Los efectos de la sequía ya causaron importantes daños en las principales producciones primarias del país. Es tan preocupante la situación, que el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, declaró el estado de emergencia y desastre agropecuario por sequía para 33 municipios bonaerenses.
La medida establece que aquellos productores que hayan sido afectados entre el 50% y el 79% de su producción o capacidad de producción, serán considerados en estado de emergencia agropecuaria y se les otorgará una prórroga del pago del Impuesto Inmobiliario Rural, del inmueble destinado al desarrollo de la actividad agropecuaria.
En tanto, los afectados entre el 80% y 100% de su producción o capacidad de producción entran en la categoría de desastre agropecuario y serán eximidos del pago del impuesto rural, en proporción al porcentaje de la afectación de la explotación.
“La situación es crítica”, expresaron al gobernador dirigentes agropecuarios, y señalaron que los efectos de la sequía y las heladas tardías están surgiendo en un momento del año donde se generan los mayores niveles de producción. También le advirtieron que todo esto va a repercutir en lo que queda de 2022.
Pérdidas millonarias
Mientras, un trabajo elaborado por los economistas Agustina Ciancio y Adrián Gutiérrez Cabello, de la Escuela de Economía y Negocios de la Universidad Nacional de San Martín, precisó que los daños en la producción de trigo generarán pérdidas productivas por 10,6 millones de toneladas. Apuntan que el daño tendría un impacto equivalente de aproximadamente el 0,6% del Producto Bruto Interno (PBI), y en esa cuantifiación agregan que en materia de exportaciones serían U$S 4.080 millones que dejarían de ingresar al país.
Además, el trabajo advirtió que las pérdidas productivas en trigo también derivarán en importantes efectos en la economía nacional, por tratarse del tercer cultivo en importancia, por detrás del maíz y la soja.
En ese sentido, subrayan que también es el segundo producto agrícola en importancia al analizar los volúmenes que se exportan, y el principal insumo para algunos de los principales alimentos en Argentina, como son los productos panificados, galletitas y pastas.
“Se generan muchas actividades que giran en torno al trigo, como lo son el transporte de carga, especialmente por camión, y los servicios agropecuarios”, destacan los economista en el informe.
Y explican: “la caída en la facturación tendrá un impacto directo en los centros productivos por el menor ingreso que tendrán los productores, a la vez que afectará a todos los servicios que se generan por la producción. De este modo la pérdida de ingresos irremediablemente afectará en forma indirecta a los ingresos de la población”.
Del análisis de números, los especialistas deducen que a partir del dato de la pérdida de producción en 10,6 millones de toneladas, en materia fiscal habrá una merma de $ 80.460 millones en concepto de derechos de exportación, a lo deberán sumarle unos $ 43.800 millones que de manera directa impacta en los ingresos por otros tributos. Entre ellos, el Impuesto al Valor Agregado, Impuestos a las Ganancias, Impuestos a los débitos y Créditos Bancarios, y los Impuestos a los Combustibles.
Además, las pérdidas en toneladas de trigo por la sequía equivalen a 353.333 viajes en camión (ida y vuelta) por unos $ 54.791,3 millones, mientras que en el rubro “servicio de cosecha” la facturación caerá $ 4.600,4 millones. La situación agrega la pérdida de unas 118.520 horas de trabajo de cosecha, y una disminución en la carga de trabajo, menos ventas de gasoil (7,64 millones de litros).
El costo/hora de personal para la cosecha que se pierde asciende a $ 1.752,5 millones, y se incluyen salarios, cargas sociales, etc.
3 de 4 no quieren invertir: caen las expectativas a niveles históricos
Según un informe del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, tres de cada cuatro productores agropecuarios opina que “no es un buen momento” para realizar inversiones, en un marco de fuerte escepticismo sobre la situación del sector para los próximos 12 meses. Las expectativas cayeron a niveles mínimos históricos en noviembre por la situación climática y las condiciones financieras y de rentabilidad a futuro. El 77% de los productores piensan que no es un buen momento para invertir y “contrasta con el optimismo que había en mayo”, cuando comenzó el deterioro en los incentivos para invertir. “Y sigue en franca caída”, señaló el trabajo.
Quebranto de lecheros: reclamos al Gobierno por la difícil situación
Desde la Mesa de Enlace, productores lecheros volvieron a advertir sobre la delicada situación que vive el sector por una suba en los costos de producción, precios estancados pagados a los tamberos por la leche y un contexto internacional poco favorable en cuanto a valores, en el marco de una sequía extrema que golpea de lleno a la actividad y que la llevó a que acumule más de un año en situación de quebranto. En una carta dirigida al secretario de Agricultura, Juan Bahillo, pidieron una reunión para poder analizar la realidad de la actividad, impactada también por la implementación del “dólar soja2” y plantearle una serie de posibles soluciones para alivianar la situación actual que atraviesa.