27 Noviembre 2022

Este año se conmemoran los cien años del nacimiento de Pier Paolo Pasolini, un artista multidisciplinar, con una amplia producción que incluye poesía, ensayos, novelas, dramaturgia, cine, pintura. Nació en Bolonia en 1922 y falleció trágicamente asesinado en Ostia en 1975. Durante la Segunda guerra mundial vivió en Casarsa, en Friuli Venezia Giulia, región de donde era originaria su madre. Durante este período Pasolini descubrió el dialecto friulano, lengua en la que escribió su primera colección de poemas, Poesie a Casarsa (1952). Pasolini se consideró por sobre todo poeta, el mejor, al decir de Alberto Moravia.

Sus inicios en el cine se sitúan en la década del ‘50. Colaboró con Federico Fellini en algunos filmes como Las noches de Cabiria (1957). Simultáneamente comenzó a escribir novelas que mostraban la vida de los jóvenes de los suburbios y una sociedad italiana pacata e hipócrita. Poco después vendría Accattone (1961), un filme que muestra la periferia romana y que hace una clara denuncia social. Accattone retoma los temas de su narrativa y de su poesía. El evangelio según San Mateo (1964) le valió la fama internacional y aproximó el cristianismo a los desfavorecidos y marginados.

En 2014 L’ Osservatore Romano elogia de esta manera al filme: «la humanidad que el realizador traslada a la pantalla da un vigor nuevo al verbo cristiano». Es más, el Evangelio en este contexto - dice el artículo- aparece todavía más actual, concreto y revolucionario.

Su filmografía es austera, hecha con cámara en mano, con actores no profesionales y en locaciones reales lo que muestra el compromiso social de Pasolini. Las tragedias del teatro griego le son particularmente atractivas y llevadas al cine: Edipo Rey (1967) y Medea (1969) en la que actúa una maravillosa María Callas.

La traducción intersemiótica literatura-cine se advierte también en el Decamerón, un filme en el que Pasolini retoma la Italia que transita la Baja Edad Media mostrando cambios urbanos y sociales, el capitalismo, la burguesía, mercaderes y artesanos. Se hace eco de un crudo y sórdido realismo, como también de la crítica clerical que hace Giovanni Boccaccio. Pasolini mismo, en la piel de un discípulo de Giotto, reflexiona en voz alta: ¿por qué llevar a cabo una obra de arte cuando soñarla es mucho más grato?”

Ateo, perseguido por su homosexualidad y por su militancia comunista, Pier Paolo Pasolini es sin lugar a dudas un intelectual comprometido y un creador poliédrico.

En 1958 publica El ruiseñor de la iglesia católica, libro al que pertenece “El Narciso y la rosa”. Se trata del tema del doble que bajo el símbolo de Narciso, demonio o muerte acecha a la rosa, a la poesía, al sujeto lírico, a él mismo y la infancia perdida: “Y bien amigo, toma / del huerto una rosa./ Moralidad o poesía/ o belleza, no sé/ extiendo esta rosa/ a reflejarse sola.”

© LA GACETA

Elena V. Acevedo – Doctora en Letras, profesora de Lengua italiana de la UNT.

Tamaño texto
Comentarios
NOTICIAS RELACIONADAS
Comentarios