Este lunes Jorge Mario Bergoglio cumple 10 años desde su asunción como el Papa Francisco, la autoridad máxima número 266 de la historia de la Iglesia Católica. Francisco pidió hoy que el mundo le regale “paz” al tiempo que calificó como “el momento más bello” de su primera década en el cargo.
La década de Francisco se caracteriza por el acercamiento de la institución eclesiástica con el pueblo, algo que parecía distante con sus sucesores. También fue el impulsor de grandes cambios en su papado, una estrecha relación con la política, y el diálogo y la austeridad como marcas de su liderazgo.
Para Argentina, el hecho fue aún más significativo, y si bien algunos afirmaron que era peronista, el Papa aclara en el libro "El Pastor" de reciente publicación que nunca estuvo afiliado al partido peronista ni fue militante o simpatizante del mismo, ni tampoco estuvo afiliado a la Guardia de Hierro, como se rumoreaba.
En ese mismo libro, Bergoglio dijo que no considera que simpatizar con el peronismo sea algo en sí mismo criticable. "En la hipótesis de tener una concepción peronista de la política, ¿qué tendría de malo?", pregunta. Y en respuesta a quienes le achacan recibir a muchos peronistas, responde: "Yo recibí y recibo a todos. Pero a veces hay algunos que buscan sacar rédito político, no siempre con buenas artes".
También aborda las críticas que recibió por fomentar el "pobrismo". "En ninguna parte de la Biblia figura un mandamiento de producir pobreza. Sí, es bienaventurado el pobre de espíritu, el que no está apegado a la riqueza", aclaró el Papa. "Pero de ninguna manera está mal producir riqueza para el bien de todos. Diría más: producir es un acto de justicia", agregó.
El Papa y la ayuda del estado
El Papa se expresa además sobre la ayuda social y el trabajo en la sociedad en términos de dignidad y sostenibilidad. "La ayuda económica del Estado al desempleado debe ser pasajera para no afectar la cultura del trabajo. Además, tengamos en cuenta que el trabajo hace a la dignidad de las personas y una cosa es vivir de la caridad y otra es ganárselo con el propio esfuerzo", afirmó.
En cuanto a la corrupción en las finanzas vaticanas, Francisco habló de cómo el dinero puede corromper a la gente y cómo se pueden comprar conciencias. "El dinero es una tentación fuerte. El diablo entra por el bolsillo, la corrupción empieza por el dinero y con el dinero se compran conciencias. Y en la Iglesia esto lamentablemente pasó. Para decirlo de un modo llano, en el IOR (el banco vaticano) tuve que 'cortar cabezas'".
Este lunes, como única actividad celebratoria, el Papa encabezó una misa con cardenales presentes en Roma en la capilla de su domicilio de la Domus Casa Santa Marta en la que vive en el Vaticano.