¿Quién gobierna la Argentina, Alberto Fernández o Sergio Massa?

Los analistas creen que el ministro de Economía es el último fusible que le queda al Frente de Todos para capear la estanflación y la crisis cambiaria.

¿Quién gobierna la Argentina, Alberto Fernández o Sergio Massa?

El presidente Alberto Fernández gastó el poco capital político que le quedaba para cerrar un ciclo de crisis cambiaria, económica, política e institucional en la Argentina. Con un dólar sin control, con una inflación que se ubica más en la zona del 8% mensual que en un 7% promedio de los últimos meses, el Gobierno intenta que el FMI le brinde un salvataje de U$S 10.000 millones para evitar más sofocones en una economía que carece de dólares. Por eso, mañana, en Washington, una comitiva integrada por el viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, el jefe de asesores, Leonardo Madcur y el titular del Indec, Marco Lavagna, intentará que el organismo le reformule al país el acuerdo de Facilidades Extendidas por la deuda de más de U$S 40.000 millones. La puerta está abierta, pero se espera un endurecimiento de las condicionalidades que el Fondo le exigirá al Gobierno para acceder a la extensión.

Las expectativas oficiales chocan con la postura de la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner que mañana, durante un acto en La Plata, cuestionará la política del organismo internacional. El ex director del FMI, Alejandro Werner, consideró que es muy poco probable que el organismo acceda a financiar este momento de la Argentina ante la fragilidad económica y con un gobierno de destino incierto en las próximas elecciones.

En lo que respecta a las metas, Argentina incumplió dos de los tres postulados más importantes del acuerdo: la acumulación de reservas y la reducción del déficit fiscal. ¿Qué pasaría si el FMI accede a anticipar los desembolsos? El economista Gustavo Ber señala que el mercado está a la expectativa de una posible redefinición del acuerdo. Y plantea los objetivos que se alcanzarían si es que el organismo accede al planteo argentino:

-Le permitiría al país una estabilización transitoria a través de esos mecanismos tras la acelerada escalada reciente de los dólares financieros y libre, pero de inmediato se debería conseguir elevar la oferta de divisas, y para ello tienen que ganar ritmo las liquidaciones del “dólar agro” y sumarse nuevos financiamientos desde el exterior.

-En simultáneo, no debería descartarse próximamente una nueva suba en la tasa, en busca de ofrecer rendimientos reales positivos a los ahorristas, tanto para evitar menores niveles de “roll-over” en las licitaciones, cada vez más concentradas en títulos indexados y a corto plazo, como una caída en la demanda de dinero que resultaría clave para evitar mayores turbulencias financieras.

La crisis cambiaria golpeó con fuerza al interior del oficialismo por las consecuencias socioeconómicas. A tal punto que el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, reclamó públicamente que el Presidente, la Vicepresidenta y el ministro de Economía, Sergio Massa, se reúnan para dar una señal política en medio de la corrida cambiaria del “blue”.

Federico Zapata, analista político y codirector de Escenarios Consultora, señala a LA GACETA que, en la actualidad, el Gobierno es Massa, pero la decisión todavía es de Alberto. “Lo único que se cristaliza con este concepto es algo que se observó desde la salida de Silvina Batakis de Economía: el último fusible que le queda a esta gestión y a la coalición gobernante es Sergio Massa”, explica. La dinámica actual, considera, muestra que Alberto tiene una atribución formal, pero sin poder real, con Cristina corrida hacia la oposición dentro del Frente de Todos. “La realidad nos muestra que el único que tiene control efectivo de la matriz de la gestión en un contexto crítico es Massa. Pero esa realidad llegará a su fin si es que lo demás no funciona”, alerta Zapata.

¿Qué rol pueden jugar los gobernadores en esta crisis? El analista cordobés puntualiza que los gobernadores sacaron la conclusión de que la crisis del Frente de Todos no tiene resolución y la estrategia que utilizan es provincializar, cada vez más, las elecciones en sus distritos. “De esa manera intentarían evitar los daños colaterales del desorden nacional, salvaguardando su propio territorio en un escenario de supervivencia política”, acota. De allí que el consultor observa que en San Luis los comicios serán tan difíciles como en San Juan y que en Tucumán se tornará competitiva en la medida que la Nación no capee la crisis. “Por eso digo que los gobernadores tienden a priorizar sus gestiones, lo que implica divorciarse del destino de la Nación. Esto es porque no pueden efectuar una intervención constructiva que aporte a la reconstrucción del Frente de Todos”, reflexiona.

Cristian Buttié, director de CB Consultora de Opinión Pública, coincide con su colega. “En términos generales, quien toma las decisiones es Massa y Alberto, a estas alturas, ostenta un cargo simbólico, donde el único margen de maniobra es no seguir perjudicando la poca convivencia que le queda al Frente de Todos”, dice a nuestro diario. En consecuencia, remarca, “Alberto Fernández no puede decir nada y no debe hacer nada porque agotó su capital político y de injerencia en la toma de decisiones”. En este juego de poder, el politólogo afirma que Cristina es el péndulo en el escenario oficialista que se extiende incluso hacia el conurbano bonaerense, donde algunos intendentes potencian la grieta con el kirchnerismo.

Buttié agrega que en 2019, todos los sectores del justicialismo se unieron para vencer a Mauricio Macri, pero hoy dentro del oficialismo hay más grieta que coincidencias. “Tal vez la estrategia pase por considerar a Massa como un candidato natural si es que llega a consolidar un liderazgo dentro del microclima político, que no necesariamente llega a las bases. Pero no hay buenas noticias, porque un segmento del electorado que votó por Cristina no se olvida de algunas actitudes del tigrense y proyectan un voto hacia un agente catalizador que se llama Javier Milei, al igual que aquellos desencantados de Juntos por el Cambio”, expresa.

En general, la coyuntura para los oficialismos es bastante difícil. Si bien la sociedad ha encontrado en Milei a un outsider disruptivo, Buttié advierte que ese fenómeno se vislumbra por la sensación general de que el libertario representa un giro de 180 grados en la política, multiplicando un mensaje que, en la mayoría de los casos, no es escuchado detenidamente por el ciudadano respecto del contenido de sus propuestas. “Y ese es un problema que luego puede llegar a sorprender”, finaliza.

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