18 Noviembre 2022

Timón Lino

La mirada de un antifútbol

De todos los turistas futboleros del planeta, los tucumanos se han ganado un lugar muy especial en el corazón de los qataríes. Tal parece que un buen número de comprovincianos han renegado de los hoteles de gran altura. Se negaron rotundamente a hospedarse cerca del cielo y levantaron tiendas en el desierto (hay que decirlo: está a dos cuadras), lo que se interpretó de muy buena forma en la cultura árabe.

Les parecía a todos una muestra flagrante de respeto a la cultura árabe. Gente que tenía pagado, en dólares (o sea con sudor y lágrimas) un departamento en el piso 140, con una panorámica que sería la envidia de todo marinero, ha optado por la vida de los antiguos árabes.

Vendrán luego los concienzudos estudios antropológicos sobre los lazos entre la gente, lo que nos une a los seres humanos desde los tiempos inmemorables y que de vez en cuando sale a la luz y nos da pensar que ninguna Babel es capaz de borrar. Por lo pronto, en declaraciones de los neo-nómades tucumanos, se escucha la palabra EDET. “¡Si nos cortan la luz como siempre y nos quedamos en el piso mil, cómo hacemos! Los llamás y no dan bola. ¡Mirá que justo juegue la “Scaloneta” y nos quedamos marcando opciones en el teléfono!”.

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