El antimundial: Análisis sobre la maradonización de Messi

13 Diciembre 2022

Timon Lino

Acérrimo antifútbol

En un libro asombroso, el genio Douglas R. Hofstadter imagina una situación recreada en un ambiente infantil, pero con giros extraordinarios, a la manera de “Alicia en el país de las maravillas”. En un momento el “Señor Cangrejo”, el “Perezoso”, “Aquiles y luego la “Tortuga”, se juntan a ver un partido de fútbol.

El tema es que el anfitrión tiene una televisión muy extraña, una “Subjuntevé” que permite ver qué hubiera sido de una situación si se altera la realidad en algún aspecto. Por ejemplo, si un tiro libre que pegó en el palo entraba si el botín estaba mejor atado, o en nuestro caso, si el VAR hubiera existido en Italia 90, quizás el árbitro Codesal no sancionaba ese penal que terminó dándole la Copa del Mundo a Alemania.

Lo interesante de este experimento es que como televidentes tengamos el pensamiento de que también jugamos, que somos parte de los hechos que condicionan los resultados. Por lo cual, por ejemplo, muchos se ponen el mismo calzoncillo, que clama por pasar a repasador, o rejilla según el tipo y la amplitud de sus perforaciones.

Si no se usaba esa ropa interior, no hubiéramos ganado. Las cosas se leen desde lo histórico comparativo, ya sea de los pataduras que vemos los partidos (el del calzoncillo rejilla), como también desde los que juegan en aspectos que van más allá de lo técnico.

Escuché a uno de los intelectuales del balompié hacer un razonamiento digno de la imaginación delirante de Hofstadter: “Messi se está maradonizando. Con Diego ganamos el Mundial. Vamos a ganar”.

En la premisa de la maradonización de Messi, tomada desde luego de la prosa de Cervantes y el cruce de idealismo y realismo de Alfonso Quijano y Sancho, hay varias discusiones posibles. Por caso, “la tienen adentro” o “sigan…” es más contundente que “Bobo”, adjetivo que al Diego seguramente lo remitirá a su jardín de infantes.

Lo que es cierto es que todos buscamos que las cosas sean en esta semifinal tal cual lo fueron en los momentos en los que supimos ganar.

El tiempo es la medida del cambio, nada es igual, ni ese calzoncillo ni Messi. La tía Mimi, que le viene acertando, dice que gana Argentina, sin alargue ni penales. Y que no hay que ser supersticioso, porque trae mala suerte.

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