Crimen de Luis Espinoza: inspección para despejar dudas sobre el homicidio de Espinoza

Todas las partes estuvieron en la comisaría de Monteagudo y en Melcho, lugar donde se registró el crimen del trabajador rural.

TODOS VIGILADOS. Los imputados estuvieron con una fuerte custodia en la comisaría de Monteagudo donde trasladaron el cuerpo de Espinoza. TODOS VIGILADOS. Los imputados estuvieron con una fuerte custodia en la comisaría de Monteagudo donde trasladaron el cuerpo de Espinoza. LA GACETA / FOTO DE OSVALDO RIPOLL

Los principales imputados del asesinato y desaparición del peón rural Luis Espinoza brindaron ayer algunas precisiones acerca del escenario y su versión de la trama del caso. Lo hicieron en los distintos sitios de Monteagudo (Simoca) en donde el 15 de mayo del 2020 se registró el caso.

Fue en el marco de una inspección ocular dispuesta por el Tribunal Oral Federal y a pedido de una de las partes. Vecinos y parientes de la víctima revivieron con expresiones de indignación y de dolor las alternativas del hecho. Gladis Herrera, madre de la víctima, sufrió un ataque de nervios y fue asistida por personal sanitario.

La muerte de Espinoza se produjo durante un procedimiento policial desplegado en el paraje Melcho con el fin de dispersar una reunión que se realizaba a pesar de la vigencia del aislamiento social, preventivo y obligatorio por la pandemia de Covid-19. El cuerpo del hombre, de 31 años y padre de seis niños, apareció nueve días después en un precipicio de la Cuesta del Clavillo, unos 35 km al oeste de Alpachiri, en el límite con Catamarca.

En el hecho están involucrados nueve policías y dos civiles. Ellos son: el oficial auxiliar José Alberto Morales (autor del disparo mortal), los policías Gerardo González Rojas, Carlos Lisandro Romano; Mirian Rosalba González, José María Paz, Claudio Alfredo Zelaya, René Eduardo Ardiles, Victor Manuel Salinas y Rubén Héctor Montenegro. También aparecen acusados los civiles Héctor Villavicencio y Álvaro Gonzalo González.

La medida

La inspección comenzó alrededor de las 10 en la comisaría de Monteagudo. Todos fueron desplegados en el patio en el que habría sido depositado el cuerpo de Espinoza, ante de ser trasladado en el auto del subcomisario Montenegro hasta los cerros de Alpachiri. Estuvieron ahí el juez del Tribunal Oral Federal Alberto Basbús, el fiscal Pablo Camuña y los defensores Gustavo Morales, Sergio Faiad, Francisco Herrera y Ernesto Baaclini, entre otros. Al no tratarse de una reconstrucción, los implicados solo se limitaron a dar datos de los sitios donde se desarrolló el sangriento procedimiento policial.

EN MELCHO. José Morales, supuesto autor del disparo mortal, transita por uno de los caminos de ese alejado paraje. EN MELCHO. José Morales, supuesto autor del disparo mortal, transita por uno de los caminos de ese alejado paraje.

Luego de la comisaría, la comitiva se trasladó hasta Melcho, ubicado a unos 20 kilómetros al este de Monteagudo. Ahí, a orillas del camino de acceso se ubicó el lugar al que llegaron los uniformados y en el que supuestamente se desarrollaba una carrera cuadrera. El espacio parece dispuesto para esa actividad. Se trata de una pista de varios metros, despejada de matorrales.

“Ahí está; miren y comprueben que aquí sí se hacen carreras”, insistía en reclamar un pariente de los acusados. Luego de que los peritos de Gendarmería Nacional tomaran registros del espacio, el grupo se dirigió hasta inmediaciones de la escuela 286 Domingo Millán. Ahí en medio de una senda rodeada de matorrales se estableció el sitio donde fue asesinado Espinoza. Un monolito construido por sus familiares lo recuerda.

El oficial Morales y el civil Álvaro González fueron los que brindaron en ese escenario especificaciones de la trama que terminó con la vida del peón. Los abogados se encargaron de dejar el claro el argumento de su defensa.

“Esto se trató de un accidente que se desencadenó en medio de una corrida en la que hubo disparos contra los policías. Mi defendido hizo uno al aire, desconociendo que el proyectil había impactado al final en el cuerpo de Espinoza. Después de percatarse de ello apareció el jefe de comisaría para tomar las medidas que decidió”, explicó Baaclini. “Lo que complicó a mis defendidos (Rojas y González) fue la mala reacción del comisario Montenegro. Se negó a documentar lo sucedido a pesar de que sus subordinados le pidieron”, dijo por su parte Faiad.

Según este abogado y Herrera, los hermanos Espinoza escapaban de la policía montados en caballos por la calle de la escuela. Llevaban a su lado a otros dos que habrían participado de la cuadrera. Al intentar tomar la senda lateral y próxima al local escolar, chocaron y cayeron al suelo. Entonces siguieron corriendo a pie para introducirse en la vegetación. Por detrás iba Morales que descerrajó el disparo mortal.

De la madre

“No estuvieron en ninguna cuadrera. Mis hijos regresaban de Monteagudo de cobrar el salario. Venían por este camino cuando apareció la policía y comenzaron a perseguirlos. Después me enteré de que habían sido alcanzados y yo vine a saber lo que estaba pasando. No me dejaron acercarme al lugar. Apareció Juan golpeado, pero no pudimos saber nada de Luis”, recordó Gladis Herrera.

“Después de mucho andar logramos descubrir lo que había sucedido con mi hijo. Jamás me imaginé ese final. Ahora solo pido que la justicia actué con el máximo rigor. Que esta gente se haga responsable del crimen. Pues dejaron a seis chicos huérfanos, a toda una familia destruida. Y era gente que supuestamente nos cuidaba”, finalizó.

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