Diez años de papado de Francisco: “Su meta es una nueva etapa evangelizadora en la Iglesia”

Cómo lo vivió el entonces obispo emérito de Tucumán monseñor Luis Villalba.

12 Marzo 2023

Aquel miércoles 13 de marzo de una década atrás, el entonces obispo emérito de Tucumán monseñor Luis Villalba estaba en Tafí del Valle, reunido con obispos de otras provincias del NOA. Oyeron la noticia de que se veía fumata blanca desde la chimenea ubicada en el techo de la capilla Sixtina, y corrieron a encender la televisión. “Quedamos todos conmovidos, porque no se esperaba que Jorge Bergoglio fuese elegido Papa”, admitió.

Al día siguiente, mientras descendía por la ruta 307, de regreso a San Miguel de Tucumán, tomó la decisión de viajar a Roma, para ser parte de la histórica entronización del primer pontífice americano -y argentino-, que tomaría el nombre de Francisco. Durante los dos períodos en los cuales Bergoglio presidió el Episcopado Argentino -de 2005 a 2008 y 2008 a 2011-, Villalba ocupó el cargo de vicepresidente primero. A raíz de ello, construyó con aquel una excelente relación, fruto de sus mensuales reuniones. “Rápidamente conseguí pasaje; llegué el 17 a Roma, y pude participar de la misa en la Fiesta de San José, aquel 19 de marzo. Luego nos recibió a todos los argentinos, que éramos muchos, entre religiosos y laicos. Estuvimos conversando; fue una experiencia muy linda”, recuerda el actual Cardenal, designado en ese cargo precisamente por Francisco, en 2015.

Aquel encuentro distendido sirve para graficar, a criterio de Villalba, acaso el principal rasgo de Bergoglio, el hombre: “él es muy humano; muy cercano a la gente. Una de las cosas que suele decir con frecuencia es que extraña cuando salía a caminar por Buenos Aires, o andar en colectivo; siempre cercano a la gente”.

Mañana, Francisco cumplirá una década de papado. Villalba compartió con LA GACETA algunas impresiones acerca de los 10 primeros años de pontificado del religioso argentino.

- ¿Qué hechos de los que ejecutó Francisco como Papa destaca?

- Sin ánimos de jerarquizar, y admitiendo que seguramente falten muchos -10 años es mucho tiempo-, puedo mencionar la promoción de la mujer -como nunca ha pasado en la Iglesia, sobre todo en el Vaticano, hay muchas mujeres trabajando-; hay más espacios para los laicos -incluso, en funciones importantes, a cargo de Dicasterios-; la reforma de la Curia -nombró una comisión de Cardenales, que comenzaron a trabajar ese tema, y hace muy poquito, el año pasado, salió la reforma-; sus cerca de 40 viajes -y es notable que sobre todo los haya hecho a países periféricos de África, de Asia y de Europa del Este, no tanto a los países más centrales-; el llamado a la paz por la guerra entre Ucrania y Rusia; la defensa de los migrantes -a poco de asumir visitó la isla Lampedusa, símbolo del naufragio de migrantes, muchos murieron en esas circunstancias-; el pedido de una iglesia pobre para los pobres, y la reforma económica que hizo; la lucha contra la pederastia -en tantos países de Europa y de América-; el diálogo con todas las religiones -especialmente con el islam-, y las encíclicas Lumen fidei, Laudato si y Fratelli tutti.

- ¿Cuál sería la impronta del papado de Francisco en esta década?

