La literatura infantil y el dilema de crecer o resistir

SIGNIFICADO. Llo que hizo que este cuento de hadas perdurara a través del tiempo fue su capacidad de poner en escena un conflicto fundante de la subjetividad: el paso a la adultez como pérdida del paraíso.  SIGNIFICADO. Llo que hizo que este cuento de hadas perdurara a través del tiempo fue su capacidad de poner en escena un conflicto fundante de la subjetividad: el paso a la adultez como pérdida del paraíso.
27 Noviembre 2022

De un tiempo a esta parte, el mundo parece haber advertido el lugar marginal que las mujeres tienen en la historia. Las industrias culturales, sensibles a los cambios en el consumo y decididos a no perderse ningún tren, vienen poniendo el foco tanto en las numerosas autoras olvidadas como en los personajes femeninos relegados.

Y ese parece ser el caso de la novela Peter Pan, que acaba de ser publicada por la editorial La Pollera con su nombre original, Peter Pan y Wendy, que a lo largo del siglo, las múltiples adaptaciones (en su origen, en 1904, se publicó como obra de teatro) borraron a la co-protagonista y el eterno niño se convirtió en el símbolo de la infancia como paraíso perdido.

Pero lo que hizo que este cuento de hadas perdurara a través del tiempo fue su capacidad de poner en escena un conflicto fundante de la subjetividad: el paso a la adultez como pérdida del paraíso. Como arquetipo de la novela de aventuras, tiene un fuerte carácter iniciático: comienza con un viaje al que un pequeño es convocado por un instigador (figura demoníaca a quien teme y venera) mediante un mapa, un objeto mágico o un relato fabuloso, en este caso, el referido a los peligros que lo esperan en la isla de Nunca Jamás. Con él emprenderá un periplo rico en peripecias hasta afrontar a la Muerte misma y en el camino dejará, junto con la casa paterna, los mandatos donde reina el superyó a través de las instituciones (la familia, la escuela, la religión y todo el mundo civilizado). El rapto, esa fuerza que arranca a los niños de la asfixiante sobreprotección materna, no deja de fascinar a estos “perversos polimorfos”, amorales y egoístas que podrán ir tanto detrás un chico que vuela como de un flautista.

La editorial Limonero publicó Roberto & Gelatina, de la talentosa ilustradora suiza Albertine (ganadora del premio Hans Christian Andersen del año pasado) y su pareja creadora Germán Zullo, un relato enmarcado, donde la tensión entre la seriedad y la alegre despreocupación del juego infantil se manifiesta en el territorio de la literatura: mientras Roberto, serio y concentrado, intenta escribir su novela, su hermanita Gelatina lo interrumpe pidiéndole que le cuente un cuento. Pero él está escribiendo un “cuento para grandes”, como le explica a la impaciente niña con la que negocia contarle su cuento favorito a cambio de que ella lo deje “trabajar”. Pero ya sabemos que los pequeños jamás cumplen sus promesas, por lo que Gelatina, cuando su hermano la manda a entretenerse sola, inventa su propia historia en la que será ella la que tenga el poder de transformar la realidad a su antojo. Una escena que sólo es posible para aquellos que no han renunciado al mundo del infans y saben que el juego es la cosa más seria del mundo. O, para los que, resistiendo una y otra vez al mundo adulto, afirman que “sólo los alegres, inocentes y despreocupados pueden volar”.

© LA GACETA

María Eugenia Villalonga – Licenciada en Letras. Colaboradora de El País, Página/12, Perfil y LA GACETA.

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