Unos 50.000 fieles visitaron la capilla ardiente para despedir a Benedicto XVI

Laicos de diversas nacionalidades le dieron el último adiós al pontífice emérito. Cómo proseguirán los actos conmemorativos en la Basílica de San Pedro.

Unos 50.000 fieles visitaron la capilla ardiente para despedir a Benedicto XVI

A poco de cerrar 2022, el 31 de diciembre, la muerte de Benedicto XVI conmocionó a toda la Iglesia y a los fieles repartidos alrededor del mundo. Con 95 años, el Papa emérito falleció en el monasterio Mater Ecclesiae; lugar en el cual residía desde hacia tiempo.

Tras una sentida misa de fin de año en la cual Francisco destacó su figura como un “testimonio de fe y de oración”, ayer el cuerpo de Benedicto XVI fue expuesto en la Basílica de San Pedro para que los peregrinos pudieran despedirse de él y presentar sus respetos.

“Solo Dios conoce el valor y la fuerza de su intercesión, de sus sacrificios ofrecidos por el bien de la Iglesia”, indicó el Santo Padre durante el rezo del tradicional Te Deum.

En el primer día de la capilla ardiente, la concurrencia superó las expectativas de las autoridades del Vaticano, al punto de registrarse la circulación de al menos 50.000 peregrinos en las primeras cinco horas que estuvo abierta la basílica.

Preparativos

Los restos del emérito pontífice fueron traslados en una furgoneta oficial al amanecer. En una silenciosa procesión, un puñado de laicas consagradas que sirvieron en la casa de Benedicto XVI y su secretario privado -el arzobispo Georg Gänswein- acompañaron al vehículo hasta llegar a la entrada del edificio.

Una vez allí, 10 caballeros pontificios con guantes blancos condujeron el cuerpo hasta el altar mayor. Antes de permitir el ingreso del público, se recitaron una serie de oraciones entre los religiosos presentes y se soltó una pequeña nube de incienso. Además, el cardenal Mauro Gambetti, arcipreste de la basílica, roció agua bendita sobre el féretro. El emotivo rito duró aproximadamente media hora.

CON MIRAS A SU FUNERAL. Benedicto XVI dejó instrucciones para que sus exequias se celebren de una manera simple y sin demasiados lujos. CON MIRAS A SU FUNERAL. Benedicto XVI dejó instrucciones para que sus exequias se celebren de una manera simple y sin demasiados lujos.

Ingreso

Poco después de las 9, las puertas se abrieron para que todos los creyentes ofrecieran un último adiós. Sobre una camilla de madera recubierta de tela, la silueta de Benedicto XVI logró apreciarse desde la distancia.

En una de las imágenes que quedarán grabadas en el corazón de los visitantes, el Papa emérito lució con las manos entrelazadas y un rosario entre los dedos.

Debido a la alta concurrencia, en las inmediaciones de la basílica tuvieron que colocarse algunos centro de salud con ambulancias y recurrir a unos 500 voluntarios de protección civil para brindar información y manejar las extensas colas.

Qué pasará ahora

La capilla ardiente continuará hoy con 12 horas de velatorio. Los peregrinos podrán acercarse a la basílica desde las 7 hasta las 19. El mismo esquema se repetirá mañana. Finalmente, el jueves -desde las 9.30 (hora romana)- será el funeral. Este se realizará en la Plaza de San Pedro y será presidido por el Papa Francisco.

Acorde a la prensa italiana, el homenaje final contará con la presencia de más de 1.000 agentes policiales para evitar cualquier incidente. También se cerrará el espacio aéreo circundante y se esperan representantes de gobiernos de todo el mundo.

Tras la celebración, según sus deseos, Benedicto XVI será enterrado en la cripta que hay debajo de la Basílica de San Pedro. El último Obispo de Roma en ser enterrado en esas grutas fue San Juan Pablo II, el 8 de abril de 2005. Sin embargo, sus restos fueron luego dispuestos en la Capilla de San Sebastián varios años antes de su beatificación. Actualmente cerca de 90 Sumos Pontífices descansan en ese sitio.

