Caso Mariotti: se rompió el pacto de silencio entre los imputados

Solange Manzaraz Beltramino y los rondines ratificaron sus dichos; Alexis Yamil Salis, en cambio, aseguró que lo que declaró antes fue bajo presiones

CAPTURA DE ZOOM. Solange Manzaraz Beltramino ratificó su versión de que nunca supo lo que su pareja y otros habrían ocultado en su casa. CAPTURA DE ZOOM. Solange Manzaraz Beltramino ratificó su versión de que nunca supo lo que su pareja y otros habrían ocultado en su casa.

“Lo que declaré en la primera parte del proceso fue porque estaba detenido, la Policía me presionaba y tenía miedo”, señaló Alexis Yamil Salis (23 años), uno de los principales acusados en el crimen del prestamista Pablo Maximiliano Mariotti (36 años). En la jornada de ayer varios acusados rompieron el silencio que habían mantenido desde el comienzo del juicio y plantearon sus coartadas. Salis, en cambio, sólo sintetizó esas palabras. Habrá que esperar a los alegatos para saber qué postura adoptan sus defensores: Cergio Morfil y Silvia Furque.

Según la acusación, entre el 5 y el 7 de febrero de 2020, Salis junto a Lucas Alfredo Gordillo (30 años), Solange Manzaraz Beltramino (27 años), Rolando Jesús Morán (29 años), José Miguel Escudero (33 años) y Ramón Osvaldo Manrique (28 años); se organizaron y se repartieron tareas para matar a Mariotti, que prácticamente no tenía familia en la provincia, con el fin de apoderarse de sus bienes y propiedades. Luego, siguiendo los roles asignados, enterraron el cuerpo, ocultaron los bienes e intentaron borrar las evidencias del hecho.

El “pipero” misterioso

Manrique declaró que trabajaba como rondín para la empresa de seguridad privada que tiene la familia Gordillo. Explicó que la madrugada del 5 de febrero estaba trabajando con Escudero cuando Lucas los llamó y le pidió que fueran a casa de Manzaraz Beltramino porque habían sufrido un altercado. “Nos dijo que había un ‘pipero’ (un drogadicto) que pasó en bicicleta tirándoles la bronca y amenazándolos con volver con más gente”, sostuvo.

Contó que fueron hasta el lugar indicado y que vieron que, además de la pareja, estaba Morán en esa casa. Dijo que sólo hicieron guardia con su compañero y que a las 6 se fueron porque terminaba el turno. Negó haber ido alguna vez a la casa de la víctima, donde fue asesinada, en Lamadrid al 1.300 y también negó haber estado alguna vez en el galpón de Olleros al 100, donde se encontró enterrado el cuerpo.

Más tarde el tribunal integrado por Fernanda Bähler, Luis Morales Lezica y Wendy Kassar, escuchó la versión de Escudero, que fue muy similar a la de Manrique en cuanto a lo que había contado sobre esa madrugada. Sin embargo, el segundo rondín detalló que el día anterior a ese altercado con el ciclista, Gordillo lo contactó a las 14 para que lo ayudara con unas cosas del trabajo.

“Fuimos hasta Lamadrid al 1.300, abrió la puerta de una casa y sacó una moto que me dijo que era suya. Me dijo que volviéramos a su casa a buscar la tarjeta verde. Después me pidió que yo maneje: lo llevé hasta la casa de un amigo en Lules y él entró y salió después de un rato. De ahí lo llevé hasta la casa de Solange, y ahí se encontró con ella y con Yamil. Por último me pidió que lo llevara de nuevo hasta su casa, donde guardé la moto. Esa noche no trabajé porque al turno ya lo había cumplido haciendo esos recados”, explicó.

“Nunca entendí por qué me detuvieron, después mi abogado me explicó que una cámara me había captado llegando a la casa de Solange en la moto de la víctima”, argumentó.

“Nunca supe nada”

La última en declarar fue Solange Manzaraz Beltramino. Explicó que el jueves salió con sus amigas porque días atrás se había peleado con Gordillo, quien era su pareja. Dijo que en el celular le encontró fotos de una fiesta en un hotel alojamiento y que reaccionó rompiéndole el teléfono. “Por eso después él se comunicaba a través de mi celular o del de su empresa de seguridad”, indicó.

Sostuvo que el viernes, cerca de la medianoche, Gordillo le dijo que había habido un problema con uno de sus rondínes y salió. Dijo que Salis lo pasó a buscar y le dejó un celular cargando. Ella durmió y no se enteró que Gordillo había vuelto hasta que a las 5 se despertó porque un “pipero” comenzó a amenazarlo. “Yo salí a correrlo también y hasta le arrojé una piedra”, señaló.

Dijo que quedaron preocupados por las amenazas y que por eso le pidió ver los videos de seguridad a un vecino. “Jamás le pedí a esa persona que borrara las imágenes como me acusan, todo lo contrario, creíamos que nos venían siguiendo en los últimos días y que pretendían entrar a robar a mi casa”, aseguró.

Aconsejada por su defensor, Ernesto Baaclini, la imputada respondió preguntas. Dijo que se enteró del hecho cuando la arrestaron. “Es cierto que Lucas y Yamil me dejaron una valija, pero nunca supe qué contenía. Mi ex pareja solía dejar ropa para que yo le lave, pero como estábamos peleados no le iba a lavar nada”, aseguró. Luego, llorando agregó: “nunca supe ni sospeché nada. El domingo hicieron un asado en mi casa y los vi a Lucas y a Yamil riendo como si nada”.

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