Atlético Tucumán: Marchiori al rescate

El “decano” la pasó mal ante el último de la tabla y sigue sin ganar de visitante; esta vez sumó un punto gracias a las atajadas del mendocino

INOFENSIVO. Coronel corrió, pero no pudo generar peligro en Santa Fe. INOFENSIVO. Coronel corrió, pero no pudo generar peligro en Santa Fe.

Una noche, Tomás Marchiori fue el “Pato” Fillol, Nery Pumpido y el “Dibu” Martínez, todos juntos. Solo por él y nada más que por él, Atlético se volvió de Santa Fe con el arco en cero y con un punto que sirve para sumar pero no para evitar interrogantes cada vez más profundos sobre el futuro.

El arquero atajó un penal y tres pelotas claves para que Colón terminara desesperado e impotente por no poder abandonar el último puesto. El conjunto de Lucas Pusineri, en tanto, desaprovechó la oportunidad de volver a festejar de visitante después de más de seis meses sin victorias en tal condición.

Las barras de Colón, la oficial y la disidente, se hicieron sentir desde el principio: “Ponga huevo ‘sabalero’, hoy no podemos perder”, arengaron. Y el equipo de Néstor Gorosito les hizo caso, porque salió a jugarlo como una final. En los primeros diez minutos, el dueño de casa ganó las divididas y pareció que se llevaría por delante al “decano”. En el último cuarto de hora de la primera etapa sucedió lo mismo.

Pero claro: la cuestión no pasa sólo por la actitud. De lo que carece Colón es de jerarquía individual y de un andamiaje colectivo confiable. No sorprende que no sepa aún lo que es ganar en esta Liga.

Las dificultades del anfitrión en el retroceso permitieron que entre un tramo y otro del primer tiempo, Atlético se hiciera con la pelota y amenazara un par de veces. Incluirlo a “Triple R” en lugar de Ignacio Maestro Puch fue la única movida de tablero inicial de Pusineri, con resultado magro. En definitiva, Ramiro Ruiz Rodríguez insinuó más de lo que concretó y Atlético perdió peso en el área.

Marchiori salvó a Bruno Bianchi de la afrenta de un penal insólito y atajó -esta vez sin adelantarse- el muy atajable remate ejecutado sin fuerza por el uruguayo José Neris sobre el epílogo de los primeros 45’.

Tercer penal que le contienen al “sabalero” en otros tantos intentos esta temporada (y con tres pateadores diferentes). El público local se enardeció y despidió a los suyos en el intervalo con el clásico estribillo, más de reproche que de aliento, “Jugadores… nosotros alentamos, ustedes pongan huevos”.

La memoria viajó hacia atrás en el tiempo, el mismo canto que se escuchó en aquel emblemático partido en La Bombonera la temporada pasada, cuando el “xeneize” perdía y quedaba a 12 puntos del “decano” y a la vuelta del vestuario supo remontar para quedar vivo, a sólo seis del líder.

En un contexto tan disímil, en esta lucha por evitar los últimos puestos, ¿sucedería algo similar a lo de aquella noche en La Boca o Atlético finalmente podría volverse a Tucumán con una cosecha de tres puntos en los bolsillos?

Para fortuna de los hinchas de Atlético, Marchiori lo siguió teniendo alquilado a Neris. También voló para ahogar el grito del paraguayo Carlos Arrúa. El arquero hizo todo bien, incluso reclamar atención médica cuando Colón se había convertido en una tromba. Más tarde agigantó su figura al frustrar un tiro esquinado de Ramón Ábila.

Salvo un doble intento de Bautista Kociubinski a la salida de un córner, en una jugada preparada durante la semana, Atlético poquísimo y nada inquietó al anfitrión en el complemento.

Pusineri otra vez pareció tardar demasiado en mover el banco, recién tomó la decisión de hacer un par de cambios conservadores cuando “Pipo” Gorosito apostó a quemar las naves con tres variantes simultáneas.

Corría el minuto 83 cuando el DT intentó reactivar la ofensiva con el ingreso del cumpleañero Cristian Menéndez y de Brian Guille. De allí hasta el final, con su desorden y sus horrores en defensa el “sabalero” abrió varias puertas para que los tucumanos tomaran confianza y se animaran a mucho más. Pero no hubo forma: habrá que seguir esperando por una victoria a domicilio de Atlético, mientras cada vez está más lejos aquella de septiembre en La Paternal, la noche del doblete del “Polaco”. Otros tiempos.

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