El ser humano cree a menudo que las enfermedades les ocurren a los otros y a él no lo alcanzarán. El espíritu solidario es entonces opacado por una suerte de indiferencia. Con frecuencia escuchamos expresiones de deseo que difícilmente se concretarán, porque se las dice sin convicción o sin un real compromiso. “Ya voy a ver si voy”, “no sé a dónde hay que ir”, “no tengo tiempo”, son algunas frases que suelen escucharse cuando le preguntan a alguien si puede donar sangre. Será por eso que no es una práctica habitual hasta que sobreviene una situación límite que nos saca bruscamente de ese estado de confort. Ello sucede una persona querida -o uno mismo- ha sufrido un accidente y para su intervención quirúrgica se necesita ese tejido líquido que recorre el organismo transportando células y todos los elementos necesarios para realizar sus funciones vitales.
Las transfusiones de sangre y sus productos no solo ayudan a salvar millones de vidas cada año, sino que también permiten aumentar la esperanza y la calidad de vida de pacientes con enfermedades potencialmente letales. Suelen necesitar transfusiones las mujeres con complicaciones obstétricas; personas con anemia grave o con traumatismos serios ocasionados por accidentes o personas que deben ser operadas. También requieren sangre los pacientes con talasemia o drepanocitosis, y se la emplea en la elaboración de factores de coagulación para los hemofílicos.
Según la Fundación Hemocentro Buenos Aires, la razón principal por la que las personas declaran no donar sangre es porque nadie se los ha pedido o porque les falta información. A pesar de todos los avances científicos y tecnológicos con los que contamos en la actualidad, la sangre no se puede fabricar. Por eso, la única manera de conseguirla es mediante la donación voluntaria de las personas solidarias. Por otro lado, la sangre tiene fecha de vencimiento, de ahí la importancia de que la donación sea un acto permanente.
El Hospital de Día “Néstor Kirchner” (ex ADOS), ubicado en Mendoza 128 de nuestra ciudad, realizará hoy, entre las 8 y las 12.30, una campaña para promover la donación voluntaria de sangre en forma continua, para cubrir las necesidades de pacientes oncológicos, traumatizados, anémicos, o de diversas patologías crónicas. La coordinadora del Laboratorio de Hemoterapia dijo que la campaña de donación está abierta a toda la comunidad. Afortunadamente, siempre hay excepciones, como José “Tachuela” Contino que todos los 25 de julio, día de su cumpleaños, se presentaba a donar sangre. “Él decidió donar en la Maternidad porque amaba los bebés, tenía un carisma muy especial y le gustaba ayudar a niños con diferentes problemáticas que se trataban en un centro de rehabilitación que quedaba a la vuelta del drugstore que él tenía en calle San Martín y José Colombres”, contó su hermana. José que murió por covid-19 y fue homenajeado el año pasado por la Maternidad, emuló la iniciativa de un amigo y ahora un sobrino será su continuador.
Sería positivo si se incorporara a la educación en sus distintos niveles la enseñanza de la salud, en la que esté incluida la donación de sangre y de órganos. El Estado podría promover campañas de concientización en la administración pública y en las universidades o montar mesas informativas en lugares, donde hay una gran concentración de gente, como los estadios de fútbol -cuando juegan, por ejemplo, San Martín y Atlético- o en los partidos de rugby local o internacional. De ese modo, tendríamos una sociedad menos prejuiciosa, más informada y solidaria, consciente que dar sangre a un semejante es darle la posibilidad de vivir.