Atlético Tucumán: Tomás Marchiori, “héroe” en el arco y en la cocina

Marchiori fue fundamental ante Colón y disfrutó el día después en su casa, junto a su novia y sus mascotas. El “1” a corazón abierto

RELAJADO. La sonrisa de Tomás Marchiori es más que elocuente. El arquero, titular en todo el torneo, es uno de los puntos altos del equipo. Ante Colón tuvo su mejor noche. RELAJADO. La sonrisa de Tomás Marchiori es más que elocuente. El arquero, titular en todo el torneo, es uno de los puntos altos del equipo. Ante Colón tuvo su mejor noche. La Gaceta / fotos de Diego Aráoz

Son cerca de las 20.30 y Tomás Marchiori y Guadalupe Navarro toman mates mientras miran el aburrido 0-0 entre Belgrano y Sarmiento, de la Liga Profesional. Exactamente 24 horas antes, “Tomi” se había puesto el traje de héroe para convertirse en “SuperMar” y atajar cada uno de los remates de los jugadores de Colón.

“Me escribió mucha gente. Me pone contento porque muchos son los que siempre están, aunque las cosas no salgan bien. Pero esto es de todos; aquí nadie salva a nadie. Somos un equipo y yo cometo errores y los chicos se matan corriendo para respaldarme”, aclara el “1” con la timidez y humildad característica en su forma de ser.

En realidad, Marchiori recibió al equipo de LA GACETA en su casa por un cambio de planes a último momento. El encuentro iba a concretarse en un shopping de Yerba Buena, pero el arquero retrocedió y se agazapó. “Me iba a poner muy nervioso. Soy muy perfil bajo; la gente siempre te está saludando y por ahí cuando lo hacen en lugares concurridos me pongo nervioso”, dice él. “Se pone colorado al toque y olvidate...”, cuenta una infidencia “Guada”, y larga una carcajada que no hace otra cosa que confirmar lo que había afirmado: Tomás completamente colorado ríe a carcajadas, pero nervioso.

El viaje de regreso a Tucumán finalizó cerca del mediodía para el plantel; por lo que el cuerpo técnico decidió darle el día libre a los jugadores y la pareja de mendocinos (los dos son de Godoy Cruz), aprovecharon para relajarse en la serenidad de Yerba Buena. “Los dos somos así, muy tranquilos. Ella preparó unas pastas con salsa porque el día estaba especial. Luego nos tiramos a la cama a ver series y a descansar”, cuenta el arquero fanático de Vikingos y series de acción o policiales. “Tomi” le esquiva a las comedias románticas. “Soy un desastre para eso. Cuando pone algo romántico me duermo enseguida. A ella le gusta así que aprovecha para ver ese tipo de películas cuando yo no estoy”, aclara el guardameta.

Donde sí pone toda su voluntad Tomás, es en las tareas del hogar. Allí junto a su pareja dividen las actividades. “Ella me enseñó a cocinar en la pandemia. Nos mudamos juntos un mes antes que empezó el confinamiento así que se puede decir que la pandemia nos puso a prueba y aquí estamos, bien, después de tres años”, comenta recordando esos primeros meses de convivencia que empezó en Mendoza y se trasladó a Tucumán, todo un desafío para ellos.

“Fue complicado alejarse de la familia. Somos muy familieros los dos, pero bueno era una linda oportunidad y no dudamos mucho”, cuenta sobre su llegada a Atlético que se dio en un momento delicado, pero que lo llevó al presente que tanto disfruta. “Con el correr de los partidos siempre hay tendencia a ir creciendo. Desde los amistosos en Uruguay que me siento bien deportivamente porque tuve esa confianza necesaria de parte del técnico. Después hay partidos y partidos; a veces hay una buena actuación y por el resultado te sentís opacado”, agrega justo antes de valorar, desde su punto de vista, la atajada más importante del domingo: el penal.

“Si nos íbamos abajo al entretiempo cambiaba todo. Fue la más importante y me felicitaron varios, en la televisión quizás no se vio porque yo busqué salir de contra rápido con Moisés (Brandán)”, dijo, espantando cualquier tipo de polémica generada en las redes sociales.

Esta vez no hubo adelantamiento como en el penal en contra con Defensa y Justicia; pero sí se lo dedicó a su abuela, como aquella tarde. “Ella nos acompañaba mucho y siempre prendía una velita cuando nosotros jugábamos. Por eso sé que desde algún rinconcito ella debe estar feliz por nosotros”, dijo y luego arremetió contra las nuevas reglas. “Cada vez son más. No podemos hablar, tocar el travesaño, distraer al rival; nos están limitando y se está complicando al menos en los penales, pero bueno. Hay que aceptarlo y amoldarnos a eso”, relata mientras se acomoda junto a Guadalupe y las mascotas “Buji” y “Mila” (bautizada así en honor al sándwich de milanesa).

Luego de la entrevista, las fotos y los mates, llegó la hora de la cena. “Pollito con ensaladas. Ella hace mi dieta obligadamente”, comenta entre risas el arquero que, le esquiva a las comedias románticas y los flashes multitudinarios, pero no tiene problemas de ponerle el pecho, como en la cancha, a la cocina; y según cuenta “Guada” le va igual de bien en las los las dos funciones.

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