WASHINGTON.- El Gobierno y el Fondo Monetario Internacional (FMI) ultimaban ayer el anuncio, previsto para este lunes, de los cambios al acuerdo firmado hace apenas un año, para blindarlo del doble azote de la guerra en Ucrania y la fuerte sequía que deshilachó la cosecha del campo, el principal maná de dólares con el que cuenta la Argentina, en un nuevo intento por mantener a flote el plan económico hasta el cambio de gobierno, a fines de este año.
Según precisa el diario La Nación, el equipo económico que comanda Sergio Massa cierra una nueva negociación con los técnicos del Fondo, una larga discusión que comenzó en Buenos Aires y en los últimos días se dividió entre la capital norteamericana y Bengaluru, en la India, donde Massa se reunió con la directora Gerente del Fondo, Kristalina Georgieva. El objetivo: conseguir una nueva bocanada de oxígeno. Con la economía entre algodones, amordazada por la multiplicidad de “cepos” y agobiada por una inflación anual que ya alcanzó los tres dígitos, la sequía terminó de asestar un golpe letal a la estrategia del ministro de Economía para intentar lograr un atisbo de estabilidad antes del inicio formal de la campaña presidencial.
El equipo de Massa y el staff del organismo terminan de delinear una nueva flexibilización del programa que aliviará la presión sobre el Gobierno para acumular reservas, justo cuando los dólares escasean más que nunca. La que se conocerá será, en rigor, la tercera flexibilización del programa, cuya credibilidad ya nació diluida en medio de las críticas de economistas, que lo consideraron demasiado “liviano”.
Ni el Fondo ni el Gobierno quisieron brindar precisiones sobre la letra chica del nuevo acuerdo. Pero fuentes oficiales señalaron que el foco de la última negociación –las discusiones con el FMI nunca se acaban del todo– era la meta de acumulación de reservas del Banco Central, el objetivo más ambicioso del plan original que tejió el entonces ministro, Martín Guzmán.
Hay que recordar que, relacionado a las metas de reservas del primer trimestre de 2023, el Banco Central debía incrementar su tenencia de reservas netas en unos u$s5.500 millones, tomando como base el nivel de diciembre 2021, es decir que lo acumulado debía superar los u$s7.800 millones para el 31 de marzo. Si bien el BCRA contó prácticamente con ese nivel a fines del 2022, en las últimas semanas la salida de dólares se incrementó, al punto que se ubicaría por debajo de los u$s 5000 millones en la actualidad. Es decir, una diferencia de casi u$s 3.000 millones con la cifra teórica que debía alcanzar.