¿Quién tiene la culpa de la basura en el cerro?

Con las dificultades para acceder a San Javier por el corte de El Rulo, lo lógico sería pensar que el cerro ha tenido un tiempito para “descansar” de los kilos de basura que diariamente los tucumanos y los visitantes depositan sin ningún tipo de culpa en sus sendas y en sus rutas. Pero, obviamente, la imagen es la de siempre: la actividad no está paralizada y, por el contrario, toneladas de residuos revisten visiblemente sus miradores. Y decimos “visiblemente”, porque el problema de la contaminación en ese pulmón verde viene de hace décadas, y bajo el césped hay miles de kilos de residuos sepultados, como si nada, esperando descomponerse. Mientras tanto, se sigue contaminando.

Es una realidad. Recientemente LA GACETA recorrió la zona y, a pesar de la baja afluencia de visitantes, la basura es protagonista en el cerro. Botellas de vidrio, cajas de vino, vasos plásticos y restos de comida pueden encontrarse en casi cualquier parte de la montaña. Y lo que está pasando es lamentable, define de forma tajante Damián Rivadeneira, gerente de la empresa Maderplak, que desarrolla en la provincia el programa ambiental “Conscientes”. Por dos años consecutivos han dedicado jornadas completas a recolectar basura del cerro. “La falta de cuidado del ambiente es un problema que afecta tanto al cerro San Javier como a la provincia en general. Es importante reconocer que la educación y la concientización son claves para generar un cambio de comportamiento en la población”, reflexiona.

Claves para el cambio

Rivadeneira conoce mejor que muchos la situación del cerro. Con el programa (que involucra a varias firmas tucumanas en pos del planeta) en 2021 y en 2022 realizaron dos experiencias en San Javier. El primer año, cerca de 400 voluntarios sacaron dos toneladas de reciclables. “Ves la basura acá y no te explicás cómo llegó. Mirás a tu alrededor y hay una cascada de residuos que llevan años acumulados. Es increíble”, resumió en aquel momento Silvina Soria, voluntaria en uno de los senderos de la zona. En esa ocasión -destacaron- no lograron sacar ni el 2% de la basura que había en el cerro. Al otro día, San Javier ya estaba de nuevo cubierto de basura.

Con más equipo, con más preparación y con más participación, el año pasado los voluntarios -de todas las edades- quitaron tres camiones (repletos de basura) de los puntos más visibles y de los más recónditos del cerro. Los lugares más conflictivos, por supuesto, fueron los miradores. No sorprende, entonces, que esas sean ahora las zonas más sucias. Para lograr revertir esto -considera Damián- es necesario que se promueva “una cultura de cuidado del ambiente y que las autoridades brinden herramientas para gestionar adecuadamente los residuos y para fomentar el reciclaje”. “Creo que es fundamental que exista un apoyo estatal sólido para la protección y para la conservación de nuestro patrimonio ambiental. Se requieren políticas públicas que incentiven a la población a tomar acción y a cuidar”, agrega.

Responsabilidad conjunta

Las imágenes de la basura en San Javier enojaron a los lectores de LA GACETA en las redes. “¿Qué les cuesta llevarse las cosas que traen y tirarlas después en basureros?”, reflexionó un usuario. “Están acostumbrados a vivir así”, lanzó al Internet otra persona, para echar las responsabilidades en los ciudadanos. Damián explica que la cuestión es un poco más amplia, y que las incumbencias se extienden también a los gobernantes. “Es lamentable que los políticos en Tucumán no respeten el espacio público y vandalicen postes de luz, paredes públicas y privadas, puentes y otros elementos con pintadas políticas y pegatinas con sus nombres y caras. Esto muestra una falta capacidad para ejercer la función publica, de responsabilidad y de compromiso hacia la sociedad y hacia el patrimonio público -enfatiza-; es imprescindible que ellos den el ejemplo y que promuevan valores como el respeto, la responsabilidad y la ética. Esa falta de consideración hacia el espacio público no solo daña su propia imagen, sino que también tiene un impacto negativo en la comunidad en general. Es fundamental que entiendan que su función es servir a la sociedad y que ellos deben trabajar en conjunto para construir una sociedad más justa y sostenible”.

Para solucionar la problematica ambiental -que define como compleja- hace falta una acción conjunta y coordinada “por parte de todos los actores involucrados. Creo, por un lado, que es importante seguir promoviendo la educación y la concientización y trabajar juntos para proteger nuestro patrimonio natural -indica-; pero, por otra parte, la falta de respeto hacia el espacio público por parte de los políticos en Tucumán es preocupante y debe ser abordada de manera urgente. Es importante que den el ejemplo y trabajen para construir una sociedad más responsable y comprometida con el bienestar común”.

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