Manzur y Alfaro: en busca de romper el empate

LA GACETA/FOTO DE JUAN PABLO SÁNCHEZ NOLI LA GACETA/FOTO DE JUAN PABLO SÁNCHEZ NOLI

Hay una espina política que Juan Manzur aún tiene que sacarse de encima, que le duele, y tiene una chance de poder hacerlo en las elecciones del 14 de mayo: ganarle a Germán Alfaro, y compitiendo por el mismo cargo; la vicegobernación. Es que desde 2015 a la fecha, el jefe municipal se impuso siempre en su reducto. En cuanta batalla electoral que hubo les ganó a todos aquellos dirigentes que el gobernador eligió para que lo enfrenten en las urnas, ya sea para disputar la intendencia o para competir por un cargo nacional, diputado o senador, en el ámbito de San Miguel de Tucumán.

Siempre el intendente sacó más votos que los manzuristas en la Capital, y podría repetir la performance en la ciudad; sin embargo, en el ámbito provincial podría sufrir una derrota a manos del médico sanitarista, como viene sucediendo por cierto. ¿Empate?

Será una pelea de tinte personal entre ambos, al margen de las implicancias institucionales y políticas en juego, como lo es el democrático proceso de renovación de autoridades. Sin dudas que hoy, entre ellos, hay tensión; es una relación que supo pasar de una época de buenas intenciones a una dura disputa verbal. En 2015, Alfaro venció a Pablo Yedlin en la pelea por la intendencia y en 2019 le ganó a Mario Leito la votación por el municipio. En el medio, en 2017 le sacó más de 30.000 sufragios de diferencia en la Capital en la elección de diputados, mientras que en 2021, como candidato a senador le sacó 58.000 votos más que la boleta en la que Manzur fue como senador suplente. Se viene la quinta batalla donde Rossana Chahla disputará con la esposa del intendente, Beatriz Ávila, con el aditamento de que ambos van en sus respectivas listas aspirando a la vicegobernación y de que Alfaro, además, cuestionó en la Justicia la postulación del mandatario.

¿Se observó en el debate esa tensión pública entre Manzur y Alfaro? Sí, y hubo más predisposición al ataque de parte del intendente que del titular del Poder Ejecutivo. Algo que no siempre fue así. En mayo de 2016 hubo un diálogo institucional amistoso entre ambos. Tras un encuentro en la Casa de Gobierno, Manzur decía: reconocemos que está haciendo un trabajo importante en la ciudad. Y Alfaro señalaba: me llevo el compromiso de que vamos a trabajar en conjunto. Era un tiempo en que el gobernador lo elogiaba: Germán Alfaro es un gran dirigente que tiene la provincia. Tiene mucha experiencia, sabe y gestiona. En agosto de ese año, el Poder Ejecutivo refinanció $ 296 millones de deuda municipal a 20 años (algo que anoche Manzur le espetó al jefe municipal). El año 2017 fue el del punto de inflexión, en septiembre el intendente se despachó con todo: “Esto es un gobierno de inútiles”. El mandatario replicaba: “Todos los días busca pelear, pero no tiene sentido”; hasta afirmaba que su adversario había dejado de ser peronista. “No le reconozco entidad a Manzur para tener el peronómetro en la provincia”, expresó el jefe municipal. En 2018 rompieron lanzas: “le quiero decir al gobernador que se olvide de Germán Alfaro. Nunca voy a ser amigo de él”, expresó el capitalino. “Nunca hizo nada, nunca arregló nada”, cuestionó el titular de PE.

En 2020 hubo un impasse por la pandemia, hasta que regresaron los choques en 2022: “Manzur debería hacer un mea culpa de por qué fue el gobernador más inútil de las últimas décadas para los tucumanos”, afirmó Alfaro. En ese marco de distanciamiento político, institucional y personal llegaron anoche al debate, donde el capitalino rivalizó y buscó sólo a ex jefe de Gabinete y cuestionó a la gestión del oficialismo. El 14 chocarán de nuevo, en las urnas. Esa pelea puede terminar en empate si es que Manzur gana en la provincia y Ávila se impone en la Capital. Habrá que esperar para ver si se verifica otro resultado. Y si la Justicia no interviene antes.

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