Los vecinos de Alpachiri llevan una semana sin agua potable

Hubo una rotura de caño por una creciente

CORTE EN LA RUTA. Los vecinos dicen que todos los días van a manifestarse en la ruta 65 hasta que les resuelvan el problema.  CORTE EN LA RUTA. Los vecinos dicen que todos los días van a manifestarse en la ruta 65 hasta que les resuelvan el problema. LA GACETA / FOTOS DE OSVALDO RIPOLL

Una grave escasez de agua para consumo padecen desde hace una semana los pobladores de la localidad de Alpachiri, ubicada 18 kilómetros al oeste de Concepción.

Los damnificados cortan desde el jueves pasado en forma intermitente el tránsito de la ruta nacional 65, que pasa por el pueblo, en demanda de una solución urgente al inconveniente que, según advirtieron, “pone a toda la población en riesgo sanitario”. “La poca agua que comenzó a salir luego de la lluvia de ayer es oscura, barrosa y no sirve ni para las tareas de limpieza de nuestras casas”, expuso Paola Carrizo.

Según la comisionada comunal, Fernanda Cano, el problema obedece a tres episodios imprevistos: la rotura de un caño, que obligó a vaciar el sistema para su reparación; una creciente que bajó desde Las Estancias por el río Medinas y que provocó destrozos en la entrada de la toma y el corte del suministro de energía eléctrica hacia la planta de agua corriente que demoró en restablecerse.

“Todos estos inconvenientes han sido superados y el abastecimiento del servicio comenzó a normalizarse. La greda que trajo la corriente es la que ensució el líquido”, sostuvo la funcionaria.

Alpachiri, de unos 5.000 habitantes, se encuentra en una de las más ricas cuencas hídricas del pedemonte: por el lado sur corre el Medinas y el norte el Gastona. Además se encuentra el arroyo Los Ahujones, desde donde también se deriva agua a la planta. También hay otros acueductos que integran el sistema del Parque Nacional Aconquija. Sin embargo estas cuencas acusan las consecuencias de la prolongada sequía. Así, el arroyo se secó y la última y escasa lluvia caída no contribuyó a recuperar su caudal.

Problema añejo

“El agua de este pueblo nunca fue potable. La supuesta planta potabilizadora tiene un estanque a cielo abierto con todo tipo de sedimentos y residuos. Es una bomba de tiempo para la salud de la población” advirtió Marcelo Crosti. “Aquí no hay respeto por la gente. Nunca lo hubo. Los gobernantes vienen y van y el pueblo cada vez peor. Es increíble que en pleno siglo XXI no tengamos aún agua potable”, añadió el hombre.

Los pobladores se concentraron ayer a la mañana en el acceso al pueblo y en medio de la 65 quemaron cubiertas e impidieron el paso de vehículos. La circulación era liberada cada hora. “Vamos a seguir aquí hasta tanto tengamos una respuesta concreta a nuestros reclamos. Queremos que se perfore un pozo que nos suministre agua que podamos consumir, que no nos enferme. El agua es vital y no podemos vivir toda la vida comprando bidones con agua para beber”, expuso Fernanda Carrizo.

El titular del Servicio Provincial de Agua Potable y Saneamiento (Sepapys), Adrián Ruiz, se hizo presente en la mañana en la protesta para explicar la situación y las soluciones que se estudian instrumentar.

Aseguró que el suministro del servicio se irá normalizando paulatinamente y a medida que aumenten los registros pluviométricos. Dijo que se reforzaría la toma con la incorporación de otra cisterna, pero en el próximo año.

Aclaró que en razón de los desniveles del suelo y las napas, al ser una población ubicada al pie de los Nevados, no es posible la perforación de un pozo. La respuesta no dejó conformes a los manifestantes, que insistieron sobre la necesidad de medidas urgentes. “Aquí hay una escuela de tres niveles y con la asistencia de más de 500 chicos que hasta ayer no podían utilizar los sanitarios del establecimiento. Menos podían consumir líquido. Para colmo, en la primaria tienen la extensión horaria. No se entiende cómo las autoridades escolares no suspendieron las actividades”, planteó Soledad Perea, madre de un estudiante.

Un técnico del Sepapys estuvo en la planta y admitió ante los vecinos que el agua tiene una turbiedad que se irá extinguiendo con los días. Aseguró que la cloración es normal. Pero advirtió que no estaba en condiciones de asegurar si el agua era potable. Advirtió que es el Siprosa el organismo que debe determinar ese dato a través de los análisis de agua correspondientes. Hasta ayer la gente carecía de esa información. De todos modos el color oscuro que exhibe revelaba la inconveniencia de su consumo.

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