¿Qué hacemos los argentinos con los libros?

05 Diciembre 2022

Al parecer los devoramos. Todavía encontramos atracción en esos dispositivos tecnológicos que supieron atravesar los vaivenes de la historia, siendo testigos de los más diversos hitos culturales y de los discursos que anunciaron su muerte. Los libros resisten sea cual sea su género y la industria que los empuja ha sabido renovarse en medio de una sociedad digitalizada.

La primera imagen que uno podría tener cuando hablamos de libros son las librerías. Basta con recorrer algunas ubicadas en el centro de Tucumán para encontrarlas siempre con gente. Los lectores están entre sus pasillos, hojean, preguntan, compran y regalan. Toman café, se encuentran en esos espacios rodeados de hojas y hacen una pausa en el trajín de sus días. Los discos compactos, que alguna vez fueron incorporados en las librerías para ampliar la oferta y modernizar a los negocios, hoy están casi extintos. Los libros, curiosamente, dan pelea.

Pero esta imagen no es solo una sensación de un peatón curioso. Un reciente estudio de consumos culturales ha determinado que los argentinos seguimos leyendo y al parecer, mucho. Más de la mitad de los encuestados en este trabajo dice leer todos los días o algunos días de la semana. Los analistas destacan este dato y ponen la lupa en los matices de género y generacionales de los lectores. Con respecto a las edades, por ejemplo, sostienen que el soporte digital aumenta “significativamente” en lectores de 15 a 24 años, mientras que los mayores de 60 años empujan la frecuencia lectora con un 64%, frente al 45% del segmento que va de los 25 a 39 años. Sobre los géneros, el estudio precisa que las mujeres leen más, con un 58% frente a los varones.

El estudio tuvo como objetivo relevar el consumo cultural de los argentinos y consideró no sólo los libros, sino también las redes sociales, medios tradicionales como la televisión y la radio, junto con eventos culturales tales como el teatro o recitales. Destacó que “las personas en Argentina están muy informadas. Son grandes consumidoras de noticias de política y actualidad. Incluso, aunque no es actualidad, en Argentina se consumen muchos programas didácticos, culturales o documentales”. Según la encuesta, el 38% dijo que consume con frecuencia ese tipo de lecturas. La radio y sus noticieros tienen todavía, según la encuesta, una incidencia fuerte con un 61% que dice escucharlos habitualmente.

Los textos sobre política y actualidad, los de consejos para el hogar y los de vida sana o autoayuda lideran las preferencias. Es decir, los argentinos buscamos en los libros pistas que nos ayuden en el día a día, ya sea para entender qué pasa en la política o en nuestras cabezas. Solo la novela arrojó buenos porcentajes en la elección de tipos de textos clásicos.

Existe todavía un saber legitimado en los libros. Sea de autoayuda o de política, el lector invierte tiempo y dinero para orientarse en un mundo superestimulado de información. El libro, como el café, hacen una pausa en ese torbellino y, según los datos de este informe, pareciera ser aún un resguardo que goza de buena salud. Cuidemos entonces este fenómeno para que los libros no sean sólo un rincón de nuestras ciudades sino más bien los semáforos que en cada esquina nos orientan y nos ayudan a tomar decisiones importantes para nuestras vidas.

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