La estrategia que Manzur prepara para 2023

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En el primer piso de la Casa Rosada resuena una frase. “Voy a estar en las boletas de 2023”. En esa zona de la casa del poder se ubica Juan Manzur. La oficina del jefe de Gabinete está justo al lado de la del presidente Alberto Fernández. Y es más visitada que la del mismo mandatario nacional. Desde hace varios días, el gobernador en uso de licencia tiene una doble agenda de actividades. La que habitualmente se publica señala que en las últimas dos jornadas ha recibido a los gobernadores Gustavo Bordet (Entre Ríos) y Ricardo Quintela (La Rioja), dos dirigentes muy cercanos al tucumano. Pero el armado del médico sanitarista también es subterráneo. Cuentan por su despacho y fuera de él ha entablado diálogo con una decena de mandatarios en casi una semana. ¿Los motivos? El acompañamiento a la gestión, en medio de turbulencias políticas y económicas. Cerrar el año con paz social en todo el territorio argentino es una consigna de hierro para el Gobierno nacional.

La economía le marca la cancha a la política. Manzur sabe que navegará en aguas turbulentas hasta el final del mandato. Sin embargo, no le cierra la puerta a ninguna alternativa. Es oportunista. Cuando dice que estará en las boletas de 2023, automáticamente se circunscribe a la puja electoral tucumana. En su entorno hay convencimiento de que la Corte Suprema de Justicia de la Provincia le dará la razón en cuanto a su reclamo para convertirse en candidato a vicegobernador. Hasta arriesgan a decir que el máximo tribunal nacional podría opinar que el caso es competencia local. Osvaldo Jaldo, su compañero de fórmula, quiere continuar en la misma senda y hacer un cambio de roles el año que viene. El vicegobernador en ejercicio del Poder Ejecutivo necesita tanto de Manzur como el jefe de Gabinete del tranqueño para quedarse con el poder en la provincia. Uno quiere convertirse en gobernador electo; el otro busca el triunfo para reivindicar que es un líder territorial que puede seguir manteniendo peso en el mapa político nacional.

En el oficialismo local, sin embargo, varios dirigentes de peso consideran que es necesario contar con un “Plan B” en caso de que no prospere la acción de amparo promovida por el mandatario en uso de licencia para presentarse como postulante a la vicegobernación. En su última visita a Tucumán, Manzur despejó algunas dudas de sus referentes respecto de sus pretensiones electorales. Algunos exteriorizaron su sensación de alivio frente a la orfandad que mostraban desde que el 20 de septiembre de 2021 dejara la provincia para ocupar la Jefatura de Gabinete de la Nación. Pero Manzur va por todo. Una clara muestra de eso no sólo es la convocatoria a los líderes territoriales del país, sino también al máximo referente del sindicalismo nacional. El secretario general de la CGT, Héctor Daer, no vino el viernes de paseo. Fue la clara señal de que el sindicalismo nacional acompaña a Manzur en cualquiera de sus incursiones electorales. El dirigente de la Sanidad ha exteriorizado sus deseos de que Manzur sea parte de la fórmula nacional.

Las especulaciones no cesan. Los manzuristas arman acoples con la idea de llegar con la mejor oferta electoral posible a los comicios del 14 de mayo. Los jaldistas no se quedan atrás, pero tratan de hacer el menor ruido político posible para no poner en riesgo la concordia del binomio gobernante. Las heridas de las internas pasadas son la evidencia de que mantener las tensiones sólo favorece a la oposición, que en noviembre pasado, estuvo a dos puntos de arrebatarle el triunfo al oficialismo tucumano. Si el jefe de Gabinete tiene la convicción de que competirá en mayo, entonces no habrá rueda de auxilio, como se estimaba en un principio con la posibilidad de que la diputada nacional Rossana Chahla acompañe a Jaldo en la fórmula. Más aún, otra vez, los ojos de los justicialistas se posan en el estratégico rol de la Presidencia Subrogante de la Legislatura, en caso de que, una vez que transcurran las elecciones provinciales, Manzur decidiera incursionar en la disputa nacional.

En los sondeos encargados por la Casa de Gobierno, el Frente de Todos tiene un piso de entre un 43% y un 45% del total de sufragios. Consideran que el mejor escenario es el que se está propiciando en la actualidad, en el que la fragmentación opositora no hace más que confirmar que el oficialismo puede avanzar hacia otro mandato por cuatro años.

¿Cuál es el escenario puntual que el Gobierno observa para los seis meses que se avecinan? El diagnóstico oficial apunta a una puja cerrada entre el binomio conformado por el diputado nacional y presidente de la UCR local, Roberto Sánchez, y el titular de la Sociedad Rural y fundador de CREO, Sebastián Murga, y el intendente capitalino Germán Alfaro. Aún más, los peronistas están convencidos de que el Partido de la Justicia Social irá en soledad hacia las elecciones si se mantienen las diferencias dentro de Juntos por el Cambio. Este fin de semana hubo conversaciones entre dirigentes radicales. En una de ellas se deslizó un ofrecimiento: que el actual secretario de Coordinación Operativa de la Cámara de Diputados sea el postulante a la intendencia de San Miguel de Tucumán. No hubo respuestas del parlamentario todavía.

Siguiendo con el análisis electoral de la Casa de Gobierno, el caso de Fuerza Republicana no causa tantos desvelos. Saben que el partido que lidera el legislador Ricardo Argentino Bussi se cansó de las idas y vueltas en Juntos por el Cambio para incorporar a esa fuerza al espacio opositor y, por esa razón, dirigió toda su artillería hacia La Libertad Avanza. Bussi cree que con el partido que lidera el economista y diputado Javier Milei, FR puede mejorar su perfomance electoral en la provincia, captando parte de los sufragios libertarios. Los oficialistas, además, consideran que el dirigente de Libres del Sur, el legislador Federico Masso, tampoco aceptará una invitación para sumarse a Juntos por el Cambio. En algún momento se pensó que Masso podría haber incursionado en la Casa de Gobierno como ministro de Desarrollo Social, algo que el propio legislador desechó cuando surgió la versión.

Manzur prepara un viaje a los Estados Unidos y es posible que se concrete antes de fines de año. En aquel país también buscará apoyos financieros y empresarios por si decide competir en la carrera nacional. Los primeros 15 días del año que viene lo encontrarán de vacaciones y es posible que en enero acomode sus cosas en la Jefatura de Gabinete antes de volver a Tucumán. El gran interrogante es si dejará el cargo en la Casa Rosada o si pedirá licencia. El 18 de febrero del año electoral encontrará a Manzur y a Jaldo participando de las internas del Partido Justicialista. Las paredes presagian lo que puede llegar a ser el desenlace de esa compulsa interna: Manzur conducción, Jaldo para la gobernación. Esa será la muestra de unidad, afirman los dirigentes peronistas. Mientras Manzur sigue tejiendo en la gran telaraña política nacional, Jaldo trata de consolidarse en la gestión.

En la oposición, mientras tanto, hay temor por la avanzada de la Casa de Gobierno en la previa de los comicios. Sus principales referentes advierten que hoy el adversario es Alfaro, pero mañana puede ser Sánchez, Murga o cualquier otro que se interponga en los planes justicialistas. En esta puja, como en las anteriores, el PJ tratará de hacer prevalecer su aparato partidario. Y también el presupuesto, que no es poco, sino multimillonario.

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