La lógica vence a la violencia

Hoy se celebra una disciplina filosófica que está detrás del desarrollo de la ciencia, la computación y el discurso racional. Utilizarla más ayudaría a mejorar la sociedad.

ANIMOS DESCONTROLADOS. Enseñar lógica en las escuelas ayudaría a mejorar la democracia. Hay que preferir los debates antes que los combates. reuters ANIMOS DESCONTROLADOS. Enseñar lógica en las escuelas ayudaría a mejorar la democracia. Hay que preferir los debates antes que los combates. reuters

—¿Existe el pasado?

—No.

—¿Existe el futuro?

—No.

—Entonces solo existe el presente.

—Sí.

—Pero ¿es cierto que el tiempo no transcurre en el presente?

—Efectivamente.

—Entonces ¿no existe el tiempo?

—¡Oh! Desearía que no fueras tan fastidioso.

Con esta última expresión de Bertrand Russell, quizá el lógico más importante del siglo XX, podríamos responderles a los lógicos cuando nos marean con sus complejos razonamientos. Y es que la comodidad parece inclinarnos a contentarnos con falacias, como cuando decimos que algo es verdad “porque lo dice la ciencia”, o cuando preferimos atacar a la persona en lugar de a lo que la persona dice.

Pero quizá sea una buena idea ser más fastidiosos. Sergio Cardozo, profesor de Lógica en la UNT y de Argumentación en la UNSTA, considera que la lógica podría ayudarnos a tener una mejor visión acerca del mundo. “Enseñar lógica en la escuela, por ejemplo, serviría para que la democracia se nutra de pensamientos más rigurosos. Creo que no tendríamos situaciones violentas ni, peor aún, bélicas si pensáramos más racionalmente”, asevera.

Sin embargo, y contra lo que pensaba Aristóteles, el hombre ya no parece ser un animal racional. Russell, por caso, escribió: “El hombre es un animal racional. O al menos así se me ha dicho”. Y, según Cardozo, tal vez lo cierto sea que andamos por la mitad. “Me parece que la idea griega tradicional no es del todo correcta -observa-, en el sentido de que también somos seres fuertemente emocionales y de que muchas veces nuestras decisiones se basan más en las emociones que en la razón”.

Homenaje para dos

Racionales o no, cada 14 de enero celebramos el Día Mundial de la Lógica en conmemoración del fallecimiento de Kurt Gödel y el nacimiento de Alfred Tarski, dos de los más prominentes estudiosos de la disciplina racional por excelencia. Pero ¿por qué un día para ella? Cardozo cree que porque no existirían ni la física, ni la computación, ni ninguna otra ciencia, y ni siquiera la filosofía, si no existiera la lógica. “La lógica formal es el gran instrumento de la ciencia; la informal, el de la política y de la filosofía”, distingue.

La lógica formal tiene un espíritu matemático y se vale, valga la redundancia, de la formalización del lenguaje. Patricio Adorno, también docente de Argumentación en la UNSTA, advierte que al centrarse en la forma, esta lógica se hace difícil de aprehender, ya que un razonamiento puede ser perfectamente válido aun cuando ¡sus partes sean completamente falsas! “Pero aunque la validez y la verdad tiendan a ir por caminos separados -explica-, la lógica formal nos sigue sirviendo para ordenar las ideas sobre las cuales construimos nuestros razonamientos y hacer lo mismo con las ideas de los demás”.

Si, de esta manera, la lógica formal puede parecer un campo lejano a la realidad, la lógica informal es, en cambio, transversal a nuestra vida cotidiana. “No solo utilizamos sus recursos con mucha más frecuencia de la que nos gustaría reconocer, sino que los consumimos permanentemente a través de los medios de comunicación”, confirma Adorno.

Estos recursos no son las falacias, claro (los lógicos informales, al final de cuentas, siguen siendo lógicos), pero sí las estrategias argumentativas, como la pregunta retórica, la búsqueda de contradicciones, la analogía y el dilema.

Sofismas y política

Aunque quizá no todos los lógicos lo hayan notado, resulta paradójico que la palabra sofisma, que es el término de origen griego para falacia, provenga de la voz sophia, que significaba sabiduría. La paradoja, por supuesto, es que los sofismas o falacias son cualquier cosa menos sabios: se trata de argumentos falsos o capciosos que pretenden pasar por verdaderos. Y, según Adorno, también son los recursos predilectos de quienes comunican en el área de la política: “la apelación al pueblo, por ejemplo, se observa con muchísima frecuencia en las temporadas electorales de la mano de los llamados ‘discursos de barricada’”.

Por su parte, el argumento ad hominem es tal vez la falacia más redundante. “Se utiliza muchísimo en política -constata Cardozo-: no ataco lo que la persona está diciendo sino que ataco, en cambio, a la persona. En nuestra política siempre se dice que aquella persona miente porque es tal y tal cosa, pero casi nunca se discuten esas supuestas mentiras”.

Cardozo también lamenta que los diálogos políticos que tenemos a diario tengan muy poco de lógica: “el nivel de los debates que tenemos en la televisión, por ejemplo, es bastante elemental. Se apela mucho a la descalificación de las personas y no tanto a la búsqueda del consenso. Pareciera que cuando estamos frente a alguien solo nos queremos imponer, y se utilizan un montón de elementos que poco tienen que ver con lo racional”.

Sin embargo, Adorno razona -¡ja!- que el verdadero diálogo político no puede ser disparatado. “El diálogo implica escuchar y ser escuchado: está más cerca del debate que de la discusión, si por discusión entendemos esas conversaciones entre sordos en las que cada uno dice lo que quiere sin escuchar al otro. Por eso, las raras veces en las que asistimos a un verdadero diálogo político, la sensación que nos queda es la de que no todo está perdido y hay una posibilidad de consenso. Por eso creo que el desafío radica en buscar más debates y menos discusiones”, propone.

Una vida más lógica

Entonces, en honor a Gödel y Tarski, tal vez sea hora de, en efecto, buscar más debates y menos discusiones. Russell también escribió alguna vez que el mundo iría mejor si se enseñara lógica en la escuela, y Cardozo, como se vio más arriba, cree que lo que él decía era muy cierto. “Ayudaría mucho a despertar esa forma de pensamiento nos ha servido bastante para el desarrollo de la ciencia -argumenta ahora-. Incluso en la vida diaria, tomar una buena decisión tiene mucho que ver con razonar bien naturalmente, con acercarse al pensamiento riguroso de algún modo”.

Entretanto, Adorno defiende que todos sabemos lógica, aunque los que se dedican a ella sean quienes la aplican conscientemente: “me parece que no estamos tanto ante una cuestión de herramientas; creo que el eje está en el sentido que le damos a la vida política: en lo que esperamos y queremos para los diálogos políticos. El eje está en preferir los debates y no los combates, parafraseando el título de Laclau”.

Sea como sea, tanto Cardozo como Adorno apuntan en dirección contraria a la divertida cita de Russell. Tal vez habría que decirnos a nosotros mismos: “¡oh! Desearía que fueras más fastidioso”.

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