocimiento como la “mejor cocina tradicional” en una premiación del Circuito Gastronómico de Córdoba.

“¿El qué?..”

La causa es noble, pero costó. “La parte más difícil fue encontrar proveedor, era imposible dar con alguien que vendiera pan sanguchero o siquiera supiera lo que es. Al final, tuvimos que armar nuestra propia panadería dentro del local y hacerlo casero”, destaca.

Otro de sus aventuras se tituló “en busca de la Mirinda manzana”. “Eso fue un tira y afloje con la empresa que la fabrica. Ahora llegamos a un acuerdo y pudimos acceder a su distribución para lograr maridar los sánguches de milanesa como corresponde”, agrega (solemne) el emprendedor.

En honor a ÉL

Aunque se encuentra terrenalmente lejos de sus raíces, Richa no olvida a aquellos personajes que supieron nutrir nuestras postales urbanas locales. En homenaje al sanguchero José Norberto Leguizamón creó el vermú artesanal Chacho. Cita su payada, del artista Nicolás Membriani:

“De los suelos tucumanos

emprendió su viaje

para llegar con naturaleza

y encontrar su sabor

en las sierras cordobesas.

Con diferentes aromas,

con un sueño hecho torrentes

y con el mundo profundo

de recibir a un cordobés,

o a quien llegue del país.

Porque viajó de pago en pago

y dignificó la amistad,

en un brindis y en un trago”.

Movidas

- Para la Fiesta Nacional del Sánguche de Milanesa (orquestada por Diego “Mocho” Viruel), Bullanga hizo un concurso y trajo (con pasajes, estadía y viáticos incluidos) a los ganadores hasta Tucumán para que pudieran participar.

- El local (pet friendly) sacó una colección de bandanas milaneseras para colaborar con el refugio Hocicos Felices. El dinero recaudado con las ventas fue direccionado a pagar los gastos veterinarios, de guardería y traslado de algunos perros.

- Cada 18 de marzo se conmemora el Día del Sánguche de Milanesa. A raíz de esa efeméride, este año Bullanga festejó la “Navidad de la milanga” durante la noche anterior. Para el evento se sacaron las mesas a la vereda, hubo música en vivo y muchos sánguches al paso.

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