Tafí del Valle se vive en la villa, en los ríos y en los cerros

La ciudad veraniega está repleta de turistas. Personas de todo el país recorren los sitios más tradicionales y se animan a ir hasta los lugares más recónditos.

Tafí del Valle se vive en la villa, en los ríos y en los cerros FOTOS LA GACETA/DIEGO ARÁOZ

En la villa, en el dique, en los senderos de trekking, en los ríos y hasta en los lugares más alejados, los veraneantes llenan de vida Tafí del Valle. Esta segunda quincena de enero -que ya va a la mitad- demuestra que el polo turístico más importante de los cerros es también en 2023 el lugar más elegido para descansar. Por la diferencia térmica (estos días hubo hasta 10 grados menos que en la capital), por la oferta turística o por los paisajes, Tafí está explotado; y los turistas llegan contentos y se van aún más felices -dicen- luego de unos días de relax o después de una jornada de desconexión en altura.

Al pararte en las plazas, al caminar por la peatonal o al ver el flujo de autos que sube por la ruta 307 te das cuenta de que hay una buena afluencia de visitantes. Esta realidad se apoya con los datos difundidos por el Ente Tucumán Turismo sobre los resultados de la primera quincena; la semana pasada hubo picos de 96% de ocupación en la villa turística que, según lo publicado, ocupa el primer lugar como destino local más visitado. Y se espera, lógicamente, que los buenos números acompañen el resto de la temporada. Además de los veraneantes, los tucumanos se animaron a salir a hacer turismo por la provincia.

Tafí del Valle se vive en la villa, en los ríos y en los cerros

Romina Alderete y su familia lo confirman. Son de Villa de Leales y subieron el viernes a pasar una jornada lejos del calor. “Vinimos para traer a los chicos y para hacerlos conocer Tafí, porque es muy bonito el paisaje -destaca-; venimos del interior y allá hace muchísimo más calor que acá. Así que nos llegamos a aprovechar eso; ya hemos andado por todos lados un poquito, y todavía nos falta la mejor parte, que es bajar hasta dónde hay agua y tirarnos al río”. Por supuesto, los lugares con agua son los más buscados para aliviarse de los calores sofocantes.

Para refrescarse

Sobre la ruta ya se ven las intenciones de los veraneantes: en los techos de los autos o desde las ventanas se pueden observar las conservadoras, las reposeras y hasta alguna bolsa de carbón que se asoma. Además de subir a relajarse, buscan pasar un rato cerca de los espejos de agua. Y no quieren esperar a estar arriba: en la Reserva Los Sosa (en la zona de La Mesada) se ubican los primeros veraneantes. A la vera del río La Angostura, los visitantes se preparan para comer un asado y para disfrutar del fresco. Paola Nieto y su familia llegaron hasta allí de Concepción; planean pasar el día en el lugar. “Venimos a escaparnos del calor -reconoce a LA GACETA-; y vamos a estar acá hasta que se haga de noche. Nos quedamos aquí porque más arriba ya hay mucha gente”,

Tafí del Valle se vive en la villa, en los ríos y en los cerros

En esa zona se está terminando, por estos días, la obra de un mirador turístico, que se hizo en reemplazo de otro antiguo, de madera. “Hace varios años que viene repuntando el turismo acá; hay gente que viene a pasar el día, otros paran un rato a comer o a sambullirse y siguen... Desde el 26 de diciembre y hasta marzo, se llena, sobre todos los fines de semana”, relata Ernesto Medina, que vende artesanías en ese lugar.

Si se sigue camino, la imagen se repite en otros puntos. Ya en el ingreso al valle, el número de personas chapoteando aumenta. Deolinda Suárez llegó con su esposo y sus hijas a otro borde del río. “Lo encontramos una vez, por casualidad, y nos ha gustado. Ya hemos venido otras veces, es tranquilo y no hay bichos”, destaca.

Y la postal es aún más imponente en la villa: bajo el puente de ingreso al pueblo, hay todo el día cientos de personas aprovechando las bondades de la naturaleza. Preparan asados o llevan sanguchitos y algún visitante presta su auto para musicalizar la tarde de todos. Algunos se meten por completo y otros acercan sus asientos al agua para mojar los pies, pero todos con la misma idea: refrescarse.

De todos lados

Según los datos del Observatorio Turístico, en la primera quincena la mayoría de los turistas que vino a Tucumán procedían de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Mendoza y también Salta, Jujuy, Catamarca y Santiago del Estero. Eso, que a simple vista se mantiene y que probablemente se profundice en las próximas semanas, se refleja en Tafí del Valle. Lorena Jorge es tucumana, pero vive hace años en Cipolletti (Rio Negro). “Hacía mucho que no venía, y me sorprendió lo que creció -comenta-; se ve diferente la infraestructura, mejoró muchísimo”. Junto a ella están sus hijos y su suegra, Marcelina Escudero, que se define como una amante de la villa. “Hace dos años vine y me enamoró -explica-; cuando ella me invitó, dije ‘bienvenido sea’. Y aquí estamos”.

Tafí del Valle se vive en la villa, en los ríos y en los cerros

En el mirador del Cristo de la Quebradita suben y bajan constantemente los visitantes -en su mayoría de otras provincias- que caminan para tener una postal única de la villa. Ahí están Luis Soria y sus hijos. “Tafí nos pareció hermoso; es algo que la verdad no pensaba ver jamás -indica-; es hermoso por los cerros y por el color que tienen... las nubes y cómo se manifiestan; nunca había visto el cielo tan de cerca”. Hace unas semanas él y su familia decidieron dejar su ciudad (son de Quilmes, Buenos Aires) para vivir unas vacaciones en el norte. “Jamás en mi vida había subido a un cerro -admite riendo-; esperemos poder seguir conociendo más”.

Esas ansias de seguir viajando por la villa hace que en cada rincón de Tafí haya gente. Grupos de amigos, familias enteras, contingentes de jubilados... Todos quieren pasarse unos días en los Valles. “La naturaleza que tiene, los paisajes y todo lo que se encuentra en Tafí es muy bello”, resume Alexis Galo, que invita a más personas a visitar la ciudad: “la vida es una y hay que disfrutarla”.

Comentarios