- Al poquito tiempo que llegó hizo una exhortación apostólica, que se llama Evangelii gaudium, que habla sobre el sentido pastoral de su pontificado. Allí Francisco traza las líneas maestras de su programa pastoral. Este pontífice tiene como objetivo realizar una nueva etapa evangelizadora en la Iglesia. Escribe: “¡cómo quisiera encontrar las palabras para alentar la etapa evangelizadora más fervorosa, alegre, generosa, audaz, llena de amor hasta el fin y de vida contagiosa! El Papa pide una iglesia en salida; no una conservadora, que se queda dentro, sino con las puertas abiertas, y para todos. Todos somos llamados a esta salida misionera. Y hay que atreverse a “primerear”, no esperar a que vengan, sino salir a buscar. Otro tema es anunciar el evangelio; y predicar que este es amor, es misericordia, es un abrazo. Cuando la iglesia asume un estilo misionero el anuncio se convierte en lo más bello. En tercer lugar, este Papa rescata y valora la piedad popular. Dice: “es el modo de vivir la fe de la mayoría de los católicos”. No tanto del cristiano práctico, del que va a misa, sino del que va a los santuarios. Dice: “la piedad popular es una manera legítima de vivir la fe; un nuevo sentirse parte de la iglesia y una forma de ser misioneros. No coartemos ni pretendamos controlar esta fuerza misionera”. Finalmente, otro aspecto importante en el apostolado del Papa ha sido la misericordia. En la primera homilía después de haber asumido dice: “el mensaje de Jesús es la misericordia. Lo digo con humildad, es el mensaje más fuerte del Señor”. Es el estilo pastoral del papa Francisco, que inspira toda su actividad; es el amor que se manifiesta frente a la miseria del prójimo.

- ¿Cómo vio la relación entre Francisco y Benedicto XVI?

- En general, bastante bien. Tengamos en cuenta que es la primera vez en cientos de años que además del Papa que está actuando hay un papa emérito, y esto se dio durante muchos años. Benedicto fue bastante respetuoso de no meterse, pese a que vivió en el Vaticano. Creo que hubo diálogo fecundo, aunque, evidentemente, la impronta de Francisco fue otra, no se puede negar. El mismo Francisco dijo en alguna oportunidad que si tuviera que renunciar, no sería Papa emérito, sino obispo emérito de Roma, y que se iría a vivir fuera del Vaticano, un poco para no confundir las cosas. Pero creo que dentro de todo fue bastante buena la relación entre Benedicto y Francisco.

- Francisco manifestó sus deseos de venir a la Argentina, ¿cree que su visita ayudaría a cerrar la tan mentada “grieta” de la sociedad?

- El Papa estuvo a punto de venir; después, por problemas de fechas no pudo hacerlo. Por un lado quiere venir al país, se siente argentino, quiere estar con el pueblo cristiano y no cristiano. Pero, por otro, no quiere que su visita sea usada políticamente, algo que, desgraciadamente, a veces sucede. Por eso no vendrá en épocas electorales. Dios quiera que pueda venir después de las elecciones, gane quien gane. Y que si viene ayude a que los argentinos se unan, porque no podemos seguir viviendo así, divididos. Hay que respetar al adversario, sin ser enemigos.

- ¿Cómo analiza la reforma económica que llevó adelante el Papa?

- Él desde que comenzó su pontificado armó una comisión de cardenales, que hicieron la reforma de la Curia; y dentro de esta, la reforma económica. Entre los problemas que vio... los organismos de la Curia, los Dicasterios, a veces trabajaban independientemente, cada uno por lo suyo, y mantenían mucho poder. Los viajes de Juan Pablo II, y luego su enfermedad, le dejaban a la Curia una cantidad de cosas, porque la Iglesia debía seguir funcionando; y esto hizo que la Curia tomara mucho poder. Y Francisco quiso que la Curia esté al servicio del Papa, de la iglesia universal y de las iglesias diocesanas; por lo tanto no debían tener tanto poder. Y esto valía también para la economía, porque cada dicasterio tenía su propia economía. Con la reforma económica, el Papa controló eso; y ahora una organización controla toda la economía de los distintos órganos del Vaticano. Francisco dice que quiere una Iglesia pobre para los pobres; no una iglesia para que se enriquezcan algunos, que siempre está el peligro, porque somos pecadores y puede suceder.

- Acaso el tema más sensible en lo que respecta a la Iglesia sea el de la pederastia, ¿cómo vio el accionar de Francisco contra esta?

- El Papa fue muy valiente en ese sentido, porque desgraciadamente fue una cosa trágica, que lleva muchos años; y es muy brava. En tantos países que tuvo que intervenir... El Papa se puso firme: redujo a muchos obispos, los sacó del ejercicio de su ministerio; y lo mismo con muchos sacerdotes. Quiso terminar con ese abuso a los niños... y todavía sigue con ese objetivo.

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