Sumado a las tumbas, el lugar cuenta con habitaciones, capillas y murales artísticos de alto contenido histórico. También hay tesoros invaluables como la estatua de mármol de San Pedro entronizado, el monumento funerario de Calixto III y el sepulcro de San Pedro.

Aproximaciones

El pontificado de Joseph Aloisius Ratzinger (su nombre secular) duró desde abril de 2005 hasta febrero de 2013, fecha en que anunció su renuncia. Dicho instante representó un hito al tratarse del primer Papa en los últimos 600 años que tomaba esa decisión. Como justificativo el emérito Pontífice resaltó que su avanzada edad le impedía ejercer de manera adecuada el ministerio petrino. En aquel entonces, la sede de Pedro quedó vacante hasta que el 13 de marzo del mismo año resultó elegido el Cardenal Jorge Mario Bergoglio, que asumió el nombre de Francisco.

Mucho antes de esa etapa, Ratzinger dedicó tres décadas de su vida al servicio de la Iglesia Católica. Primero como teólogo y docente; y más tarde como Cardenal y uno de los grandes colaboradores de San Juan Pablo II.

Unos 50.000 fieles visitaron la capilla ardiente para despedir a Benedicto XVI

Entre los aportes de Benedicto XVI se destacan múltiples discursos en los cuales resaltó la riqueza de la fe profesada en América Latina. Además de alentar constantemente la participación de los laicos en la política y otros espacios de gran injerencia para los cambios sociales. Como misión prioritaria, el Sumo Pontífice apostó por la evangelización de los jóvenes y la pastoral vocacional.

Al haber experimentado en carne los cambios que sufrió Alemania con el nazismo, Benedicto XVI contó con un profundo entendimiento del desafío que suponía para la Iglesia las crecientes agresiones ideológicas y el clima de violencia que se vivía en Europa para aquella época. En este sentido, durante su papado él apuntó en contra de estos actos y la secularidad de Occidente.

Sus pensamientos no escaparon de las controversias y fue tildado en innumerables ocasiones como un Papa “demasiado conservador” o “demasiado reservado” para los tiempos de revoluciones y efervescencia juvenil que corrían.

La tarea de mantener los dogmas frente a un mundo en plena evolución, hizo que su pontificado sea considerado como un punto de inflexión en la historia del catolicismo post Edad Media.

Cómo fueron las últimas horas de vida terrenal de Benedicto XVI

En la madrugada del 31 de diciembre, Benedicto XVI yacía acostado en su cama y en compañía de un enfermero. Alrededor de las 3, el Papa Emérito miró a su cuidador y pronunció sus últimas palabras comprensibles en italiano: “¡Signore, ti amo!” (Señor, te amo). “En esos momentos Benedicto XVI todavía no había entrado en agonía y sus colaboradores y asistentes se habían turnado para acompañarlo”, publicó Andrea Tornielli, director editorial del Vaticano, en el sitio oficial de la Santa Sede Vatican News. Después de ese mensaje, Benedicto XVI no estuvo en capacidad de continuar expresándose.

Algunas de las frases más memorables que dejó su pontificado de casi ocho años

- “La locura de la Cruz es convertir el sufrimiento en grito de amor a Dios” (2012). Tales palabras fueron dichas al firmar la exhortación Ecclesia in Medio Oriente.

- “El amor es la única fuerza que puede verdaderamente transformar el mundo” (2012). La frase fue pronunciada durante el VII Encuentro Mundial de las Familias, en Milán.

- “Ser cristiano no es una especie de traje que se usa en lo privado” (2011). La expresión llamó a la reflexión en la asamblea plenaria del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización.

- “No podemos escrutar el secreto de Dios. Sólo vemos fragmentos y nos equivocamos si queremos hacernos jueces de Dios y de la historia. En ese caso, no defenderíamos al hombre, sino que contribuiríamos solo a su destrucción” (2006). La reflexión fue hecha durante la visita de Benedicto XVI al campo de concentración de Auschwitz-Birkenau. La idea invita a reflexionar -de manera general- sobre las masacres y los conflictos bélicos en los cuales nuestra fe en Dios es puesta a prueba.

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